sábado, junio 23, 2007

El curioso impertinente


Anoche, a la salida, en San Antón, Luigi Giuliani —con la familia— exclamaba:
—Qué montaje, ¿no?
Y asentíamos. Asentía también Jesús González Maestro, profesor de la Universidad de Vigo, que ha venido a Cáceres a dar su curso sobre El curioso impertinente en TEXTO ESCENA, una experiencia estupenda que sigue sin tener el eco que merece. Un experto que habla del texto que vamos a ver escenificado y que luego comenta con todos lo que hemos visto, antes de un encuentro con los actores. Que haya pocos inscritos en la actividad no es razón —nunca, por ahora— para desanimarse.
En San Antón, a las puertas del Gran Teatro.
—Qué montaje, sí.
Resulta siempre extraño vivir el Festival —cuando no llueve— en el recoleto espacio del Gran Teatro, en donde tan buenos espectáculos hemos visto en primicia y que luego se han ‘estrenado’ en las capitales. Exigencia —supongo— del aparato teatral. Así ha debido de ser. Porque el montaje, como decía Luigi, ha sido...
—Qué montaje, ¿no?
Espero no pasar por un entendido —y pedante— si digo que el de ayer se sustenta en la conjunción armónica de luz y movimiento, que se proyectan sobre un espacio escénico de una admirable funcionalidad. A estas alturas, dada la buena formación de nuestros actores, no es una sorpresa encontrarse con una buena interpretación. Ayer, además, bordaron una deliciosa sobreactuación física para marcar los caracteres. Pero a los excelentes ejecutantes hay que ponerlos en un medio expresivo que embriague. Y así fue.
La escenografía impresiona y está manejada de forma admirable —no sé por qué pero me recordaba a veces a algo visto de Óscar Tusquets como escenógrafo, quizá cuando aquella Historia de una escalera del CDN que vimos en Cáceres. Por cierto, también vimos en Cáceres Divinas palabras con la dirección de Gerardo Vera, que estará en el Lincoln Center Festival de Nueva York entre el 26 y el 28 de julio. Pero lo que ayer me gustó especialmente fue el uso de la luz en el teatro. Para aprender.


El curioso impertinente, de Guillén de Castro. Compañía Nacional de Teatro Clásico. Versión de Yolanda Pallín. Dirección de Natalia Menéndez. Intérpretes: Ángel Ramón Jiménez, Clara Sanchis, Nuria Mencía, María Álvarez, Fernando Cayo, Daniel Albadalejo, Fernando Sendio, Francisco Merino, Eva Trancón, José Vicente Ramos... Iluminación: Miguel Ángel Camacho (A. A. I.)...

1 comentario:

Bambo dijo...

Completamente de acuerdo, :-)))

Una obra cuidada en todos sus detalles, sin duda alguna. Fernando Cayo, Daniel Albadalejo, una estupendísima Nuria Mencía -esta chica cada vez me sorprende más: de las cuatro últimas interpretaciones que le he visto, sólo en la de "El castigo sin venganza" no me convenció-, un casi histriónico Arturo Querejeta y una divertida Clara Sanchis -que ya es raro, ya...-... J.V. Ramos, interpretando a "Culebro" lo borda. El conjunto actoral no tiene fisuras, ninguno desentona y el equilibrio es total.

En fin, un lujo en toda regla. Lástima que el teatro clásico, fuera del circuito de festivales, no tenga tirón: yo la vi en Valencia, en la ciudad en la que nación el autor, y el teatro estaba medio vacio. Amén de que tuvo que ser un empresario privado el que llevase la obra a la ciudad, porque la red de Teatros Públicos de la G.Valenciana no estaba por la labor... ¡qué cosas!

Saludos