tag:blogger.com,1999:blog-140573152024-03-16T19:51:10.312+01:00PURA TURABlog de Miguel Ángel LamaMiguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.comBlogger2908125tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-82126634383200773172024-03-12T19:30:00.002+01:002024-03-12T19:35:06.821+01:00La cola de la lagartija<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiw7YvpOB8kKCHp2sHuvrtzG25pnHZqwlvsit-t7I7gRKjo9LbQ9i2o_Ik4Wr62-8iwXw9srwCA6yE6hNvdLWWOF3r5gLplff7ioFziYNe16DdCACnT9-Ktu9oBgebsTaJji5nvB4_rR8Q14qm4eUo7cj8EK_8W1dOyOSIVYUUT34KNkrm_3LcFyg/s1000/Garci%CC%81a%20Ma%CC%81rquez%20En%20agosto%20nos%20vemos.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="585" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiw7YvpOB8kKCHp2sHuvrtzG25pnHZqwlvsit-t7I7gRKjo9LbQ9i2o_Ik4Wr62-8iwXw9srwCA6yE6hNvdLWWOF3r5gLplff7ioFziYNe16DdCACnT9-Ktu9oBgebsTaJji5nvB4_rR8Q14qm4eUo7cj8EK_8W1dOyOSIVYUUT34KNkrm_3LcFyg/s320/Garci%CC%81a%20Ma%CC%81rquez%20En%20agosto%20nos%20vemos.jpg" width="187" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; text-align: left;">Este pasado jueves llevé a clase de Hispanoamericana mi ejemplar de </span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;">En agosto nos vemos</i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;"> (Penguin Random House Grupo Editorial, 2024), la novela póstuma de Gabriel García Márquez que se lanzó el miércoles a todos los medios y que ha ocupado mucho espacio en la prensa estos días. Me apetecía compartir un acontecimiento editorial así, relacionado con un protagonista tan notable del contexto cultural que nos atañe en clase, aunque en este curso no haya ninguna obra suya programada. Todavía no había leído la novela; pero sí el «Prólogo» que firman los hijos del escritor, Rodrigo y Gonzalo García Barcha, en el que justifican lo que llaman «un acto de traición» al padre que había dicho: «Este libro no sirve. Hay que destruirlo»; y también la nota del editor, Cristóbal Pera, sobre algunas circunstancias antetextuales. Pero lo que más me interesó compartir, aparte la novedad, fue la posibilidad de una propuesta para un trabajo de fin de estudios sobre esa vida póstuma de algunas obras literarias; abrir una vía, no tanto de investigación, sino de elaboración de un estado de los estudios —para un trabajo de fin de grado— sobre los problemas de carácter filológico que se dan cuando en lo que leemos no consta la última voluntad definitiva del autor. Anoté para la clase algunos casos, como el de </span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;">Lagartija sin cola</i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;"> (2007)</span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;">,</i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;"> de José Donoso, cuyo texto fue establecido por el crítico Julio Ortega a partir del original descubierto por la familia del escritor; o el de la obra diarística póstuma de Alejandra Pizarnik y el estado de los diversos escritos hoy conservados en la Universidad de Princeton. Me acordé de la posteridad de Ricardo Piglia y de su taller secreto —al que </span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;">Tinta libre</i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;"> dedicó unas provechosas páginas de su primer número de este año 2024—, y de la novela póstuma </span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;">Aquiles o el guerrillero y el asesino</i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;"> (2016) de Carlos Fuentes. A Roberto Bolaño sí lo tenemos en el programa del curso —</span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;">Estrella distante</i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;">— y su caso sigue siendo notorio, no solo por el abultado </span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;">corpus</i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;"> de su obra póstuma desde su muerte en 2003, sino por la pura gestión de su memoria. Hace unas pocas semanas, en su columna de </span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;">El Cultural,</i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;"> Ignacio Echevarría se lamentaba («Páginas en blanco», 2 de febrero de 2024, pág. 32), de que en algunas recientes antologías de la poesía chilena y mexicana la publicación de los poemas de Bolaño había sido vetada por la «dura custodia que la agencia y la heredera de Roberto Bolaño ejercen sobre su obra», según se puede leer en la explicación de Rubén Medina, el editor de una de esas publicaciones, </span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;">Perros habitados por las voces del desierto </i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;">(México, Aldus, 2014), que recoge la obra de diecinueve poetas infrarrealistas. Rastrear estos y otros casos de la literatura iberoamericana y comprobar el eco crítico que han tenido, sin entrar en los turbios y desagradables pormenores del círculo de los herederos legales —más legales que literarios— de un autor, podría ser un modo atractivo de iniciarse en una investigación y un análisis básicos en la culminación de los estudios de grado o de máster. Como el título de Donoso que dicen que descartaron para la novela de 2007, la cola de la lagartija sigue moviéndose separada del cuerpo, como las obras póstumas por manos distintas a las de quienes las escribieron. La publicación de </span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;">En agosto nos vemos</i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;"> me llevó a pensar esto en voz alta en la clase del jueves, y hubo cierto interés. Ahora, leída ya la novela, y aunque sea difícil abstraerse de otras motivaciones del lanzamiento editorial, creo que su publicación es un regalo, pequeñito, mera muestra de lo que podría haber sido otra cosa, pero suficientemente evocador —y añorante— del grandioso narrador García Márquez, lo justo para reencontrarse —aunque sea con la levedad de lo breve— con un modo reconocible de presentación de los personajes en el tablero amoroso tan del gusto del colombiano, con puntadas de su inventiva, de su humorismo, y la habilidad en el uso de lazos narrativos como el del billete de veinte dólares lleno de carga argumental capítulos antes, a su debida y calculada distancia, en la propina que la protagonista da a un peluquero, advirtiéndole feliz: «Úselos bien […]: Son de carne y hueso» (pág. 56). Es poco, un sorbo solo para probar; pero suficiente para no sentirse ufanamente defraudado después de tanto ruido.</span><span style="font-family: georgia; text-align: left;"> </span></div><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-56421579227521386262024-03-08T20:45:00.000+01:002024-03-08T20:45:19.424+01:00Elena Garro desde España<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwe4naOurIDK5ceUHfSAJgKWB1nBHkn2we5i3iyi7Eyf2VFtU9l17OjVJGpOOz4X25X20_43JBqqQt3a4XiYLB_UTRUJukBJHZ2HFvssYPX_os0-77ZB5n80xBAgCKwakbueexPIpjeaZQ-jA_Lw9CpjBllVqNcFrVpzZbrcv_n5DLNHZ459CRaA/s2746/Cristales-de-tiempo-Portada.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2746" data-original-width="1859" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwe4naOurIDK5ceUHfSAJgKWB1nBHkn2we5i3iyi7Eyf2VFtU9l17OjVJGpOOz4X25X20_43JBqqQt3a4XiYLB_UTRUJukBJHZ2HFvssYPX_os0-77ZB5n80xBAgCKwakbueexPIpjeaZQ-jA_Lw9CpjBllVqNcFrVpzZbrcv_n5DLNHZ459CRaA/s320/Cristales-de-tiempo-Portada.jpeg" width="217" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">Tuve la satisfacción el curso pasado de tener a Adriana Sánchez Vaquero (Zafra, 2001) como alumna en su Trabajo de Fin de Grado sobre «La novela hispanoamericana en el siglo XXI: la presencia de Elena Garro en España», que recibió la máxima calificación y este enero un accésit en la IV Edición de Premios al Mejor Trabajo de Fin de Estudios en materia de Igualdad de Género de la Universidad de Extremadura. Hoy me ha remitido el enlace a su artículo <a href="https://revistareplicante.com/homenaje-a-elena-garro-en-el-8m/" target="_blank">«Homenaje a Elena Garro en el 8-M. Cruce de caminos con la escritora mexicana»</a>, que me anunció que estaba escribiendo, publicado en la revista mexicana <i style="text-align: justify;"><a href="https://revistareplicante.com/" target="_blank">Replicante</a></i><span style="text-align: justify;"> con motivo del Día Internacional de la Mujer. Merece la pena leer a esta joven filóloga y cómo transmite su entusiasmo, gracias a su trabajo académico, por haber conocido la obra de una gran autora como Elena Garro y personalmente a su estudiosa Patricia Rosas Lopátegui, presentes ambas en lo que fue el punto de partida de su estudio: la publicación en Extremadura en 2018 de la obra poética de Elena Garro, </span><i style="text-align: justify;">Cristales de tiempo</i><span style="text-align: justify;">, en edición de Patricia Rosas, en la editorial La Moderna, que dirigen Lidia Gómez y David Matías, otro antiguo alumno sobresaliente.</span> </span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-82287308174602861792024-03-03T21:20:00.000+01:002024-03-03T21:20:20.414+01:00Un deambular circular<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicJrPqrXdx1gwrLOquOtiiOTWgiR7urXjJL07AhkoTN8t161f4z9UcY4wOGmeIRPF7BE-WHCp7bl1lr97VOdE9x-H1_mU0MxoPLS7sL8vGHk87Q5jEwVaecDvaSt8KHvybb02ENCM81TDG19_C-mEkaEy42_3jVRgg-W4t8UoYWwr83YMgoG8_Xw/s859/Un%20deambular%20circular.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="859" data-original-width="552" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicJrPqrXdx1gwrLOquOtiiOTWgiR7urXjJL07AhkoTN8t161f4z9UcY4wOGmeIRPF7BE-WHCp7bl1lr97VOdE9x-H1_mU0MxoPLS7sL8vGHk87Q5jEwVaecDvaSt8KHvybb02ENCM81TDG19_C-mEkaEy42_3jVRgg-W4t8UoYWwr83YMgoG8_Xw/s320/Un%20deambular%20circular.jpg" width="206" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">Leí hace pocos días un excelente <a href="https://revistadeliteratura.revistas.csic.es/index.php/revistadeliteratura/issue/view/53" target="_blank">artículo</a> de Ana Calvo Revilla publicado en el último número (vol. 85, núm. 170, de 2023) de la <i style="text-align: justify;">Revista de Literatura,</i><span style="text-align: justify;"> que me llegó por un aviso del programa gestor de revistas electrónicas del CSIC: «Reescritura del perseguidor cortazariano: </span><i style="text-align: justify;">Campo de amapolas blancas</i><span style="text-align: justify;">, de Gonzalo Hidalgo Bayal» (págs. 597-616), y que me completa una lectura importante de la que quiero hacerme eco en este espacio tan predispuesto al escritor extremeño. Me estimula, por fin, a poner en orden mis notas sobre el libro de Ana Calvo Revilla </span><i style="text-align: justify;">Un deambular circular. Estudios sobre la obra literaria de Gonzalo Hidalgo Bayal </i><span style="text-align: justify;">(Madrid, Visor Libros, Biblioteca Filológica Hispana, 280, 2023), en cuya bibliografía (pág. 279) figura «en prensa» el artículo mencionado arriba. Para quien conozca las novelas de las que se ocupa, leer este ensayo proporciona el placer de volver a visitar un territorio siempre propicio para el estímulo del gusto literario y de la salud intelectual; permite recordar una experiencia de lectura, principalmente, de </span><i style="text-align: justify;">El espíritu áspero</i><span style="text-align: justify;"> (2009)</span><i style="text-align: justify;">, Nemo</i><span style="text-align: justify;"> (2016) y </span><i style="text-align: justify;">La escapada</i><span style="text-align: justify;"> (2019). </span><i style="text-align: justify;">Un deambular circular</i><span style="text-align: justify;"> es un brillante estudio sobre una de las narrativas más interesantes y sugeridoras del panorama de la literatura española contemporánea, elaborado por alguien que conoce muy bien la obra de Gonzalo Hidalgo Bayal. Ana Calvo Revilla, catedrática de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad San Pablo CEU de Madrid, ha publicado un buen número de trabajos sobre la obra anterior de Hidalgo Bayal, casi sin dejar ningún texto sin analizar: </span><i style="text-align: justify;">Mísera fue, señora, la osadía, El cerco oblicuo, Paradoja del interventor, Amad a la dama, Campo de amapolas blancas, La sed de sal…</i><span style="text-align: justify;">; todas han merecido un trabajo crítico publicado en revistas especializadas en los últimos diez años, y entre los que destaco el que se editó dentro del libro </span><i style="text-align: justify;">El efecto M. Territorios narrativos de Gonzalo Hidalgo Bayal</i><span style="text-align: justify;"> (Ed. de Felipe Aparicio, Jaraíz, Ediciones de La Rosa Blanca, 2013), con el título de «Incertidumbres de un Ulises kafkiano en </span><i style="text-align: justify;">Paradoja del interventor</i><span style="text-align: justify;">». Pero hay otros luminosos acercamientos a novelas como </span><i style="text-align: justify;">Amad a la dama,</i><span style="text-align: justify;"> y su relación con el cervantino </span><i style="text-align: justify;">El celoso extremeño,</i><span style="text-align: justify;"> o como </span><i style="text-align: justify;">La sed de sal</i><span style="text-align: justify;"> y sus ecos literarios y cinematográficos, que están recogidos en un nutrido apartado de «Referencias bibliográficas» en el que se relacionan en primer lugar las obras de Hidalgo Bayal, desde sus poemas de </span><i style="text-align: justify;">Certidumbre de invierno</i><span style="text-align: justify;"> (1986) hasta su contribución al volumen en homenaje a Julián Rodríguez publicado en 2022; y luego las «Obras citadas», entre las que está casi toda la bibliografía hasta el momento publicada sobre GHB. Aprovecho que hablo de esas páginas de información bibliográfica para <a href="https://malama.blogspot.com/2011/12/relatos-de-un-trashumante.html" target="_blank">volver a sugerir</a> que se incorpore a ellas el relato titulado «Espíritu áspero», de Manuel Vicente González —en su libro </span><i style="text-align: justify;">Relatos de un trashumante. </i><span style="text-align: justify;">Badajoz, Los Libros del Oeste, 2011, págs. 107-125—, una singular pieza llena de </span><i style="text-align: justify;">cerebral</i><span style="text-align: justify;"> sorna sobre un lector de la novela de GHB que busca al autor Saúl Olúas.</span><i style="text-align: justify;"> </i><span style="text-align: justify;">El ensayo de Ana Calvo Revilla hace suya desde el título una reflexión de Gonzalo Hidalgo sobre las obras de Ferlosio, que tienen siempre el mismo centro, según este perspicaz lector, porque en literatura, «a partir del primer fruto maduro, no hay evolución ni progresión, sino un deambular circular». Lo escribió GHB en su ensayo </span><i style="text-align: justify;">El desierto de Takla Makán (Lecturas de Ferlosio)</i><span style="text-align: justify;"> (Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2007, pág. 32) y lo recuerda en el suyo Ana Calvo Revilla (pág. 61) cuando precisa la materia sobre la que gira la obra del autor extremeño, cuyos motivos temáticos, desde el eterno retorno o la reescritura del mito de Sísifo, hasta la frustración o la infelicidad, va a recorrer en su brillante análisis. Tras unos capítulos preliminares que presentan el propósito del libro, sitúan biográficamente a su autor y a su ruta por el ensayo —ostensible y ontológicamente ferlosiano— y resumen las invariantes del universo narrativo bayaliano, las secciones quinta a séptima son las que albergan los estudios de las tres novelas: 5. La laguna estigia y el último nemosín. </span><i style="text-align: justify;">El espíritu áspero.</i><span style="text-align: justify;"> 6. Variaciones del silencio. </span><i style="text-align: justify;">Nemo.</i><span style="text-align: justify;"> 7. Crónica de un sábado de noviembre. </span><i style="text-align: justify;">La escapada.</i><span style="text-align: justify;"> Cada uno de estos tres bastidores del estudio general ofrece una certera lectura de las claves principales de esas narraciones extraordinarias, e invitan, como decía arriba, a revisitar unos textos recorridos ya antes con gusto y con provecho. Es como si el estudio de Calvo Revilla ejerciese en el lector con respecto a la obra de GHB lo que ésta en relación a una tradición literaria y filosófica que discurre nutriente en todos los escritos del autor, una tradición contabilizada y reseñada en varios momentos de este libro, cuyos efectos beneficiosos, como lector de Gonzalo Hidalgo, me gustaría saber comunicar. Del mismo modo que el artículo de Ana Calvo al que aludí al principio ha completado la lectura de su </span><i style="text-align: justify;">Un deambular circular,</i><span style="text-align: justify;"> espero ansioso sus nuevos análisis sobre títulos como </span><i style="text-align: justify;">Hervaciana,</i><span style="text-align: justify;"> que apareció en 2021, y de </span><i style="text-align: justify;">Arde ya la yedra</i><span style="text-align: justify;">, cuando aparezca dentro de unas semanas (Tusquets Editores), para seguir mirando al mismo centro.</span></span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-32275404159189841462024-02-25T20:54:00.000+01:002024-02-25T20:54:01.514+01:00Briznas de Emilia Oliva<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjik5qYvN-ej2tTXRdQFrz6k5-_4YmB_lMd3XKRcoLREV6yTmZmGD89oH-2UoFSFjobkwQQuAP54OcIxek5k8Lr79iMN60_chlq8vx7nTsAiiIeoTACIoQdCJX0-aEwWM93I8uNqNacOtA2Ikg_bMfy2-EvP2ckvnL2FKYXZ9Ov95Cldc4OHoWs-A/s1000/Briznas-de-quien.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="750" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjik5qYvN-ej2tTXRdQFrz6k5-_4YmB_lMd3XKRcoLREV6yTmZmGD89oH-2UoFSFjobkwQQuAP54OcIxek5k8Lr79iMN60_chlq8vx7nTsAiiIeoTACIoQdCJX0-aEwWM93I8uNqNacOtA2Ikg_bMfy2-EvP2ckvnL2FKYXZ9Ov95Cldc4OHoWs-A/s320/Briznas-de-quien.jpg" width="240" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">El paseo de ayer sábado me pareció distinto; más completo y saludable después de haber estado en la presentación de <i style="text-align: justify;">briznas de quien </i><span style="text-align: justify;">(Madrid, Sial Pigmalión, 2024), de Emilia Oliva (Malpartida de Plasencia, 1957). Allí, sentado en el salón de actos de la Biblioteca Pública «María Brey-Antonio Rodríguez-Moñino», escuché y leí el penúltimo poema del libro, que resultó un eco muy grato de la rutina de la mañana; como el recuerdo, sin molestias y en verso, de un ejercicio físico realizado en un lugar que en el texto «es extenso paraíso de verdor / con surtidores / con pilas de agua / que corre / escalonada / en cascadas / hasta el estanque / de la alameda», pág. 65). El poema </span><i style="text-align: justify;">se titula</i><span style="text-align: justify;"> muy significadamente «no todo son ruinas», así, en minúscula y con ese primer verso en negrita como diacrítico, de ese modo que ya está en otros libros de Oliva como </span><i style="text-align: justify;">Quien habita el fondo</i><span style="text-align: justify;"> (Celya, 2011) o </span><i style="text-align: justify;">Cifras de una fracción periódica</i><span style="text-align: justify;"> (De la luna libros, 2013) y que tiene un precedente de similar intención en la poesía de Olvido García Valdés, en la que los poemas no inician nada, sino que sugieren la continuidad de un discurso, un continuo que en </span><i style="text-align: justify;">briznas de quien</i><span style="text-align: justify;"> subrayan otras recurrencias del libro, como el omnipresente </span><i style="text-align: justify;">quien</i><span style="text-align: justify;"> como sujeto poético, como la medida del tiempo en cuarenta </span><i style="text-align: justify;">jornadas</i><span style="text-align: justify;"> (pág. 56) o </span><i style="text-align: justify;">estaciones</i><span style="text-align: justify;"> (pág. 67), o como las repeticiones («a ras de suelo», págs. 28 y 61); y que, además, refuerza la idea de circularidad de la que habla José Luis Bernal en su prólogo sumario de la autora y esclarecedor del libro («Una urdimbre poética de briznas», págs. 9-16). Ayer Emilia Oliva hizo más visibles —ella escribe unas «Notas sobre la gestación» que van al final (págs. 69-70)— la motivación y circunstancias de sus poemas —precedidos por uno proemial que es toda una poética: «escribir contra / con voz de quien» […]—: la necesidad («cuida la salud del cuerpo», pág. 43) de su caminar como prescripción, la posología («por cuarenta estaciones en círculos», pág. 67), los lugares del recorrido —entre ellos, ese Parque del Príncipe que comparto también ahora como lector—, y las circunstancias de los incendios periurbanos cacereños y del post-confinamiento de 2020. Pero la verdadera clave está en la esencialidad del lenguaje, el «despojamiento expresivo radical» (dice Bernal</span><i style="text-align: justify;">,</i><span style="text-align: justify;"> pág. 14), en el cómo dicen las palabras que construyen una realidad nueva en la página, en la línea de otras entregas de Emilia Oliva, y que se configura como un espacio de representación en el que los blancos y sangrados constantes, los paralelismos o las repeticiones reemplazan a todo signo de puntuación, ausente salvo en algunos casos de enumeraciones («latas, toallitas, vidrios,» […] pág. 24; «¿bola, semilla, insecto?», pág. 54), que, en mi opinión, deberían eliminarse, por coherencia de forma con un artificio muy pertinente. En fin, ha sido curiosa esta manera de congeniar con un libro de poemas. Un paseo muy placentero.</span></span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-57619127946363502362024-02-24T19:00:00.002+01:002024-02-24T19:06:48.748+01:00FRP<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKkmddsU3_mQuBBbhhd0LdMNBvIyZTh0O2apronIKPW_IcZyKKQZYXmWmFJXqCTmQkaLQOGo6_hMOOWw9peCPTUWTg27nVaobarm-89TZf-IPtS4sUV-uNms1rWMXijyUPL86dtiO0JcjdyiHBtP2HcZaIL6Qt2zdjIWUOcGiKxZQvwbyI8rFTlw/s1000/Petrarca%20Rico.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="657" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKkmddsU3_mQuBBbhhd0LdMNBvIyZTh0O2apronIKPW_IcZyKKQZYXmWmFJXqCTmQkaLQOGo6_hMOOWw9peCPTUWTg27nVaobarm-89TZf-IPtS4sUV-uNms1rWMXijyUPL86dtiO0JcjdyiHBtP2HcZaIL6Qt2zdjIWUOcGiKxZQvwbyI8rFTlw/s320/Petrarca%20Rico.jpg" width="210" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">Ha resultado tan placentero el encuentro con este libro </span><span style="font-family: georgia; text-align: justify;">(F</span><span style="font-family: georgia;">rancisco Rico, </span><i style="font-family: georgia;">Petrarca. Poeta, pensador, personaje.</i><span style="font-family: georgia;"> Barcelona, Arpa Editores, 2024) </span><span style="font-family: georgia; text-align: justify;">que lo celebro como una novedad, aunque no lo sea tanto. En primer lugar, a estas alturas, no sería esperable un </span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;">Petrarca</i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;"> renovado o distinto del gran especialista en el aretino que es Francisco Rico; y, por otro lado, no es tanta novedad la republicación de varios trabajos del profesor ya difundidos en diferentes lugares. Sin embargo, lo mire por donde lo mire, me ha parecido tan fresco y sugerente que, después de </span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;">Vida u obra de Petrarca</i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;"> (1974)</span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;"> </i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;">y de sus otros muchos trabajos sobre el escritor, es este un libro capital en la trayectoria de Francisco Rico. Algo de guiño hay en el diseño tipográfico que la editorial Arpa le ha dado a la cubierta, en la que autor y título principal, como ocurre en otros libros de la casa, se imprimen en el mismo cuerpo, en colores distintos, y no se invierten —título y autor, como en </span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;">Meditaciones</i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;"> de Marco Aurelio o </span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;">La España de las piscinas,</i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;"> de Jorge Dioni López—; de manera que, dado el cuerpo muy menor del subtítulo (</span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;">Poeta, pensador, personaje</i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;">), «Francisco Rico Petrarca» conforma la entidad de un nombre y dos apellidos como lema distintivo del experto petrarcólogo al que siempre le resultó muy antipático como persona el objeto de su estudio. Y que se me disculpe la simpleza. Recoge esta obra, sí, trabajos ya publicados, pero algunos, aparecidos en Italia, no lo habían sido en castellano; y han sido reunidos aquí, con buen criterio, alterando el orden cronológico —el más antiguo es de 1978 y el más reciente de 2020, aunque dicho en un congreso en Alemania en 2017—, con lo que el contenido que se ofrece es muy coherente: I. «Poeta, pensador, personaje», como compendio biográfico —publicado, con la colaboración de Luca Marcozzi en </span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;">I venerdì del Petrarca</i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;"> (2016); II. «Petrarca en el escenario», el capítulo más breve —que fue la contribución de Rico al homenaje de la Universidad de Granada al profesor Juan Carlos Rodríguez—, sobre el estratégico cultivo de una imagen atractiva como escritor para sostener su propuesta ética y estética, sintiéndose «como un actor en el centro del escenario» (pág. 96); el análisis de la evolución paradigmática del humanismo filológico a la filosofía cristiana de un yo que se quiere trascendente en la parte III, «De la filología a la filosofía»; y IV. «Posteridad» como breve cierre en torno a la fortuna póstuma del Petrarca latino, un Petrarca despedazado en trozos de sentencias o adagios, en atribuciones engañosas o ejemplos aislados transmitidos en misceláneas muy difundidas. Merece la pena recorrer tan sintéticamente, y en este nuevo orden, dedicación tan dilatada —véanse las más de mil páginas de </span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;"><a href="https://www.academia.edu/44818348/OTIA_CUM_PETRARCA" target="_blank">Otia cum Petrarca</a></i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;"> que arrancan con un primer artículo de 1963-1964—; leer este espléndido libro que no llega a las doscientas páginas y hacerse la ilusión de abarcar un poco una cumbre tan imponente como la del autor del </span><i style="font-family: georgia; text-align: justify;">Canzoniere.</i><span style="font-family: georgia; text-align: justify;"> Y, de paso, revalidar así el aprecio intelectual por el sabio profesor Francisco Rico Petrarca; Manrique, digo.</span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-68013716951468572502024-02-18T21:23:00.000+01:002024-02-18T21:23:47.877+01:00Ronson<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiGW_srukk_U8mmxWhT5MtuSDqF3Lw8xTmxzQqzxeORpvOv6StRK8Ax3ox4lwyqESQeT29TiazFUiBsvy6x7pYL3Mk4aLWWglrl4uMjcHmN0iu55fc3goXuFV4d-QAECtFrv4Ublss5FJHatAaijOYgTi44f92kCUdDmlUFdHmTbUcVtAsYyBhbQ/s1000/Ronson%20Ce%CC%81sar%20Sebastia%CC%81n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="708" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjiGW_srukk_U8mmxWhT5MtuSDqF3Lw8xTmxzQqzxeORpvOv6StRK8Ax3ox4lwyqESQeT29TiazFUiBsvy6x7pYL3Mk4aLWWglrl4uMjcHmN0iu55fc3goXuFV4d-QAECtFrv4Ublss5FJHatAaijOYgTi44f92kCUdDmlUFdHmTbUcVtAsYyBhbQ/s320/Ronson%20Ce%CC%81sar%20Sebastia%CC%81n.jpg" width="227" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">Tiene este libro unas hechuras tan atractivas y singulares que me han ofuscado. Sí, está muy bien editado, en buen papel, con una cubierta en cartoné con el lomo encintado en el color sepia característico de toda la historia interior y de la simulación de papel de aguas de las guardas; y uno sus rasgos más originales es que el corte delantero está dentado en sierra; pero hete que puede ocurrir que alguna página se quede prendida de la siguiente con más facilidad que si el corte fuese limpio. Es un problema menor, sin duda, que no rebaja para nada la excelencia formal del libro; pero a mí me ha ocultado durante demasiado tiempo la página de créditos; hasta el extremo de creer que el fonético nombre de la editorial, Autsaider Cómics, llevaba tan a rajatabla estar fuera de lo convencional que ni había razón social, ni fecha de edición, ni ISBN, ni Depósito Legal... Es cierto que las páginas no están numeradas y que no hay ninguna información editorial sobre la obra ni sobre el autor; pero la falta de esos otros datos era, y nunca mejor dicho, para no dar crédito. Incluso ahora, que ya he resuelto el enigma, se pega la última página a la de guarda y pasan como si fuesen una. Y está todo: una dedicatoria —«Para Mireia»—, la silueta imponente de un guardia civil que es una de las viñetas del libro, los datos de la editorial, la fecha, todo, hasta el diseño de producción —de Ata Lassalle, el fundador y responsable de Autsaider—, la autoría de la maqueta y de la corrección de textos, por supuesto, el ISBN y el D.L.... Y la mención de que el ejemplar que he comprado —por sugerencia de mi hija Julia— pertenece a la segunda edición, de junio de 2023. No sé cuántas irán ya, porque parece que el libro ha tenido y está teniendo mucha aceptación. Fue premiado como álbum del año en el Salón del Cómic de Tenerife y se le otorgó el Premio Ojo Crítico de RNE en la modalidad de cómic en su trigésimo cuarta convocatoria. Merece estos reconocimientos y más, porque es una historia bien hecha, bien narrada visualmente y, como digo, primorosamente editada. Ahora sí, la ficha completa: César Sebastián, <i style="text-align: justify;">Ronson.</i><span style="text-align: justify;"> Palma de Mallorca, Autsaider Cómics, 2023. César Sebastián (Valencia, 1988) es un historietista e ilustrador, licenciado en Bellas Artes por la Facultad de San Carlos de Valencia, y </span><i style="text-align: justify;">Ronson</i><span style="text-align: justify;"> es su primer cómic. Es un sugerente viaje por una memoria ajena, pues se remonta a los años de infancia y juventud de un narrador en primera persona de la edad de su padre que aprovecha la contemplación de los vestigios de un pasado para elaborar su relato. La contemplación, sí; y también el arreglo y conservación de las señales de existencia de las tumbas de un cementerio, en un logrado marco metacreativo en el que surge el pincel que repinta las letras de un nicho y que cierra la última viñeta. Son nueve capítulos —el primero, «El poso que precipita», y el último, «Camino a los quiñones», sirven de prólogo y epílogo— que repasan recuerdos infantiles, olores, sabores —muy familiares para quienes vivimos ese tiempo y ese entorno más rural que urbano—, y experiencias que se entreven en los títulos de algunas secciones, como «Sopla el solano», «El olor de la mies», «Cuando el diablo se aburre...», «Cautivos del celuloide» o «La mujer que fuma»; o claves más personales como las que están en «Los chavos negros» y «El Ballueca y yo», que contienen el significado literal y simbólico del título del libro, un objeto de juego y un amuleto del tiempo que quiere recordar el «rosebud» de </span><i style="text-align: justify;">Ciudadano Kane.</i><span style="text-align: justify;"> </span><i style="text-align: justify;">Ronson</i><span style="text-align: justify;"> es una brillante manera de reafirmar desde los afectos presentes la memoria histórica que es nuestra memoria más personal, la que hace del pasado un territorio, mostrado en este caso en atractivos dibujos en viñetas. La memoria a recuadros.</span></span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-88348986956845943192024-02-12T21:09:00.000+01:002024-02-12T21:09:18.829+01:00Bomarzo<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgA73t9qRmyQaVG20cap94vsEG-hEJaTzI8Ug-vT7drUBAJCBebQpdaD8hbKEHg6xujNmqay8RlO1RwW_qNU7EWpj-I0t_YjI6o-sZPgLUa8CwuV_805H2htBrtzlDybisS8Oc6NmUwDrgqEXdraDEK6BZ6d5hKAf25e613SQSqNYpwJYJdzEnzcw/s1029/Bomarzo.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1029" data-original-width="650" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgA73t9qRmyQaVG20cap94vsEG-hEJaTzI8Ug-vT7drUBAJCBebQpdaD8hbKEHg6xujNmqay8RlO1RwW_qNU7EWpj-I0t_YjI6o-sZPgLUa8CwuV_805H2htBrtzlDybisS8Oc6NmUwDrgqEXdraDEK6BZ6d5hKAf25e613SQSqNYpwJYJdzEnzcw/s320/Bomarzo.jpeg" width="202" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">Estoy casi en la edad de Juan Goytisolo cuando declaró a la revista <i style="text-align: justify;">Tiempo</i><span style="text-align: justify;"> en agosto de 1993 que leía muy poco, que ya lo que más hacía era releer. No voy a especular con el paso del tiempo por hacer algo tan normal en mi trabajo; pues lo cierto es que he terminado el </span><i style="text-align: justify;">Quijote</i><span style="text-align: justify;"> otra vez y ahora estoy leyendo </span><i style="text-align: justify;">Bomarzo. </i><span style="text-align: justify;">Leí la novela de Mujica Lainez hace bastantes años y no recordaba su grandiosidad. Me gustaría parecerme a mi compadre, que es capaz de recordar detalles relevantes de sus lecturas, incluso frases completas de los títulos más queridos. Seguro que se acuerda del anillo de acero incrustado de oro que Benvenuto Cellini regala a Pier Francesco Orsini en su primer encuentro. Yo soy un desastre para esta memoria literaria que, a pesar de todo, intento cultivar. Estoy leyendo </span><i style="text-align: justify;">Bomarzo </i><span style="text-align: justify;">y disfruto de su prosa, y me demoro a veces en anotar algo que me pueda servir para mis clases, aunque no creo que pueda programar una obra de seiscientas páginas dentro del plan docente de mi asignatura. Estoy encarando ya el último tercio del volumen, y vuelvo al principio para retomar cómo volvió a sorprenderme esa manera de construir una frase contraviniendo esas difusas recomendaciones de no separar el sujeto del predicado, y suspender y amplificar poéticamente el discurso con una subordinación antológica. Es después de que los hermanos de Pier Francesco lo hayan maltratado y él salga despavorido buscando el auxilio de su abuela, y se tope con la imagen temible de su padre: «Pero él, en silencio, como si hubiera sido una alucinación, porque la presencia de un personaje de tan hidalgo empaque resultaba imposible en el castillo de Bomarzo, donde los futuros sucesores de los Orsini andaban enmascarados o desnudos, convertidos en brujas y en esclavos, o como si yo hubiera sido un fantasma abominable, ni hombre ni mujer, que se ladeaba por escarnio y mofa —de tal suerte que, al fin de cuentas, no se sabía quiénes eran los seres reales y quiénes los ilusorios, en esa escena breve y peregrina—, dio un paso atrás, entornó la puerta sin ruido y corrió el cerrojo.» (pág. 42). La distancia postergante que hay entre «Pero él, en silencio» y «dio un paso atrás, entornó la puerta sin ruido y corrió el cerrojo» es una pura delicia.</span></span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-36386321197699932362024-02-04T19:23:00.000+01:002024-02-04T19:23:02.334+01:00Días de Sísifo<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia; font-size: xx-small;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIP9Kff_3PI8BpZ3xpkHskAbvggMjMWM1OM7HYOxJYG7aV8JhokX8jH4ODH-PCfAV1GooDwpujS8tEEmEz0icsGrQc2z_CShUg2ws0GeuX5vrd1FiqE3h91BeyUalFup8sC7uKLhA-YwXgiajRNVYncSASDJYjCrSFzLqEoGk3OWMq7577LyyIVQ/s2607/Gustave%20Caillebotte%20Hombre%20ventana.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2607" data-original-width="1840" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIP9Kff_3PI8BpZ3xpkHskAbvggMjMWM1OM7HYOxJYG7aV8JhokX8jH4ODH-PCfAV1GooDwpujS8tEEmEz0icsGrQc2z_CShUg2ws0GeuX5vrd1FiqE3h91BeyUalFup8sC7uKLhA-YwXgiajRNVYncSASDJYjCrSFzLqEoGk3OWMq7577LyyIVQ/s320/Gustave%20Caillebotte%20Hombre%20ventana.jpg" width="226" /></a></span></div><span style="font-family: georgia; font-size: xx-small;"><div style="text-align: center;">© <span style="text-align: justify;">Gustave Caillebotte, </span><i style="text-align: justify;">Jeune homme à sa fenêtre</i><span style="text-align: justify;"> (1876) J. Paul Getty Museum (Los Ángeles)</span></div></span><span style="font-family: georgia;">El otro día me paré a saludar en la calle a un viejo conocido que volvía de su deambular mañanero y me soltó: «—¿Tú sabes qué coño de sentido tiene despertarse todos los días?» Así. No me esperaba una carga existencial de ese calibre y le devolví con torpeza —exasperante ahora que escribo— que esa pregunta se la han hecho muchos filósofos. Me despidió con su cordialidad de siempre, se llevó su ánimo sombrío a mejor parte y yo me quedé para todo el día con una sensación de fracaso que, extrañamente, no superé hasta que leí, como si fuese la repetición de mi encuentro matutino, un dístico de Ida Vitale titulado «Días de Sísifo», cuyo primer verso lo tomó, en homenaje, de Fernando Villalón, y escribió a medias: «Del siempre amanecer por las mañanas / para ir anocheciendo todo el día» (<i style="text-align: justify;">Sueños de la constancia</i><span style="text-align: justify;">, México, Fondo de Cultura Económica, 1988, pág. 55).</span></span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-5946760671281191792024-02-02T22:40:00.001+01:002024-02-02T23:03:43.973+01:00Ribera con Batilo<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsycSZrENlCiliagpXdCDvMUkegJvD4u6aUwDGHcDmObtkCGLqi_BBx7sMBze3247JmG7A4bKcaGXoiLmcvK34DVadahzOspxe5xPM2PJjciuHKJsOFMSIx4Ua-dsGHWCPxPaaVKmL7TZwsBk1OVyD8ckhFOkxCUX6MkhKbhtUrZpNCInA5Lc0VQ/s2560/Batilo%20Ribera%20del%20Fresno%20Cartel.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2560" data-original-width="1830" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsycSZrENlCiliagpXdCDvMUkegJvD4u6aUwDGHcDmObtkCGLqi_BBx7sMBze3247JmG7A4bKcaGXoiLmcvK34DVadahzOspxe5xPM2PJjciuHKJsOFMSIx4Ua-dsGHWCPxPaaVKmL7TZwsBk1OVyD8ckhFOkxCUX6MkhKbhtUrZpNCInA5Lc0VQ/s320/Batilo%20Ribera%20del%20Fresno%20Cartel.jpeg" width="229" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">El pasado sábado 27 estuve por la mañana en Ribera del Fresno, el pueblo natal del poeta y magistrado Juan Meléndez Valdés (1754-1817), para asistir a la proyección en el Auditorio Municipal de la grabación de la única representación, por el momento, de la obra de teatro popular <i style="text-align: justify;">Batilo. El poeta de las luces,</i><span style="text-align: justify;"> una producción de la compañía <a href="https://teatrodelagua.es/" target="_blank">Teatro del Agua</a> y de la empresa <a href="https://www.masmagin.com/" target="_blank">+magín</a>, que tuvo lugar el sábado 18 de noviembre de 2023, hace ya más de dos meses. Ya en casa, y con el propósito de escribir algo, una especie de crónica, sobre mi experiencia, pensé en la relación que se puede llegar a dar entre un objeto de estudio y sus circunstancias externas, alejadas muchas veces del hecho estrictamente literario o textual. Pensé en las horas de lectura y de escritura sobre la figura del magistrado poeta de Ribera, y cómo esa experiencia personal e íntima, en ocasiones pública en una clase o en una conferencia, puede convertirse en la razón principal de un encuentro con muchas personas que han llegado por otra vía que no es la del estudio —o que no es el mismo estudio— a una satisfacción parecida. En bastantes años —la primera vez fue en agosto de 1988—, casi todas las ocasiones en las que he estado en el lugar en el que nació Meléndez Valdés ha sido por eso, por ser la cuna de quien escribió lo que me ha interesado durante mucho tiempo; y resulta de gran complacencia congeniar con tantos otros que, simplemente, se fijan solo en que tu asunto de trabajo es un personaje histórico relacionado con el sitio al que vas. En todas esas ocasiones me he sentido conmovido; y han sido muchas: en 1998, en 2004, en 2018... Pero el sábado pasado fue algo especial, por la emotividad de comprobar la implicación de muchos en algo que uno siente de manera solo particular. La complicidad de decenas de personas del pueblo en una representación al aire libre, en la Plaza de la Iglesia, que puso a «Meléndez Valdés en el escenario de Ribera del Fresno», subtítulo del montaje dirigido por Francisco Blanco Aguado, también experimentado actor y productor de la compañía de Villafranca de los Barros Teatro del Agua. Hay tradición teatral en Ribera, y se notó en el entusiasmo y las ganas que pusieron todos los participantes en levantar un espectáculo tan digno en tan solo cinco semanas escasas, desde la escritura del texto (por José María Lama), con romance de ciego incluido, hasta los ensayos con más de veinte actores con papel, más de treinta figurantes, entre los que había una decena de niños y niñas, una bailarina, un guitarrista y un cantaor. La mayoría de ellos no tan avezados en el teatro aficionado como los de la asociación ribereña Batilo Teatro, que montaban en esos días una </span><i style="text-align: justify;">Yerma,</i><span style="text-align: justify;"> y que incluso algunos quizá pudieron participar en la conmemoración de los doscientos cincuenta años del nacimiento de Meléndez, en agosto de 2004, cuando se llevó a escena </span><i style="text-align: justify;">El último poema (Delirio de ausencia de Juan Meléndez Valdés),</i><span style="text-align: justify;"> un texto del dramaturgo Miguel Murillo escrito para la ocasión. Veinte años después, </span><i style="text-align: justify;">Batilo. El poeta de las luces</i><span style="text-align: justify;"> ha sido, por encima de todo, la representación de un tesón popular, un logro colectivo bien dirigido, y sostenido por un par de actores de más experiencia, Joaquín Hernández Morales (Meléndez) y Mª Carmen Báez (Memoria), con recursos muy bien resueltos, como la música en directo (Juan Carlos Sánchez canta un villancico, y a la guitarra Cándido Perera), como un rap que resume los hitos vitales del personaje y de la obra, y con una tarea de producción para la que personas como Rosana Pavo Gómez, bibliotecaria municipal, o Juan Francisco Llano, cronista y guía turístico, y con papel en el elenco, se han entregado con una pasión que ha logrado una recreación histórica con un innegable valor, diré, pedagógico, por el reconocimiento del personaje incomprendido, por una cierta «reconciliación» de la opinión pública más cercana al personaje histórico, al que se le da la oportunidad de explicarse ante todos: «—Me han considerado un pusilánime y un hombre sin voluntad, sometido a cambios continuos…. Y no es cierto. Mi único norte fue eliminar de mi tierra la superstición, la mentira, la intolerancia, la calumnia, el egoísmo, la miseria… Y ahí sí fui obstinado y perseverante. […] Y me situé donde mejor pudiera impulsar las reformas, a pesar de no ser siempre el lugar más cómodo para la vida… Aunque acabara costándome la calumnia, la cárcel, la incautación de mis bienes, el destierro, la agresión o el exilio» —dice el personaje en la última escena ante la Memoria que pregunta a los espectadores: «—[…] ¿Debemos cambiar nuestra opinión sobre el ciudadano Meléndez Valdés, un ilustrado que colaboró en traer nuevas ideas, menos fanáticas, más tolerantes, más humanas, a nuestra España? ¿Debemos enorgullecernos de Juan, el hijo de Juan Antonio Meléndez, el del Estanco del Tabaco, y de Marí Ángeles Díaz, los de la calle Larga? ¿Debemos sentirnos honrados de ser las paisanas y los paisanos de un extremeño universal nacido en Ribera del Fresno, de Juan Meléndez Valdés, de Batilo, el poeta de las Luces?». Creo que la amonestación de la Memoria al final de la obra hizo efecto en los ribereños con los que compartimos el sábado una experiencia sobresaliente, que, además, culminó en una comida con quienes participaron en una representación popular que debería asentarse como homenaje instructivo y periódico de Ribera a su hijo ilustre.</span></span><p></p><p><span style="font-family: georgia;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjS7N2VSUJewyIfXs5cDR3IerTI_kLZf3Fh8Q_I8oQcs6IEOWRBZy-e-6b2xl8xqTd0WdmaGDYcfDDvWoYv_gwraD9tFsouG1C1Ksyzxf7-7foajxJrcTLx1SEXD8GQEm7CPdzpdSqyMUJjLJlUnnCjzXcnHVx9pt4XrQgHhr7AdipUbAhpmOA92g/s2572/Mele%CC%81ndez%20Ribera%20Escena.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1502" data-original-width="2572" height="187" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjS7N2VSUJewyIfXs5cDR3IerTI_kLZf3Fh8Q_I8oQcs6IEOWRBZy-e-6b2xl8xqTd0WdmaGDYcfDDvWoYv_gwraD9tFsouG1C1Ksyzxf7-7foajxJrcTLx1SEXD8GQEm7CPdzpdSqyMUJjLJlUnnCjzXcnHVx9pt4XrQgHhr7AdipUbAhpmOA92g/s320/Mele%CC%81ndez%20Ribera%20Escena.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="text-align: justify;"><br /></span></span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-6004682960389694942024-01-25T23:12:00.001+01:002024-01-25T23:12:19.760+01:00La forja de la palabra<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-COvD1rBJjWquKxNOOGmAXam9WgmUgCuatSrd2TrEQSlXBTUjWuDh7m2rNv5LYYF94uYiflpaRGtIQ2E3p3WoksGZi2gtVVU6lRFa-Txk6fLEIXTgY0y8WH1v0iFpEzGFpDucnDVlFHZ_zuBqJGI4Bzglxh785zXRGpGB4PDuu0R6D53EQf3IuQ/s2016/Exposicio%CC%81n%20Lencero.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1512" data-original-width="2016" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-COvD1rBJjWquKxNOOGmAXam9WgmUgCuatSrd2TrEQSlXBTUjWuDh7m2rNv5LYYF94uYiflpaRGtIQ2E3p3WoksGZi2gtVVU6lRFa-Txk6fLEIXTgY0y8WH1v0iFpEzGFpDucnDVlFHZ_zuBqJGI4Bzglxh785zXRGpGB4PDuu0R6D53EQf3IuQ/s320/Exposicio%CC%81n%20Lencero.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">En la complicada mañana del pasado viernes en Badajoz, por lo mucho que llovió, visité en el Centro de Estudios Extremeños (CEEX) la exposición <i style="text-align: justify;">La forja de la palabra,</i><span style="text-align: justify;"> que conmemora el centenario del nacimiento del poeta y escultor</span><i style="text-align: justify;"> </i><span style="text-align: justify;">Luis Álvarez Lencero (1923-1983), y que, inaugurada el pasado 12 de diciembre, estará hasta el primero de marzo de 2024. Sin lugar a duda, es su sitio, pues el CEEX acoge desde su adquisición en 1999 el archivo personal y artístico de Álvarez Lencero, que, en los últimos años desde 2021, se ha incrementado por la donación de la familia del pintor Juan Manuel Tena Benítez, amigo del escritor, de poemas, cartas, fotografías, documentos personales, libros y revistas, que completan aspectos ahora más conocidos de su vida y de su obra, como el expediente de censura del libro </span><i style="text-align: justify;">Juan Pueblo</i><span style="text-align: justify;"> (1971), cuyo pliego de cargos puede verse en la muestra, y que estudió Moisés Cayetano Rosado en su artículo «Expediente sancionador contra Luis Álvarez Lencero por su </span><i style="text-align: justify;">Juan Pueblo</i><span style="text-align: justify;">», publicado en la </span><i style="text-align: justify;">Revista de Estudios Extremeños </i><span style="text-align: justify;">(LXXVII, 1, 2021, págs. 137-167), y ampliado en el capítulo «</span><i style="text-align: justify;">Juan Pueblo,</i><span style="text-align: justify;"> la marca del poeta Luis Álvarez Lencero» (págs. 411-452) del libro por él coordinado </span><i style="text-align: justify;">Luis Álvarez Lencero. Centenario de un recio forjador de la poesía</i><span style="text-align: justify;"> (Badajoz, Fundación CB, 2023). Este libro, junto con el catálogo de esta exposición, es el hecho editorial más importante que ha dado este centenario de uno de los escritores extremeños más destacados de la segunda mitad del siglo XX, junto a Jesús Delgado Valhondo y Manuel Pacheco, muy presentes también en todo lo relacionado con el autor de </span><i style="text-align: justify;">Poemas para hablar con Dios</i><span style="text-align: justify;"> (1982). Tuve el privilegio el viernes de tener como guía a Sara Espina Hidalgo, directora del Centro de Estudios Extremeños, que introduce doblemente el catálogo con un texto, «La forja de la palabra», que explica el significado que ha querido darse al argumento del conjunto, y con otro más presentativo («El legado de Luis Álvarez Lencero») firmado con Mª Teresa Rodríguez Prieto, directora del Museo de Bellas Artes de Badajoz (MUBA), en el que dan cuenta de las aportaciones del centro y del MUBA para conservar la obra del artista. Una de las piezas que alberga ese museo, la máscara «El profeta», de 1970, es la que sirve de imagen principal en la cubierta del catálogo y en el cartel, y hace las veces de gozne en la sala expositiva entre las palabras y las formas, entre la obra literaria y la obra plástica, que dan el retrato creativo completo de Lencero. Los tres comisarios de la exposición, Moisés Bazán de Huerta, Román Hernández Nieves y Francisco López-Arza Moreno, sostienen la base del catálogo como estudio aproximativo. El último firma con su hijo Francisco López-Arza García-Mora, descollante filólogo en ciernes, un trabajo —«En el principio fue la palabra...»— sobre la trayectoria literaria de Álvarez Lencero, que todavía sigue careciendo de una digna y rigurosa obra poética completa. Los otros tratan sobre «Los dibujos de Lencero. La creación de un universo personal», el de Moisés Bazán, y el de Román Hernández Nieves sobre la obra escultórica en «El maestro del hierro sin taller». La mala suerte de Lencero en cuanto a su proyección editorial la palía este catálogo bien elaborado y diseñado por David Fernández Fernández, que se cierra con una cronología que hace las veces también de pie colectivo para las numerosas ilustraciones incluidas en el volumen. Su lectura queda ahora como el mejor modo de revisitar tan estimulante muestra.</span><span class="Apple-converted-space" style="text-align: justify;"> </span></span><p></p><p><span style="font-family: georgia;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0hv29fIAD2SsLGIOUjkboL_P3EDc9SvIigJNpf1EHOjYZ04B7e0MgwTUN-ZLBaTHhGogSJT6Kim4rN5VGppApFxrFRr7twbcOr1h57_umu6ZV6fkaKAJu_2tvBW-A7CJ1qTie4uQKifEFZR7pqm9AUivAN0CRGnOMO0n0FjrMkA7UTI5FwvjQ9A/s840/Cartel-exposicion-Lencereo-en-el-CEEX.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="840" data-original-width="600" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0hv29fIAD2SsLGIOUjkboL_P3EDc9SvIigJNpf1EHOjYZ04B7e0MgwTUN-ZLBaTHhGogSJT6Kim4rN5VGppApFxrFRr7twbcOr1h57_umu6ZV6fkaKAJu_2tvBW-A7CJ1qTie4uQKifEFZR7pqm9AUivAN0CRGnOMO0n0FjrMkA7UTI5FwvjQ9A/s320/Cartel-exposicion-Lencereo-en-el-CEEX.jpg" width="229" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span class="Apple-converted-space" style="text-align: justify;"><br /></span></span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-63459929591712168812024-01-18T21:33:00.000+01:002024-01-18T21:33:45.245+01:00Los encartelados<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6aM1RBQMgqNTzJWOcRaWcxv45nW4IN_8IlvZndxherxoVLpEydHQYu84TfMNlrpVdhhcoW-ubADYAKbDhtTbQ0KGX973wgek33whVnM0d9tcrtvVnCJG49S1k78xk93_uN6b1o7-MsjxsxLslKpdCSLXSgbV3Mx4Ri-YRpA66t2v5kvalLjF9PA/s558/Los%20Encartelados.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="558" data-original-width="400" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6aM1RBQMgqNTzJWOcRaWcxv45nW4IN_8IlvZndxherxoVLpEydHQYu84TfMNlrpVdhhcoW-ubADYAKbDhtTbQ0KGX973wgek33whVnM0d9tcrtvVnCJG49S1k78xk93_uN6b1o7-MsjxsxLslKpdCSLXSgbV3Mx4Ri-YRpA66t2v5kvalLjF9PA/s320/Los%20Encartelados.png" width="229" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">En la primavera de 1968 se publicó en París la novela anónima <i style="text-align: justify;">Los encartelados. Novela programa,</i><span style="text-align: justify;"> en cuyas primeras páginas el personaje de Eusebio Martín, tipógrafo de cuarenta y nueve años, salía el domingo 20 de octubre de ese año a la calle principal de Villacorte, capital de Trujiberia, que celebraba en aquellos días el trigésimo aniversario de la proclamación del Mariscal Tranco como Jefe del Gobierno, con un cartel que decía: «EN NOMBRE DEL 71% DE LOS TRUJÍBEROS PIDO RESPETUOSAMENTE AL MARISCAL TRANCO, SALVADOR DE LA PATRIA, QUE CONVOQUE ELECCIONES LIBRES A LA JEFATURA DEL ESTADO». La novela llevaba la nota siguiente: «Esta novela es un programa. El autor, que por razones evidentes oculta provisionalmente su nombre, se propone iniciar en persona la ejecución del primer capítulo el 20 de octubre de 1968, confiando en que otros tomarán a su cargo la ejecución de los restantes. G. A.» Efectivamente, ese día, el licenciado en Derecho y traductor de la UNESCO, Gonzalo Arias, residente en París, que había introducido en España unos tres mil ejemplares de la novela de forma clandestina, salió a andar desde la calle Princesa de Madrid en dirección a la Plaza de España con dos carteles prendidos en pecho y espalda con el siguiente texto: «EN NOMBRE DEL PUEBLO ESPAÑOL (DESEOSO DE SEGUIR EL EJEMPLO CÍVICO DE LOS GUINEANOS) PIDO RESPETUOSAMENTE QUE SE CONVOQUEN ELECCIONES LIBRES A LA JEFATURA DEL ESTADO». A los diez minutos fue interceptado por la policía, y llevado detenido a la Dirección General de Seguridad. Tras varias semanas privado de libertad, fue juzgado por el Tribunal de Orden Público el doce de febrero de 1969 y sentenciado a siete meses de prisión menor y multa de diez mil pesetas. </span><i style="text-align: justify;">Los encartelados</i><span style="text-align: justify;"> se reeditó en Francia, ya con el nombre de su autor en la portada, en la editorial Ruedo Ibérico en 1971, con un apéndice documental con la referida sentencia, cartas de Arias y otros textos sobre aquellas circunstancias y el movimiento de la no-violencia y la objeción de conciencia. Hace unos meses, en octubre de 2023, después de cincuenta y cinco años desde la primera edición, la novela de Gonzalo Arias se publicó por primera vez en España: Gonzalo Arias, </span><i style="text-align: justify;">Los encartelados. Novela programa.</i><span style="text-align: justify;"> Edición de Bénédicte Vauthier. Valladolid, Ediciones Universidad de Valladolid (Col. Fractales, 5), 2023. Es una excepcional edición la de esta catedrática de Literatura Española y directora del Instituto de Lengua y Literatura Hispánicas de la Universidad de Berna, que ha escrito un luminoso y combativo estudio introductorio bajo el título «"Operación 'Encartelados'": </span><i style="text-align: justify;">performance </i><span style="text-align: justify;">estética y desobediencia civil en el tardofranquismo» (págs. 13-76), en el que sitúa las circunstancias de publicación de la novela, aporta datos biográficos de su autor, el vallisoletano Gonzalo Arias (1926-2008), y reconstruye la historia de los encartelados desde octubre de 1968 hasta agosto de 1971. Muy buena conocedora de la narrativa de Juan Goytisolo, Bénédicte Vauthier destaca al novelista barcelonés como uno de los primeros que llamó la atención sobre la novela de Arias en un artículo publicado a finales de 1971 —luego incluido en su volumen de ensayos </span><i style="text-align: justify;">Disidencias</i><span style="text-align: justify;"> (Seix Barral, 1977)—</span><i style="text-align: justify;">,</i><span style="text-align: justify;"> en el que consideró al autor de </span><i style="text-align: justify;">Los encartelados</i><span style="text-align: justify;"> como un símbolo del escritor realmente comprometido, como «el único autor español que ha trasladado a la realidad, al mundo, el espacio de su escritura convirtiendo la calle en papel y el papel en calle» (pág. 161, de </span><i style="text-align: justify;">Disidencias</i><span style="text-align: justify;">). Bénédicte Vauthier hace suya esa reivindicación para situar la novela de Gonzalo Arias en «la historia del arte español comprometido con los valores democráticos» (pág. 64) y a su autor como uno de «los primeros representantes españoles de un </span><i style="text-align: justify;">movimiento noviolento de oposición ciudadana o cívica</i><span style="text-align: justify;">» (pág. 67). El texto no sobresale por sus valores literarios —las pretensiones de Arias, que escribió varios ensayos sobre la no-violencia, no eran las de un novelista—; pero su ausencia de las historias de la literatura se debe más a su declarada orientación política en un contexto que la autora del estudio relaciona con las movilizaciones ciudadanas de los indignados del 15-M y los postulados de autores que, como Isaac Rosa, se comprometen hoy con el lenguaje literario y con la política y reivindican la dimensión </span><i style="text-align: justify;">discursiva</i><span style="text-align: justify;"> —en palabras de Vauthier— de la literatura como resistencia. Es de celebrar que contemos hoy con una edición tan completa, que incluye todos los materiales de la original en su «Apéndice documental», y que sitúa brillantemente aquella singular novela </span><i style="text-align: justify;">performativa</i><span style="text-align: justify;"> en su contexto y en nuestro contexto, casi como un deseo de que ética y estética se unan en un mismo propósito declaradamente progresista y no violento.</span></span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-4004701208156814372024-01-15T21:34:00.000+01:002024-01-15T21:34:02.450+01:00Héroes. Una comedia confinada<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgruF3pwuKCvfg_jcE4-nw9hbNGnkE6yNgPiNZNnHVZNzo7n_gU5m-ZxyMHwMFrEYbKBgU3y_xuKV-HpTN1m-Tmz-cFXfSsmsJdzq0Nvfy3-2Rc5nicke_10U1Y1geFyJ1ORc7_9BJaheVTGqbsffyUnuW6hZ0uX-UGy-gC9tXyejXxvkFGC2SUFg/s741/He%CC%81roes.%20Cartel.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="741" data-original-width="555" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgruF3pwuKCvfg_jcE4-nw9hbNGnkE6yNgPiNZNnHVZNzo7n_gU5m-ZxyMHwMFrEYbKBgU3y_xuKV-HpTN1m-Tmz-cFXfSsmsJdzq0Nvfy3-2Rc5nicke_10U1Y1geFyJ1ORc7_9BJaheVTGqbsffyUnuW6hZ0uX-UGy-gC9tXyejXxvkFGC2SUFg/s320/He%CC%81roes.%20Cartel.jpeg" width="240" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">Podría decirse que, a la hora de la verdad escénica, <i style="text-align: justify;"><a href="https://malama.blogspot.com/2024/01/heroes.html" target="_blank">Héroes</a></i><span style="text-align: justify;"> necesitaba un subtítulo explicativo que diese al público una orientación sobre lo que iba a ver. Así, </span><i style="text-align: justify;">Una comedia confinada</i><span style="text-align: justify;"> vendría a ser la credencial del texto hecho ya gesto en un escenario. El proceso se consumó el pasado viernes 12 en el Gran Teatro de Cáceres, con el patio de butacas y buena parte del anfiteatro llenos. En efecto, la condición del libreto como dramaturgia se confirmó en la fidelidad de lo que vimos con respecto a la pauta de la que partía; con un notorio subrayado del ingrediente cómico de la historia. Esta fue la clave que me permitió responder a una persona con la que me encontré luego y que no acudió al teatro porque no le movía ir a ver una obra que le recordara aquella situación que vivimos. Cierto, pero es diferente si te ríes, y creo que en eso pensó Isidro Timón al acentuar la comicidad de todo, por si acaso alguien se ponía intenso. Y funcionó. El público favorable a los trabajos de Maltravieso Teatro y a los intérpretes de </span><i style="text-align: justify;">Héroes</i><span style="text-align: justify;"> se lo pasó bien y salió muy satisfecho con lo visto. Fue mi caso. Todo estreno es una prueba crucial de funcionamiento de la maquinaria que se ha estado probando con mucho sacrificio durante un tiempo. La primera representación siempre sirve para realizar ajustes que van aplicándose en subsiguientes funciones, si no son tan contadas como para que tanto afán no se concrete y sepa a poco. El estreno de </span><i style="text-align: justify;">Héroes</i><span style="text-align: justify;"> pudo servir para afinar un ritmo al que no se le puede poner reparos, o para matizar las transiciones en las escenas, que alternan, jugando con la luz y con el sonido, dos acciones que sugieren la superposición, por ejemplo, de lo que hay y de lo que se anhela, y que permiten variedad, cortes reflexivos y algunos cambios de los pocos elementos del decorado, propósitos, entre otros, que se lograron el viernes. También esa función puso de manifiesto el mérito de un elenco extremeño y conocido: la experimentada Ana Trinidad (Abuela), Carola Veidhlin (Hija), la más joven y menos vista ahí arriba, y Rubén Lanchazo (Hombre) y Amelia David (Mujer), habituales fundamentos de la compañía. Los cuatro, creo, acusaron la tensión de una primera representación que podrá servir para regular la frecuencia con la que latió su músculo interpretativo, por debajo del punto en los tres primeros y por encima en Amelia David. Al trío de la madre, la nieta y el yerno le faltó una velocidad para soltarse y redondear su resignado frente común por culpa de «una mujer amargada que amarga la vida de todos los que tiene alrededor […] enganchada al alcohol» —del </span><i style="text-align: justify;">dramatis personae</i><span style="text-align: justify;">—; y a este papel le convendría levantar el pie del acelerador para no caer en la sobreactuación en algunos momentos de su progresiva melopea, innecesaria para conseguir su retrato preciso sin perder lo cómico, que Amelia David logra sobradamente con una gestualidad más contenida. Quizá todo sea por evitar generar en el espectador un recuerdo amargo de un hecho trágico, y que salga del teatro con la sonrisa en el rostro; por soslayar —no renunciar— la carga moral del juicio sobre determinados comportamientos. Un lance bien expresivo de esta intención fue la imitación —que está en el texto— que hace la Abuela del archifamoso Fernando Simón —aquí Ana Trinidad alcanzó su fuerza— y que, a pesar de ser uno de los momentos en los que suena la carcajada, se potencia todavía más y con mucho acierto con la grabación de la voz real de un personaje que todos tenemos grabado en la memoria. Por insistir, pues, en lo de «comedia confinada». En fin, sigue ganándome esta manera de tomar un texto, levantarlo y ponerlo en pie ante el público con todos los recursos que convergen en el hecho teatral, y más me gana cuando quienes lo hacen con tanta entrega y honestidad son tan cercanos y tan auténticos.</span><span class="Apple-converted-space" style="text-align: justify;"> </span></span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-66959995453123226862024-01-11T23:06:00.000+01:002024-01-11T23:06:26.956+01:00Héroes<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGk5SW5CGzIeiIdLqsupi9hY-K6hr24Ay8DJ4KNyThI2jn4epI-22r7mW3Wvu91KFqY0edNj51K4br_lPPkWqRKJz0q9nT8WW3EmYCRJudFqZkKcDq6Foec0IKDKsqsLPhOTz6mZw3EcQzKLG7FSa7gne_Pb0uxTaQIJ9UvOiAAVnIy7GfoqAUgw/s1816/He%CC%81roes,%20texto.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1816" data-original-width="1240" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGk5SW5CGzIeiIdLqsupi9hY-K6hr24Ay8DJ4KNyThI2jn4epI-22r7mW3Wvu91KFqY0edNj51K4br_lPPkWqRKJz0q9nT8WW3EmYCRJudFqZkKcDq6Foec0IKDKsqsLPhOTz6mZw3EcQzKLG7FSa7gne_Pb0uxTaQIJ9UvOiAAVnIy7GfoqAUgw/s320/He%CC%81roes,%20texto.jpg" width="219" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">Tendemos a considerar que la dramaturgia es la concepción escénica de un texto teatral. Sin embargo, sería más preciso tomarla como la realización en escena de cualquier texto, tenga o no tenga los supuestos constituyentes genéricos de <i style="text-align: justify;">lo teatral.</i><span style="text-align: justify;"> Es fácil pensar en grandes creaciones dramáticas sobre un texto de prosa narrativa, por ejemplo; y nadie pondrá en duda el acierto de dramaturgias de éxito mundial como la de una novela gótica como </span><i style="text-align: justify;">El fantasma de la ópera</i><span style="text-align: justify;"> o de éxito nacional como la de </span><i style="text-align: justify;">Cinco horas con Mario</i><span style="text-align: justify;">. Son casos, y otros muchos, de tanta fortuna como espectáculos que nos alejan impensadamente del género de las fuentes originales. Pensé en esto cuando leí </span><i style="text-align: justify;">Héroes,</i><span style="text-align: justify;"> de Isidro Timón,</span><i style="text-align: justify;"> </i><span style="text-align: justify;">el texto ganador en 2021 de la primera edición del Certamen Iberoamericano de Dramaturgia «Carlos Schwaderer» de Castuera, a la que concurrieron doscientas cincuenta y tres obras, y que puede leerse en un volumen junto al segundo premio, </span><i style="text-align: justify;">El instrumento determinado,</i><span style="text-align: justify;"> del argentino Miguel Kot, publicado en 2022 por el Ayuntamiento de Castuera y la Delegación de Cultura y Deportes de la Diputación Provincial de Badajoz. Doy las referencias precisas por subrayar el punto de partida textual sobre el que se levanta una puesta en escena. En su momento, por imperativo de las bases de aquel premio, por los Talleres de Teatro del Ayuntamiento de Castuera en noviembre de 2021, y mañana, a cargo de la Compañía Maltravieso, en el Gran Teatro de Cáceres (20:30 hs.). Esta circunstancia explica que haya retomado ahora mi lectura de </span><i style="text-align: justify;">Héroes </i><span style="text-align: justify;">como un escrito pensado unívocamente para su materialización escénica. Es decir, una dramaturgia con una información por la que el lector conoce la propuesta del autor para la ejecución de su texto en un escenario, tanto en lo que se refiere a la caracterización de un personaje que tiene que encarnar una actriz —«La experiencia de la vida y, seguramente, los muchos palos que ha recibido de ella, hacen que tenga un gran sentido práctico», leemos sobre el personaje de Abuela en el </span><i style="text-align: justify;">Dramatis personae</i><span style="text-align: justify;">—, como en las indicaciones para un efecto de luz en escena —«Las caras de los personajes irán encendiéndose al hablar», de la primera acotación. El resultado es un ejercicio de creación medido, en el que sus componentes tienen una función concreta; por ejemplo, la configuración de una obra en diez escenas que alternan dos acciones, una imaginaria y en carrusel de voces en un «espacio oscuro y sin dimensiones definidas» (escenas 1, 3, 5, 7 y 9) , y la otra </span><i style="text-align: justify;">real</i><span style="text-align: justify;"> y lineal (escenas 2, 4, 6, 8 y 10), que se desarrolla en el salón de un piso pequeño en el que pasan el confinamiento de marzo de 2020 cuatro personajes: marido y mujer, la madre de esta y la hija de ambos. En la elección del asunto y de los caracteres se encuentra la seña de identidad de Isidro Timón cuando emprende la escritura de teatro. Aquí se ve en la relación entre un padre y una hija, o en la figura (ausente) del padre de él, o en la presencia del teatro dentro del teatro, no solo por las alusiones a </span><i style="text-align: justify;">Hamlet</i><span style="text-align: justify;"> mezcladas con momentos de comicidad, sino por la situación de representación y exposición que se dio durante el confinamiento desde los balcones y terrazas —o pantallas— de tantos lugares parangonables con los de esta acción dramática que propicia la reflexión y estimula la autocrítica. Se pone el foco en una realidad todavía candente, en una experiencia compartida por tantos durante un estado de alarma que fue no hace tanto, y esa complicidad del lector con lo que dice el texto comienza por un título, </span><i style="text-align: justify;">Héroes,</i><span style="text-align: justify;"> cuya épica no necesita explicación alguna. Ni siquiera cuando la veamos representada mañana. Me quedo por ahora con una experiencia de lectura por la que uno en Isidro Timón, nuevamente, al escritor que escribe en soledad con el director que encomienda su espíritu en sus actores. Veremos.</span></span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-48783995243939531052024-01-07T17:50:00.001+01:002024-01-07T17:50:45.615+01:00«El puente», de Ángel Campos Pámpano<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixC_xjE-BcDV8pL1eF63_K6dEuXs70UPQFSuuLa8NecLFx5fgpuZPi8Peo86RdsIWbCBF2MGpmc2WD-vRksEogzwydMO5CxBY5v9JlEZtXVTS1jTODinboYZ6ydoh62p195VM_sfwK4K6EsX3zexpx4PPyKAm9KAXW0Pa8DuEkbMU11lFm49nwXQ/s2016/El%20puente%20Fdez%20de%20Molina.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2016" data-original-width="1512" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixC_xjE-BcDV8pL1eF63_K6dEuXs70UPQFSuuLa8NecLFx5fgpuZPi8Peo86RdsIWbCBF2MGpmc2WD-vRksEogzwydMO5CxBY5v9JlEZtXVTS1jTODinboYZ6ydoh62p195VM_sfwK4K6EsX3zexpx4PPyKAm9KAXW0Pa8DuEkbMU11lFm49nwXQ/s320/El%20puente%20Fdez%20de%20Molina.jpg" width="240" /></a></span></div><div style="text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: x-small;">© Javier Fernández de Molina</span></span></div><p></p><p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;">No recordaba este hermoso poema de Ángel Campos Pámpano, solo publicado, que yo sepa, en un libro institucional que editó la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Extremadura en 1998 con el título de </span><i style="text-align: justify;">Construyendo futuro</i><span style="text-align: justify;"> y bajo la coordinación de Luis Casero, autor de todas las fotografías. Deduzco fácilmente la fecha de publicación porque, tanto en el texto del presidente Rodríguez Ibarra como en el del consejero J. Javier Corominas que abren —inevitablemente— el volumen, se alude a los «quince años de autogobierno» y a los veinte de la Constitución Española; pero por ningún lado aparece la fecha y, para más inri, el Depósito Legal está mal, pues le faltan los últimos dígitos del año. El poema fue escrito por encargo de Luis Casero, que pidió a otros amigos, Carlos Lencero, Isidro Timón y Miguel Murillo, textos sobre el agua, la vivienda, y el transporte, respectivamente, que son, con los puentes, las secciones que se hermanaban con el tipo de infraestructura pública que, </span><i style="text-align: justify;">ad maiorem gloriam</i><span style="text-align: justify;"> de la consejería, celebraban aquellas páginas. No recuerdo que Ángel me hablase de esta colaboración, y cuando preparó </span><i style="text-align: justify;">La vida de otro modo</i><span style="text-align: justify;"> (Calambur Editorial, 2008)</span><i style="text-align: justify;">,</i><span style="text-align: justify;"> su poesía reunida, no se planteó recuperarlo, probablemente, por no haber estado integrado en ningún libro. La sobrecubierta de </span><i style="text-align: justify;">Construyendo futuro </i><span style="text-align: justify;">es una ilustración de Javier Fernández de Molina, quien tampoco aparece mencionado por ningún lado. Recupero el otro dibujo que del mismo autor llevó la trasera del forro. El libro, en fin, tiene descuidos y erratas, desde la página de créditos hasta los textos, incluido este poema, del que me he permitido corregir el «avesfrías» del segundo verso del cuarto tramo. Aunque el texto presenta rasgos muy reconocibles en la poesía de Ángel Campos, y el motivo del río y su paisaje de piedra resultan familiares, creo, como digo, que no se ha publicado desde entonces. Sí hay un eco posterior en uno de los tankas —el 10— de </span><i style="text-align: justify;">Por aprender del aire </i><span style="text-align: justify;">(2005), que reescribe el dístico final de «El puente»: «No haya reposo. / El vuelo es permanencia, / memoria ardida, // círculo calcinado, / canto, pasión de alas» (</span><i style="text-align: justify;">La vida de otro modo,</i><span style="text-align: justify;"> pág. 392). Lo dejo aquí para el recuerdo y para el disfrute.</span></span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> </span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span>EL PUENTE</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> </span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> </span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span> </span><span> </span><span> </span>I</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Un hombre que vive</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">la materia espesa</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">de los sueños,</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">caída ya la tarde,</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">sale de la ciudad.</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> </span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Camina solo</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">hasta el puente</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">sin nadie.</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Camina solo,</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">mineral,</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">ensombrecido.</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> </span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Le es fácil deambular</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">a pie por sobre el agua.</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> </span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> </span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span> </span><span> </span><span> </span>II</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Le sorprende el paisaje</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">de metal y de agua,</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">el placer de la piedra</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">alzada sobre el río.</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> </span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Asomado al pretil,</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">prolonga con un gesto</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">la práctica mortal</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">de abandonarse</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">sin más a la corriente.</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> </span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Cierra los ojos,</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">y el mundo sigue ahí</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">cuando los abre.</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> </span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span> </span><span> </span><span> </span>III</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Con la mirada ciega, también libre,</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">que media entre dos mundos separados,</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">el hombre solo que aún sigue en silencio</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">sobre el pretil del puente</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">contempla ensimismado el horizonte.</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> </span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">En su mirada ciega, un círculo recuerda</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">el laberinto de un mandala:</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">hilos de colores se expanden</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">hasta el verdín de las piedras negras,</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">hasta la memoria de sangre</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">del agua vespertina.</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> </span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span> </span><span> </span><span> </span>IV</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">Tenue viento de pájaros:</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">avefrías,</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> garcillas,</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> cormoranes,</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">y en las márgenes</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">las manchas blancas de las fojas</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">junto a los tajamares,</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">aguas abajo...</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> </span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">El vuelo desde aquí es permanencia,</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;">pasión de alas, ebriedad del salto.</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: x-small;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: x-small;"><br /></span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: right;"><span style="font-family: georgia; font-size: x-small;">© Herederas de Ángel Campos Pámpano</span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> </span></p><p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"> </span></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-68890276755806418992024-01-05T17:37:00.000+01:002024-01-05T17:37:55.005+01:00Don Quijote con faldas<p><span style="font-family: georgia;"><i></i></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><i><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEk1AG4OCElKRBL4iafesgoavfehUEWl2FGIzGnJAVNuvblMaqM66QtzJu8FDxp4RiLTtaR_aADzHyKXwS59kXnIr6Q92TO_6zOqmnQ2gOxooMIyF1sWTkchvGXnQl783KQe0Crxm02_t1semxlmILSOtii7MWZK1CN7QbG5gXZZH7ljAp43CELQ/s3162/Don%20Quijote%20con%20faldas.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1820" data-original-width="3162" height="184" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEk1AG4OCElKRBL4iafesgoavfehUEWl2FGIzGnJAVNuvblMaqM66QtzJu8FDxp4RiLTtaR_aADzHyKXwS59kXnIr6Q92TO_6zOqmnQ2gOxooMIyF1sWTkchvGXnQl783KQe0Crxm02_t1semxlmILSOtii7MWZK1CN7QbG5gXZZH7ljAp43CELQ/s320/Don%20Quijote%20con%20faldas.png" width="320" /></a></i></span></div><span style="font-family: georgia;"><i>El <a href="https://www.quijotetransnacional.es/index.php/BQT/catalog/book/3" target="_blank">Quijote Transnacional</a></i><a href="https://www.quijotetransnacional.es/index.php/BQT/catalog/book/3" target="_blank"> </a>es un proyecto de investigación dirigido por Pedro Javier Pardo (Universidad de Salamanca), que edita y estudia las recreaciones narrativas de la novela de Cervantes en diferentes literaturas nacionales. Este verano incorporó al <i>corpus</i> de textos la traducción de la novela de Charlotte Lennox (1730-1804) <i>The Female Quixote</i> (1752), que hizo el extremeño Bernardo María de Calzada bajo el título <i>Don Quijote con faldas o perjuicios morales de las disparatadas novelas</i> (1808). Ese <i>corpus</i> constituye la <i>Biblioteca del Quijote Transnacional</i>, que ya componen títulos como <i>El pastor extravagante</i> (1627-1628), introducido por Tomás Gonzalo Santos, <i>El paladín de Essex</i> (<i>c</i>. 1694), por María Losada Friend, <i>El don Quijote alemán</i> (1753), editado por Alfredo Moro Martín o <i>Don Quijote el Escolástico</i> (1788-1789), en edición y estudio de Manuel Ambrosio Sánchez. Me introduje verdaderamente en sus contenidos gracias al reclamo que para mí supuso ver el título de la traducción de Bernardo María de Calzada, un autor que no me era ajeno. Este militar y traductor nacido en Almendralejo en 1751 me interesa desde 1987, cuando comencé a tomar algunas notas para ir preparando las páginas de uno de los tomos de una <i>Historia de la literatura en Extremadura</i> que no cuajó. La iba a publicar la Editora Regional de Extremadura; pero el proyecto, a pesar de que se llegaron a firmar contratos, quedó interrumpido. Eso no nos impidió a algunos seguir trabajando sobre autores extremeños, numerosos y significativos —de Faustino Arévalo a Bartolomé José Gallardo— en un período apasionante como la segunda mitad del siglo XVIII y la primera del siglo XIX. Cuando conocí a mi colega Ana Mª Freire (UNED) en Cádiz, en el cuarto encuentro <i>De la Ilustración al Romanticismo</i> que en abril de 1988 se dedicó a Carlos III por el bicentenario de su muerte, ella presentó una comunicación sobre «Un traductor del reinado de Carlos III: Bernardo de Calzada». Años después manejé la traducción de Calzada de la <i>Vida de Federico II. Rey de Prusia</i> (1788-1789) en un coloquio en Alemania dedicado al rey filósofo y los españoles (1999). A Calzada me lo topé luego cuando trabajé sobre el <i>Quijote</i> en el siglo XVIII para un curso de verano —septiembre de 2005— al que me invitó la profesora Rosa Navarro, y allí estaba el <i>Don Quijote con faldas</i>. Ahora está muy dignamente editado en el atractivo portal de este interesante proyecto que, a juzgar por el <i>saluda</i> —o «Historia de un asterisco»— de su director, Pedro Javier Pardo, tuvo sus más y sus menos en su puesta en marcha. La novela de Lennox es uno de los testimonios de la preeminencia de la literatura inglesa en la tradición cervantina fuera de España, y tiene más valor histórico que la traducción de Calzada, que probablemente, cuando tradujo la obra desde una versión en francés de 1801, de Isaac-Mathieu Crommelin, no sabía qué estaba traduciendo, no sabía que la autora del texto era Charlotte Lennox. En cualquier caso, podemos leer la obra del español muy bien arropada por estudios sobre la autora inglesa (Cristina Garrigós, «Charlotte Lennox: ser escritora en el siglo XVIII, una empresa quijotesca»), sobre el traductor extremeño (José Montero Reguera, «Bernardo María de Calzada, memoria de un traductor ilustrado»), sobre la obra principal que se ofrece (Pedro Javier Pardo, «<i>Don Quijote con faldas </i>como paradigma del quijotismo femenino»), y otros aspectos de interés (en apéndices I y II, Catherine M. Jaffe, «Quijotes femeninos y traductores masculinos: Crommelin y Calzada, traductores de Lennox» y Alexia Dotras Bravo, «Análisis comparado de <i>Don Quijote con faldas</i> (1808) de Bernardo María de Calzada y <i>The Female Quixote</i> (1752) de Charlotte Lennox»). Un contenido amplio y riguroso, y con una apariencia en pantalla muy agradable, que permite además hacer cómodamente un recorrido hipertextual básico, dados los casos de consultar la bibliografía, abrir las notas o pasar de un nivel a otro en cualesquiera de los que conforman, y son muchos, los estratos del texto electrónico, desde los diferentes capítulos de la obra editada hasta los epígrafes que organizan los estudios incluidos.<span class="Apple-converted-space"> </span></span> <p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-57037539234501585682024-01-01T18:39:00.001+01:002024-01-01T18:39:32.258+01:00Año Nuevo<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjjmlpHO-ihpFJgRf1l1ENFynRyGvQ4zqrF8TkBUyKqDnOfARSWStXwcHkgrwWazw7EaL5b0egT0Jf-7QZ3AHo3wjJoWlNXxeO_yfEJ3UZNUhR9iLYCnKoqlPjv-MpVJHGnqUNmm1Yr5x9fIcp79tURv3QyjICfaodSRzJgHu-ldXkrexT4C-b9w/s1896/La%20voz%20de%20Soria.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="316" data-original-width="1896" height="53" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjjmlpHO-ihpFJgRf1l1ENFynRyGvQ4zqrF8TkBUyKqDnOfARSWStXwcHkgrwWazw7EaL5b0egT0Jf-7QZ3AHo3wjJoWlNXxeO_yfEJ3UZNUhR9iLYCnKoqlPjv-MpVJHGnqUNmm1Yr5x9fIcp79tURv3QyjICfaodSRzJgHu-ldXkrexT4C-b9w/s320/La%20voz%20de%20Soria.png" width="320" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">Sin jactancia, creo que voy a seguir también este año que empieza hoy con la atávica costumbre de comprar todos los días un periódico en papel. Quizá hasta que la prensa escrita deje de publicarse así; y a pesar de que ahora mismo pueda leer todas las noticias de este primero de enero actualizadas en las versiones electrónicas de varias cabeceras y que mi ejemplar de <i style="text-align: justify;">El País</i><span style="text-align: justify;"> de ayer siga sobre la mesa, disimulando su desfase con una página que tiene la programación televisiva de este lunes festivo. He leído por ahí que la reglamentación del trabajo en prensa que estipuló como días de descanso el viernes santo, el día de Navidad y el uno de enero es de comienzos de los años setenta, y me ha podido la curiosidad de buscar algún periódico antiguo del primer día del año. Lo curioso es que </span><i style="text-align: justify;">La Voz de Soria</i><span style="text-align: justify;"> llevaba a la portada un saludo al «Nuevo Año» que valdría para hoy: «Cada momento, cada día, cada año, que se espera está cuajado de misterio; todo lo porvenir es una inquietante interrogación. […] El año pasado ha tenido su historia, todavía incompleta porque aun lo pasado guarda enigmáticos rincones, pero durante su vida han acontecido sucesos que llevarán como marca indeleble su fecha, el nombre del año. | Todo cielo [</span><i style="text-align: justify;">sic</i><span style="text-align: justify;">] astronómico, no por sí; sino por regular la marcha de los acontecimientos humanos, semeja una vida como la humana; nace, crece y muere, y durante su existencia ocurren hechos que le darán su personalidad, por eso hay años gloriosos en que nace algún genio, años memorables porque los hombres no pelearon entre sí o se abrazaron después de luchas cruentas, años de revoluciones —unas progresivas, regresivas otras—, años nefastos de guerras y pestes, y todos llevan a la Historia el fruto de los destinos humanos.|Hoy empieza un nuevo año […], qué sorpresas guardará para la Humanidad, para España, para la vida y felicidad de cada uno de los mortales...? | ¿Traerá guerras, nos traerá la paz, nos colmará de venturas o nos castigará con el dolor y la desgracia...? |No hay que ser pesimistas por sistema ni optimistas a todo trance.| Tengamos confianza en nosotros mismos, miremos siempre el porvenir y no lo fiemos todo a la suerte ni a una ciega fatalidad. La felicidad es obra de los hombres, amparados por Dios, los cuales han de ir a su encuentro con limpio corazón, repleto de amores y de ideales. | Sin puros amores, sin ideales elevados la felicidad ni retoña ni fructifica.|Cultivemos nuestras almas ideales y amores que la felicidad nos dará por añadidura.| Deseemos felicidad pero antes hemos de merecerla. | Los hombres como los pueblos no logran su perfección, su progreso, su felicidad sino a fuerza de puros anhelos y de sacrificios.| Que este nuevo año nos colme de ventura a todos; pero este deseo gratuito es preciso forjarlo a golpes de voluntad en el fuego de los puros ideales.» Valdría. Solo he omitido la frase «Ayer terminó el año 1923, hoy comienza el 1924» y la cifra después de «Hoy empieza un nuevo año». Que estas palabras tengan un siglo no rebajan la apetencia del estreno en un día como hoy, en el que, también sin jactancia, me he ejercitado en la tradición del Concierto de la Filarmónica de Viena desde la Sala Dorada del Musikverein bajo la batuta del director alemán Christian Thielemann. Un documental sobre Anton Bruckner (1824-1896) y su pieza «La Cuadrilla», incluida en el repertorio de esta mañana, han sido gestos para celebrar el bicentenario del nacimiento del compositor austríaco. Por cierto, que Martin Llade, siempre tan ocurrente, ha comparado el meandro de Schlögen en el Danubio con el del Melero en el Alagón de Cáceres y ha terminado su retransmisión con unas palabras de </span><i style="text-align: justify;">El diablo tras el jardín</i><span style="text-align: justify;"> (Pre-Textos, 2021), del escritor Ginés S. Cutillas. ¡Viva Mozart!</span></span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-56233191100303188892023-12-30T21:17:00.002+01:002023-12-30T21:17:40.710+01:00El abismo del olvido (y II)<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMJZtOMFN5N0oNEXYf73UpzTAtlhg_3saEH3LFMu7uyHujKy59OHTTIkwjNIip169Mxik1A630fdiZxXLuotoNsgRq7O74l9IZ_j6zp7FxNMypeqsw1_94DLeMWFyStAtnm4nfkTr9UMk0ISHuf2NGDrLEhydRaUgwpRbSZjfGXvwEPr6PiFzx4w/s2882/Paco%20Roca%20El%20abismo%20del%20olvido.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2079" data-original-width="2882" height="231" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMJZtOMFN5N0oNEXYf73UpzTAtlhg_3saEH3LFMu7uyHujKy59OHTTIkwjNIip169Mxik1A630fdiZxXLuotoNsgRq7O74l9IZ_j6zp7FxNMypeqsw1_94DLeMWFyStAtnm4nfkTr9UMk0ISHuf2NGDrLEhydRaUgwpRbSZjfGXvwEPr6PiFzx4w/s320/Paco%20Roca%20El%20abismo%20del%20olvido.jpeg" width="320" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">Su lectura explica el título de estas dos entradas y su escritura emparejada. Es la novela gráfica de Paco Roca y Rodrigo Terrasa <i style="text-align: justify;">El abismo del olvido </i><span style="text-align: justify;">(Bilbao, Astiberri Ediciones, 2023), que me ha parecido algo más que otra magnífica obra del dibujante valenciano, que casi siempre he leído inducido por mis hijos. Así pasó con </span><i style="text-align: justify;"><a href="https://malama.blogspot.com/2012/04/arrugas.html" target="_blank">Arrugas</a></i><span style="text-align: justify;"> (2007) y con </span><i style="text-align: justify;"><a href="https://malama.blogspot.com/2015/01/los-surcos-del-azar.html" target="_blank">Los surcos del azar</a> </i><span style="text-align: justify;">(2013); pero ahora he sido yo el que ha traído el libro a casa para que ellos lo lean, para que comprueben lo bien que se muestra esa dimensión social y ética de lo que hace Paco Roca, ahora a partir de otro emocionante caso de justicia y memoria histórica con dos héroes protagonistas, uno del presente —Josefa Celda, «Pepica»— y otro del pasado —Leoncio Badía Navarro—, unidos hoy en páginas como estas en una misma rehabilitación. A decir verdad, el promotor e impulsor de la obra fue el periodista Rodrigo Terrasa (Valencia, 1978), como bien explica él mismo en el «Epílogo» (págs. 289-295), pues insistió desde 2017 a Paco Roca para que se embarcasen en el relato de la lucha infatigable de Pepica por recuperar los restos de su padre, un agricultor afiliado a Izquierda Republicana, detenido y acusado injustamente de «varios asesinatos cometidos en la localidad de Masamagrell, a unos cien kilómetros de distancia de su casa» (pág. 289), y que fue finalmente fusilado junto al cementerio de Paterna (Valencia) el 14 de septiembre de 1940. Ella es la heroína viva —tiene noventa años— que batalló contra las trabas administrativas de unas autoridades que aún parecen preferir el silencio y el olvido. El héroe, Leoncio, fue el enterrador de Paterna, a quien se conmutó una pena de muerte por un destino en el camposanto para enterrar, como se le dijo, «a los tuyos». Y lo hizo, procurando dejar junto a los cuerpos elementos identificativos introducidos en botellas y llevándose cientos de ellos que fue guardando en cestas de mimbre para poder dar indicaciones de la ubicación de los cadáveres a sus familiares. Su arriesgado quehacer sirvió muchos años después para la identificación del cuerpo del padre de Pepica, José Celda Beneyto, y de once personas más, todas con su botella con su nombre o elementos personales en una de las fosas. «En el Cementerio Municipal de Paterna existen unas 135 fosas comunes. En sus alrededores fueron asesinadas más de 2.200 personas provenientes de todo el territorio español. Es el lugar donde se constata la ejecución del mayor número de crímenes contra la humanidad una vez acabada la guerra civil», escribe Terrasa (pág. 295). Hablar de héroes consuena con la sustancia épica de este suceso real; pero en el cómic de Paco Roca, además, se evoca —y dibuja— (págs. 71-75, 169-173 y 179-180) la parte de la </span><i style="text-align: justify;">Ilíada</i><span style="text-align: justify;"> que nos habla del significado de enterrar a los seres queridos que sugiere el episodio de la muerte de Patroclo, y la venganza de Aquiles sobre su matador, Héctor, y su propia familia. Es un acierto este giro clásico en una estructura que alterna el pasado y el presente de manera muy sugerente, pues acerca la motivación de investigar a la potencia de los hechos históricos. La historia está muy bien contada y muy bien hilada, a partir de un mismo escenario —el cementerio— en el que un equipo de arqueólogos realiza trabajos de exhumación y en el que antaño hubo un enterrador que se jugó la vida por honrar a los muertos. La variedad de los dibujos y sus diferentes encuadres, las expresivas viñetas mudas que abren algunas secuencias y que sirven también para darles un cierre, o la sutileza de las imágenes de la fosa desde perspectivas que la ahondan para reforzar la noción de abismo («El olvido es el abismo que separa la vida de la muerte», pág. 107)... Todos son elementos que confluyen para hacer de la lectura de esta novela gráfica una experiencia muy placentera, y también muy conmovedora.</span> </span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-89690650102762152302023-12-29T19:19:00.004+01:002023-12-29T19:21:11.702+01:00El abismo del olvido (I)<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2RkMZpTJPxHHF77sBgNIL4k7jMxLkUiP_vQpPYspY-vrQH7onloWKzSYd_TpKXMB1577QYPDTCqFf_HHcyepLZ1kcIJ4CUrawAunb3bYI9w1USet1_54RIeLgJjzkmJ5N6fiQaHs4KGpTn2khN2J0YVIU5ZuqzV0yxDixxgLHYKzcgNohw-7bgg/s1198/Exposicio%CC%81n%20Columna%20Ocho%20mil.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1142" data-original-width="1198" height="305" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2RkMZpTJPxHHF77sBgNIL4k7jMxLkUiP_vQpPYspY-vrQH7onloWKzSYd_TpKXMB1577QYPDTCqFf_HHcyepLZ1kcIJ4CUrawAunb3bYI9w1USet1_54RIeLgJjzkmJ5N6fiQaHs4KGpTn2khN2J0YVIU5ZuqzV0yxDixxgLHYKzcgNohw-7bgg/s320/Exposicio%CC%81n%20Columna%20Ocho%20mil.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">Este diciembre ha sido pródigo en saludables ejercicios de memoria histórica. El día 1 asistí en remoto a la presentación en Zafra del libro de Francisco Espinosa Maestre <i style="text-align: justify;">1936. La columna camino de Madrid. Yagüe, Varela y las «normas» del padre Huidobro</i><span style="text-align: justify;"> (Galisteo, La Moderna, 2023); el domingo 17 pude ver también en Zafra la exposición </span><i style="text-align: justify;">La columna de los ocho mil. El primer éxodo de la Guerra Civil Española (Extremadura, 1936)</i><span style="text-align: justify;"> y hace un par de días he leído </span><i style="text-align: justify;">El abismo del olvido,</i><span style="text-align: justify;"> la novela gráfica dibujada por Paco Roca y escrita por él y por Rodrigo Terrasa (Bilbao, Astiberri Ediciones, 2023). La presentación la organizó en Zafra la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica «José González Barrero», que preside Maite Calderón Morales, y en ella se mostró la web </span><i style="text-align: justify;"><a href="https://bibliotecafranciscoespinosa.es/asociacion" target="_blank">Biblioteca de la Memoria Histórica Francisco Espinosa Maestre</a>,</i><span style="text-align: justify;"> que recoge la información del archivo y de la biblioteca del historiador de Villafranca de los Barros, catalogados por el documentalista Daniel Cupido, y que aspira a convertirse en un fondo documental sobre todo lo relacionado con la memoria histórica del entorno. El libro de Espinosa narra las circunstancias de la subida de la columna de los sublevados desde Mérida por Talavera y Toledo hacia Madrid, y trata la figura del jesuita Fernando Huidobro (1903-1937), que se unió a las fuerzas golpistas, quedó impresionado por los excesos de la represión, los denunció y, por ello, probablemente fue asesinado por los suyos. Las fotografías que se incorporan al libro y el análisis de las de Llerena que hace Jorge Arévalo Crespo en el apéndice son un sorprendente y fascinante valor añadido, y subrayan la relevancia de la imagen en la historiografía sobre la guerra. La exposición sobre </span><i style="text-align: justify;">La columna de los ocho mil,</i><span style="text-align: justify;"> organizada por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica José González Barrero de Zafra y cofinanciada por la Diputación de Badajoz y el Ministerio de la Presidencia, se inauguró el pasado 7 de septiembre en la localidad de Fuente del Arco, escenario crucial del suceso, y fue pasando luego a Burguillos del Cerro, Valverde de Burguillos, Jerez de los Caballeros, Medina de las Torres, Fregenal de la Sierra, Valencia del Ventoso, Llerena, Villafranca de los Barros, Puebla de la Calzada, Campillo de Llerena, Los Santos de Maimona, hasta cerrar una primera ronda de itinerancia en Zafra, donde acompañé a mi hermano José María a la visita guiada que organizó para las nietas de uno de los que iban en la columna, que llegó hasta Madrid y que cuando volvió a su pueblo —Valencia del Ventoso— fue fusilado. Aparecía su nombre en un panel que se añadió a los doce habituales con todos los integrantes de la columna que salieron del pueblo pacense. La aludida fuerza de la imagen en estos ejercicios de memoria histórica se comprobó en el muro con una de las fotos tras la llegada de la columna a Valdepeñas en septiembre de 1936. Apreciamos la emoción de esas descendientes que buscan una simbólica reparación en la pervivencia de un recuerdo digno para sus ancestros. La exposición ha sido presentada también en la localidad de Feria y en el próximo 2024 pasará también por Mérida, el Instituto Suárez de Figueroa de Zafra, Badajoz, Rivas Vaciamadrid, Santa Marta de los Barros, Montijo, Segura de León, Bodonal de la Sierra... hasta comienzos de mayo; y las asociaciones o instituciones que quieran acogerla alguna de las semanas que aún quedan libres deben ponerse en contacto con la Asociación para la Recuperación Histórica «José González Barrero» (memoriahistoricazafra@gmail.com).</span></span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-12279348561031748162023-12-24T20:05:00.000+01:002023-12-24T20:05:33.192+01:00Las superfluidades<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiI2M5bZRLtXTn4qwCOEikIiXCgPvgzVUUUKoah1gLu8a-Tx5IjbXzjLvzez17u1pJC0gD6BM_R01Q9lGLMxx3FspE0OGL0hauX9oQKSX27960hW569ZC57NhYfjF2jvSVno6wv-V08gdcH3ozeG6NnqI14iKx-qtYIG5nB1n9YfGZLX3DANpF_RQ/s1353/El%20Roto.%20Felices%20Fiestas.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1353" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiI2M5bZRLtXTn4qwCOEikIiXCgPvgzVUUUKoah1gLu8a-Tx5IjbXzjLvzez17u1pJC0gD6BM_R01Q9lGLMxx3FspE0OGL0hauX9oQKSX27960hW569ZC57NhYfjF2jvSVno6wv-V08gdcH3ozeG6NnqI14iKx-qtYIG5nB1n9YfGZLX3DANpF_RQ/s320/El%20Roto.%20Felices%20Fiestas.jpeg" width="284" /></a></span></div><div style="text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: xx-small;">© Andrés Rábago. </span><i><span style="font-size: xx-small;">El País</span></i></span></div><div style="text-align: left;"><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;">No me gustaría estar en Yabalia (Gaza). Me lo dije esta mañana al escuchar las noticias, y al escribirlo aquí pienso en la tonalidad casi siempre sombría de mis textos desde hace bastantes años en un día como el de hoy. A pesar de los buenos deseos. Debe de ser una reacción al alborozo forzoso, una manera de objetar frente a una realidad trucada a base de campanillas y adornos. Pero no me reconozco en tradiciones ajenas en las que nombres como Scrooge o Grinch están asociados a un rechazo desapacible de las fiestas navideñas. Ni en las tradiciones ajenas ni en las propias, aunque me apetezca ahora traer aquí </span><i style="text-align: justify;">Las superfluidades,</i><span style="text-align: justify;"> un sainete de Navidad de Ramón de la Cruz, de 1768, que reprueba los comportamientos sociales en fechas tan señaladas. En el Madrid de la época, el personaje de don Blas asiste pasmado a la ansiedad febril de un grupo de ciudadanos por celebrar las fiestas («¿Conque Noche-buena quiere / decir hartura de panza?»), felicitar a todo quisque en persona por todos los barrios, por todas las calles y por todas las casas, o gastando seis resmas diarias en cartas con parabienes, para que las personas de buena condición y justa petimetría tengan el consuelo «de haber / dado a todo el mundo Pascuas», aunque muertas se caigan. No es difícil encontrar paralelismos entre la </span><i style="text-align: justify;">cuchipanda</i><span style="text-align: justify;"> de una cena del sainete de Cruz a la que no puede faltar nadie, o las cartas masivas, y los usos actuales en los que pervive tanta tontería: «Que si se aplicaran / a cumplir su obligación / los hombres como se afanan, / superfluamente por que / no se murmure que faltan / a los cumplidos de duelos, / parabienes, años, Pascuas, / </span><i style="text-align: justify;">etcétera,</i><span style="text-align: justify;"> evitarían / otras censuras que dañan / más su crédito, y mejor / tiempo y salud emplearan». Feliz Navidad.</span></span></div><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-27702624293167120632023-12-23T18:21:00.000+01:002023-12-23T18:21:17.202+01:00Sin pelos en la lengua<p class="p1" style="font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-stretch: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRwiii1WEXTmhXjyyqq6NPYoCbvLOj9NcyKbnL8hHj8zLfADHZYiBE9uT_kc5S4FfHnxjOtoFqa-sguxxtTfuMzLL_JjxN_iAXBDqMagUaK-PzCvZwG2WFPmMfTjnbwtvXtX2J4Twkvo-Ab0pJNW-_lasHJaRbTWv1qc7Zja7I2jPi-xWV6LgEwQ/s2478/Sin%20pelos%20en%20la%20lengua.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1374" data-original-width="2478" height="177" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRwiii1WEXTmhXjyyqq6NPYoCbvLOj9NcyKbnL8hHj8zLfADHZYiBE9uT_kc5S4FfHnxjOtoFqa-sguxxtTfuMzLL_JjxN_iAXBDqMagUaK-PzCvZwG2WFPmMfTjnbwtvXtX2J4Twkvo-Ab0pJNW-_lasHJaRbTWv1qc7Zja7I2jPi-xWV6LgEwQ/s320/Sin%20pelos%20en%20la%20lengua.jpg" width="320" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">El lunes participé en uno de esos actos que ocupan un espacio de privilegio en mi currículum no normalizado. Tuve un encuentro con las alumnas y los alumnos del IES Rodríguez-Moñino en el CPR de Badajoz en la presentación del número 1 de la revista plurilingüe <i>Sin pelos en la lengua. Without Mincing Words. Sans mâcher ses mots. Sem papas na lingua; </i>así, en los cuatro idiomas. </span><span style="font-family: georgia;">Es un proyecto didáctico encomiable que ha impulsado una antigua alumna, profesora de Lengua Castellana y Literatura, jefa de ese departamento, Nines (Ángela) Castro, con el apoyo de otros compañeros de los de Inglés (Josefa Acedo y Carlos Criado Vadillo), Francés (Cindy Flinois) y Portugués (Luis Leal Pinto), y la implicación de un buen número de alumnos de Bachillerato, alguno de 4.º de ESO e incluso una exalumna del «Moñino» (Mª Carmen Duarte Almeida) que hoy cursa primero de Filología Inglesa en mi Facultad. Me emociona el encuentro con un profesorado ya veterano en su centro —al que di clases—, con responsabilidades y con la vocación casi intacta que le lleva a emprender aventuras como la edición de esta revista en la que han escrito casi una cuarentena de alumnos en las cuatro lenguas que se imparten allí y sobre aspectos todos de carácter lingüístico. Son 47 colaboraciones, que, si no he contado mal, 19 son en español o sobre aspectos de la lengua española, 15 en inglés o sobre inglés (los de Pepi Acedo y Rocío Muñoz Perea son sobre anglicismos), 7 en portugués y 5 en francés (con el de Irene Gervasini sobre «Los falsos amigos»), a las que hay que sumar lo de Nines Castro («Más que amigas») que busca sus ejemplos en los cuatro idiomas. El recorrido políglota por sus páginas se hace especialmente grato y provechoso por tratar sobre errores lingüísticos (como </span><i style="font-family: georgia;">a grosso modo</i><span style="font-family: georgia;"> en el artículo de Pilar Santa-Cruz Peromarta), o usos poco recomendables (como las muletillas de «¿Me entiendes o no me entiendes?», de Mª Dolores Gómez Torres y de las que también habla Clara Ordóñez), aspectos culturales («A Women's Thing», de Candela de Mariano), el significado de expresiones o de palabras (como en «Virar a casaca», de Yasmín Fuentes, Hugo Núñez y Jesús Ortiz; en «Comme dans un moulin», de Mario Barba; en «Uma origen de lenda», de Celia Ramos e Ethan Torres; en «Llueve sobre mojado», de Daniel Pérez-Cortés González; de «Mitin or meeting» de Isabel Martín García, o el de Marta Barragán), o su origen (como en la palabra </span><i style="font-family: georgia;">rebeca</i><span style="font-family: georgia;"> de la colaboración de Jorge Giménez González; en «Ficar a ver navios», de Carmen Tamayo y Natalia Tardío; en «De pe a pa», de Victoria Pérez Paredes; o «¿Quiénes son fulano y mengano?», de Carlos Cruz Vaquerizo); o de curiosidades y matices que siempre conviene conocer (y pasa en la colaboración de Noelia Díaz Bayón sobre el acento del dialecto Mancuniano o con «les vaches espagnoles» de Esmeralda Miranda). A estas menciones sumo las de quienes subieron al estrado del repleto salón de actos del CPR para resumir sus contribuciones, cada uno en la lengua en la que las escribieron: Lucía Calamonte («Detecting the Detective»), Félix Orejón, que habló de uno de sus dos artículos («Dejà vu»), emparentado con el de Carmen Tato Castro («Vivre deux fois»), Rocío Sanguino sobre el trabajo que proviene del </span><i style="font-family: georgia;">tripalium</i><span style="font-family: georgia;"> latino («Una tortura necesaria»), y Daniel Martín y Pablo Montero Vera («Ir para o maneta»). Fue un acto multitudinario en el que participaron un buen número de chavales y chavalas que </span><i style="font-family: georgia;">representaron</i><span style="font-family: georgia;"> con su intervención o su asistencia las páginas escritas. «Humor entre cortinas», sobre el uso del lenguaje con propósito humorístico, de Pilar Castell Méndez; «Saudade», como «símbolo da lingua portuguesa», de Íñigo García Ganivet; «¿Hay algo más español que el famoso </span><i style="font-family: georgia;">olé</i><span style="font-family: georgia;">?», de Celia Pulido Matador; «O Killed», de Rocío Muñoz Perea; «Sandwich», de Irene Regidor; o «Hablemos mano a mano», de Inés Navarro Delgado, son otras de las colaboraciones de una revista que expresa su intención en esa locución en cuatro idiomas, y no traducidos; pues todos pretenden tener el mismo rango —a pesar de que el título principal por el tamaño de letra sea el primero, por ser española la sede editorial de un instituto de enseñanza en este territorio. Se refuerza así la idea multilingüe que quiere trasmitir y que es uno de los signos distintivos más poderosos de la enseñanza secundaria de nuestra era, en un valor y empeño que está muy bien expresado de manera genérica en el artículo de Rosa Palomar «El poder de las palabras y por qué hablar más de un idioma». Con Marta Hernández y Adriana Martínez, que firman dos artículos porque escriben en español y en inglés, con Juan Carlos Luengo, que trata la palabra </span><i style="font-family: georgia;">cachivache</i><span style="font-family: georgia;">, y Miguel García Montesinos que escribe sobre gentilicios y Daniel Martínez Izquierdo sobre dobletes, y no solo españoles, cierro esta relación desordenada —y espero que completa— del contenido de este primer número de una revista plural a la que deseo continuidad, pues cuenta con la materia inagotable de la lengua y el plantel fecundo de los colaboradores de la </span><i style="font-family: georgia;">casa</i><span style="font-family: georgia;">.</span><span style="font-family: georgia; text-align: left;"> </span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-44404707909373899462023-12-13T13:08:00.000+01:002023-12-13T13:08:17.951+01:00La poesía de Moratín<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi18Wf-GQLEnwR2IdPH01Sautail7EtYO-khtO3qkILFG8LAPvseb93dcguDdg74PfsRn_CG6MJh9pTlcSNyQQDCecDrKL0rUiFfKYSlOA1xVaruG4dkgHF5A1IOkn6_Cy_KTY_5tgfKF7BdhwrBvvDH_u7j5IEfOBk_7eO8PkkrrDQe0-HXKFmcA/s1637/Leandro%20F.%20Morati%CC%81n%20Poesi%CC%81as.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1637" data-original-width="1000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi18Wf-GQLEnwR2IdPH01Sautail7EtYO-khtO3qkILFG8LAPvseb93dcguDdg74PfsRn_CG6MJh9pTlcSNyQQDCecDrKL0rUiFfKYSlOA1xVaruG4dkgHF5A1IOkn6_Cy_KTY_5tgfKF7BdhwrBvvDH_u7j5IEfOBk_7eO8PkkrrDQe0-HXKFmcA/s320/Leandro%20F.%20Morati%CC%81n%20Poesi%CC%81as.jpeg" width="195" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">Una de las lecturas <i style="text-align: justify;">profesionales </i><span style="text-align: justify;">más provechosas que he hecho desde este pasado mes de junio ha sido la de esta edición: Leandro Fernández de Moratín </span><i style="text-align: justify;">Poesías.</i><span style="text-align: justify;"> Edición de Jesús Pérez-Magallón. Madrid, Ediciones Cátedra (Letras Hispánicas, 883), 2023. Significa mucho para mí porque es una aportación de calado al estado de los estudios de un período y un género, de un autor y una estética que ocupan buena parte de mis intereses docentes y de investigación; y supera lo que se espera de una edición de la poesía </span><i style="text-align: justify;">casi</i><span style="text-align: justify;"> completa de un escritor como Moratín el Joven. Conocía la gran edición, también de Jesús Pérez Magallón, de las </span><i style="text-align: justify;">Poesías completas (Poesías sueltas y otros poemas) </i><span style="text-align: justify;">(Barcelona, Sirmio. Quaderns Crema, 1995) y lo relativo a su lírica en los dos imponentes volúmenes de </span><i style="text-align: justify;">Los Moratines</i><span style="text-align: justify;"> (Ediciones Cátedra. Col. Avrea, 2008), y también en el capítulo correspondiente de su libro </span><i style="text-align: justify;">Soñando caminos: Moratín y la nación imaginada</i><span style="text-align: justify;"> (Madrid, Calambur Editorial, 2019); pero esos precedentes no quitan valor ni oportunidad a esta importante nueva edición. Después de los trabajos brillantes de René Andioc, ha sido Pérez Magallón quien más y mejor ha estudiado la vida y las obras de Leandro Fernández de Moratín, y coincide la aparición de esta edición con la culminación brillante de su trayectoria académica en la Universidad de McGill (Montreal), en donde fue director de la prestigiosa </span><i style="text-align: justify;">Revista Canadiense de Estudios Hispánicos.</i><span style="text-align: justify;"> Moratín fue editor de sí mismo en su verso lírico con la edición de las </span><i style="text-align: justify;">Obras dramáticas y líricas</i><span style="text-align: justify;"> de 1825, en cuyo tomo tercero incluyó lo que llamó «Poesías sueltas», setenta y siete poemas que representan en su ordenación su biografía literaria, que parte de su nacimiento como poeta (soneto «A D. Juan Bautista Conti») hasta llegar a su muerte simbólica con la excelsa elegía «A las musas». Con buen criterio, Jesús Pérez Magallón mantiene esa «coherencia y lógica internas» (pág. 120) de lo dado en 1825 en vida del autor en su exilio francés, mal de salud, y tres años mal contados antes de su muerte; a lo que añade «... Y otros poemas», treinta y tres textos, publicados e inéditos, descartados por el poeta para conformar sus «sueltas», y alguno como mero boceto que se publica por primera vez de lo que sería «A las musas», que, insisto, es uno de los poemas más extraordinarios salidos de la pluma de Moratín hijo. La prolijidad de esta edición puede abrumar al lector solo interesado en conocer los poemas de don Leandro, en una lectura por puro curioseo; pero es lo que la convierte en un estudio tan acabado sobre los caracteres de la lírica dieciochesca del último tercio del siglo y de las dos primeras décadas del XIX, y en un acervo de referencias literarias, históricas y culturales para contextualizar la obra del autor, una obra de mucho provecho para el estudioso. Entre sus rasgos, las cifras de 1698 notas que ocupan ciento cincuenta páginas del final del volumen y 200 páginas de introducción crítica incluyendo la extensa bibliografía citada. Esta introducción se divide en cuatro grandes secciones: «Vivir, tal vez soñar, morir» es el recuento biográfico. «Clasicismo contra nuevo culteranismo: acalófilos y galo-salmantinos» es un interesantísimo acercamiento a la polémica entre moratinistas y los llamados quintanistas. «Una manera clásica de entender la poesía» es un análisis de la poética moratiniana. Y «Variaciones sobre el tema clasicista: un modelo neoclásico» es la caracterización por temas de la lírica de Moratín. La solvencia de este editor tiene muchas muestras de comprobación; y citaré solo cómo Pérez Magallón nunca dio crédito —por no descansar «sobre bases sólidas, sino más bien sobre impresiones poco fiables» (pág. 194)— a la atribución a Moratín de las </span><i style="text-align: justify;">Fábulas futrosóficas,</i><span style="text-align: justify;"> que, obviamente, no se recogen y a las que dedica una iluminadora nota al pie (3) —solo hay tres en toda la introducción— para confirmar lo que más recientemente ha demostrado Philip Deacon —a pesar del exquisito celo de la interrogación del título— en su artículo «Las </span><i style="text-align: justify;">Fábulas futrosóficas</i><span style="text-align: justify;"> de 1821, ¿son de Bartolomé José Gallardo?» (</span><i style="text-align: justify;">Dieciocho</i><span style="text-align: justify;">, 46.1, primavera de 2023). Ediciones como la de estas </span><i style="text-align: justify;">Poesías</i><span style="text-align: justify;"> son un modo excelente de restauración de la maltrecha opinión que sobre la poesía del siglo XVIII tienen los que no se han detenido en ella, o lo han hecho prejuiciosos por la repetición de los mismos lugares comunes y la presentación de textos de esa manera poco cuidada que se impugna con lo que nos regala Jesús Pérez Magallón en Letras Hispánicas.</span></span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-38380514134208845172023-12-03T23:31:00.001+01:002023-12-03T23:31:50.096+01:00¿Adictos?<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9U_LxDpa4gf548qPN_cubHVK6rzwh6b1xwIe1_CxED0LTfeY84Jh-HZHMWp1OYrxNW4xnQi0dcAZyawrL0PxhQLMxUG1PZjEOQK_tGMlgHm5UtISg0snRe5Ws5SATDWfOnHCdFiQrbLARv4p1lLyrcfwaDuERxLdRtxIAG3eXhX2SLFMdNpK9KQ/s2560/Adictos%20Lola%20Herrera.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2560" data-original-width="1810" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9U_LxDpa4gf548qPN_cubHVK6rzwh6b1xwIe1_CxED0LTfeY84Jh-HZHMWp1OYrxNW4xnQi0dcAZyawrL0PxhQLMxUG1PZjEOQK_tGMlgHm5UtISg0snRe5Ws5SATDWfOnHCdFiQrbLARv4p1lLyrcfwaDuERxLdRtxIAG3eXhX2SLFMdNpK9KQ/s320/Adictos%20Lola%20Herrera.jpeg" width="226" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">Fui con la prevención de haber leído una crítica de Raquel Vidales de septiembre del año pasado en <i style="text-align: justify;">El País,</i><span style="text-align: justify;"> en la que decía que, cuando salió Lola Herrera a escena en el estreno en el madrileño Teatro Reina Victoria, el público arrancó a aplaudir. Y me temí lo peor —o sea, lo mismo— aquí, en Cáceres. El personaje de la prestigiosa científica Estela Anderson (Lola Herrera) se prepara para salir de su domicilio mientras habla con una máquina que responde a sus preguntas, controla sus constantes vitales, llama por teléfono y usa un lenguaje tan humano que en pocas frases repite más de cuatro veces la palabra </span><i style="text-align: justify;">evento.</i><span style="text-align: justify;"> El cambio de escena sugerido por la luz y las subidas y bajadas de unos estores blancos —como todo el decorado, muy minimalista—, nos lleva al auditorio en el que la protagonista va a pronunciar un discurso muy importante sobre un trascendental avance tecnológico; y cuando saluda con un «Buenas noches, señoras y señores» y unos aplausos enlatados, el respetable de verdad, sin encomendarse a ilusión escénica ni a cuarta pared que valgan, se pone a aplaudir. Mal augurio de algo que resultó decepcionante. Una función tan inerte y rutinaria que hasta se quedó lejos de los noventa minutos (aprox.) que indicaba el programa de mano. (Alguien a la salida nos dijo que agradecía que no hubiese durado lo previsto). Lo de anoche fue una buena demostración de que un elenco de tres buenas actrices, una directora experimentada (Magüi Mira) y una producción más que pudiente no bastan si el texto no cumple unos mínimos, si la historia no ofrece casi ningún agarradero estable para que unos medios así puedan tirar de ella y sacar adelante un espectáculo. </span><i style="text-align: justify;"><a href="https://pentacion.com/obras-en-cartel/adictos/" target="_blank">Adictos</a>,</i><span style="text-align: justify;"> escrita por Daniel Dicenta Herrera —hijo de Lola Herrera— y Juanma Gómez, lleva el subtítulo de </span><i style="text-align: justify;">Jugando a ser dioses,</i><span style="text-align: justify;"> que añade más confusión al batiburrillo de una historia que quiere partir de la pregunta de hasta qué punto estamos sometidos por la tecnología, o qué tipo de sociedad hemos construido y qué capacidad de reacción tiene el ser humano para cambiar un estado de las cosas. ¿Qué cosas? ¿La expansión progresiva de la desinformación? ¿O la malversación extrema de una información total y asfixiante sobre la sociedad gracias a los avances tecnológicos? Es mejor quedarse con la vacuidad de lo que uno ha visto y no leer ni la sinopsis de los autores ni la explicación de la directora que se dan como información. No aclaran; embarullan. Una acción que parte del atentado que sufre la científica Estela Anderson, de los cuidados que recibe de una eminente experta en terapia cognitiva, la Dra. Soler (Lola Baldrich), y una periodista mediática, Eva Landau (Ana Labordeta), que por solicitar una entrevista con la doctora se ve envuelta en un meollo absurdo por lo mal contado que está y lo mal constreñido a un tiempo reducido que no se sabe administrar dramáticamente. El texto no permite subrayar con buena voluntad algún valor; y sí deja patentes, por ejemplo, la banalidad del uso de algo tan básico como el teléfono en escena, con todas las posibilidades que ofrece; o la afectación de la contextualización de la doctora que lee en voz alta una noticia de una tableta electrónica. De haber sido una obra de calidad, cabría interpretarla como un gesto en homenaje a una gran actriz al final de su trayectoria, y bien acompañada por dos buenas intérpretes; pero lo que resulta es un apaño que en mi opinión no llega al reconocimiento público en escena que merece Lola Herrera con un broche distinto al de la noche del sábado en el Gran Teatro de Cáceres.</span><span class="Apple-converted-space" style="text-align: justify;"> </span></span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-91945933025193171872023-12-02T19:56:00.001+01:002023-12-02T19:58:35.187+01:00Francisco Gregorio de Salas<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimNxwm0mghSqaoEYq232_z_6niHnZuLTRPd3Ef6RG0M8TpxVfF6cPEhoFC1QMOKoc6PM0BXPJDvR5Hy8c1B8wRr6ggrlGgE6ILoV38zv2Lw5hxe1eWO2W4P7ZRVgyEvxkZF6OzLtuBp2SutLp7n342SFObGNnqtb5752qL0FB9dS6gOwKrG_6lqQ/s800/Estampa%20de%20Salas%20en%20el%20Museo%20Historia%20de%20Madrid.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="600" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimNxwm0mghSqaoEYq232_z_6niHnZuLTRPd3Ef6RG0M8TpxVfF6cPEhoFC1QMOKoc6PM0BXPJDvR5Hy8c1B8wRr6ggrlGgE6ILoV38zv2Lw5hxe1eWO2W4P7ZRVgyEvxkZF6OzLtuBp2SutLp7n342SFObGNnqtb5752qL0FB9dS6gOwKrG_6lqQ/s320/Estampa%20de%20Salas%20en%20el%20Museo%20Historia%20de%20Madrid.jpg" width="240" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">Escribo estos días sobre el singular poema <i style="text-align: justify;">Observatorio rústico </i><span style="text-align: justify;">de este poeta de Jaraicejo (Cáceres), que murió tal día como hoy de 1807, a los 79 años, como reza en el retrato que reproduzco arriba y que puede verse en una copia de la Biblioteca Nacional de España y en otra, la coloreada, que está en el Museo de Historia de Madrid y digitalizada en el fondo </span><a href="https://www.memoriademadrid.es/buscador.php?accion=VerFicha&id=5705&num_id=1&num_total=22" target="_blank"><i style="text-align: justify;">Memoria de Madrid</i><span style="text-align: justify;">.</span></a><i style="text-align: justify;"> </i><span style="text-align: justify;">Estudiosos ya desaparecidos a quienes conocí y aprecié mucho, Juan Manuel Rozas y Vicente Sabido, escribieron sobre este poema y dieron las fechas de 1729 y 1808 como de nacimiento y de muerte del extremeño. Si murió a los setenta y nueve, como dice la esquela, debió de nacer en 1728; pero, en </span><i style="text-align: justify;">El Correo. Periódico Literario y Mercantil </i><span style="text-align: justify;"> de 21 de diciembre de 1831, una nota biográfica anónima sobre el escritor dio la fecha precisa de 21 de enero de 1729, como conjeturó Rozas después de visitar el archivo parroquial del pueblo para preparar su trabajo «Mapa para leer al padre Salas» (</span><i style="text-align: justify;">Miscelánea Cacereña, </i><span style="text-align: justify;">1980). Ahora bien, en la séptima edición del </span><i style="text-align: justify;">Observatorio,</i><span style="text-align: justify;"> de 1802, el grabado de la portada llevaba una medalla con el nombre de Salicio —con Coridón, los dos interlocutores del poema en sus ediciones revisadas— con la efigie del poeta y con el texto «Etat. sue. 74 an.» («Aetatis suae 74 anno»); es decir, que debió de nacer en 1728. No están mis intereses ahora en completar la biografía del autor de esa otra égloga como </span><i style="text-align: justify;">Dalmiro y Silvano,</i><span style="text-align: justify;"> amorosa y en elogio de la vida del campo (1780), sino en reconstruir el proceso de composición del </span><i style="text-align: justify;">Observatorio rústico,</i><span style="text-align: justify;"> un poema prosaico de tres mil versos que no nació como un diálogo, sobre el que estuvo muy encima su autor y que tuvo una notable repercusión editorial hasta su décima edición de 1830; pero el conocimiento reciente de la fecha exacta de su muerte me ha motivado para recordar la coincidencia.</span></span><p></p><p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"><br /></span></span></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-57756834638923169842023-12-01T18:41:00.000+01:002023-12-01T18:41:33.004+01:00El Espejo<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFotkit9-OBnY2hyphenhyphenvfeM2dQs8-L4uFCqXLE-FkplvBU-277BN6BDpCNa45iQ3h5P1_CEjbIWASp0AQM4iLMWz5fIOrV0BtkINK4KljMbQBkUVKJl28JNCXnRI98a3r3iYQzRGRDITEswW6d5Ob-WcAN2TmjLRflhhe_I3RpiQfuOF2Hhuvs-Fuwg/s609/El%20Espejo%2015.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="609" data-original-width="435" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFotkit9-OBnY2hyphenhyphenvfeM2dQs8-L4uFCqXLE-FkplvBU-277BN6BDpCNa45iQ3h5P1_CEjbIWASp0AQM4iLMWz5fIOrV0BtkINK4KljMbQBkUVKJl28JNCXnRI98a3r3iYQzRGRDITEswW6d5Ob-WcAN2TmjLRflhhe_I3RpiQfuOF2Hhuvs-Fuwg/s320/El%20Espejo%2015.jpeg" width="229" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">«Esto del teatro es muy raro», escribe Isidro Timón en el último número de <i style="text-align: justify;">El Espejo</i><span style="text-align: justify;"> (15), la revista de la Asociación de Escritores y Escritoras de Extremadura, que dedica una sección monográfica a la literatura dramática de aquí. Desde el número 13 (2021), último bajo la dirección de Pilar Galán y Víctor Jiménez Andrada, que trató el cómic, la revista aborda en unas escogidas páginas un asunto de interés, como fue la poesía experimental en el número 14 (2022), ya bajo la dirección de su actual coordinador el poeta y profesor Antonio Rivero Machina. Quizá quede bien aquí hacer un recuento somero sobre quienes han sido los responsables de esta publicación que, con algunos huecos, tiene ya sus veintiocho años: Antonio Gómez, Elías Moro y Plácido Ramírez (núms. 1, 2, 3 y 4, entre 1995 y 1998), Daniel Casado y José María Cumbreño (núm. 5, de 2003), Daniel Casado, José María Cumbreño y Plácido Ramírez (núm. 6-7, hasta 2005), Urbano Pérez, Hilario Jiménez Gómez y David Matías (núm. 8, de 2016), Hilario Jiménez Gómez, Marisa de Llanos Pérez y Diego González (núm. 9, de 2017), Hilario Jiménez Gómez, Isabel Mª Pérez Gónzalez y Serafín Portillo (núm. 10, de 2018, que recordó los 35 años de la revista y publicó un sumario de sus sumarios hasta la fecha), Hilario Jiménez Gómez y Carlos García Mera (núm. 11, de 2019) y Pilar Galán y Víctor Jiménez Andrada (núms. 12 y 13, de 2020 a 2021). «Esto del teatro es muy raro», escribe Isidro Timón en esta entrega de </span><i style="text-align: justify;">El Espejo</i><span style="text-align: justify;">; y me parece un buen mote de esa parte de su contenido que se fija en el «Presente y futuro del teatro en Extremadura», un título demasiado ambicioso en un espacio tan reducido de cuarenta páginas que dedica casi la mitad al extracto de una obra de uno de nuestros autores más visibles, Marino González Montero —que acaba de publicar su </span><i style="text-align: justify;">Anasté. La hecatombe de Tarteso</i><span style="text-align: justify;">—, que nos muestra una versión de la comedia </span><i style="text-align: justify;">Hecyra,</i><span style="text-align: justify;"> de Terencio, para Clípeo Teatro, el grupo integrado por profesores del IES Santa Eulalia de Mérida; y a una elocuente entrevista con el dramaturgo Miguel Murillo Gómez, una figura ineludible en la evolución del teatro en Extremadura desde los años ochenta del siglo pasado hasta la actualidad. Completan el monográfico una instantánea del momento presente del teatro profesional extremeño hecha por un gestor y director como Marce Solís, y los testimonios de tres creadores sobre su propia creación: Concha Rodríguez, Isidro Timón y Verónica Jiménez Jiménez, cuya juventud proyecta nuestro panorama teatral hacia un futuro propicio, curiosamente sugerido —también— en la mención de Miguel Murillo de su sobrino Miguel Murillo Fernández (Badajoz, 1997), que ya ha publicado dos piezas, </span><i style="text-align: justify;">Revolución sin previo aviso</i><span style="text-align: justify;"> y </span><i style="text-align: justify;">La esposa del ermitaño</i><span style="text-align: justify;"> en la colección «Escena Extremeña» de la Editora Regional de Extremadura. No todo cabe, pues, en este </span><i style="text-align: justify;">espejo</i><span style="text-align: justify;"> que se completa con las habituales colaboraciones literarias y las notas de lectura, y la novedad de una sección —«La palestra»— que recoge la «visión de la realidad creadora» —dice el editorial— de alguien destacado en las letras extremeñas, que, en este caso, es Antonio Orihuela con su contundente, combativo e impugnador «Contra el compromiso único» (págs. 51-56). Justo en el centro del volumen como palestra notoria, resulta una necesaria llamada de atención.</span></span><p></p>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-14057315.post-50638437020845927352023-11-25T19:13:00.003+01:002023-11-25T19:19:39.248+01:00Obdulia<p><span style="font-family: georgia;"><span style="text-align: justify;"></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: georgia;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgv0SN-PkuLcoSq4r-_vpRyYpDoVwDjOXrFOPyXOY6LkNYTMkG5Z96_1z0FQbwCs12_qNsE3MjRpZOFmoZdZJ2mATb7wXJnKnbK3DV45iCJtMkElbV0baRDQvz0lvcy26J4Y2CsWv-S65s-2tjKtIsj9vYkSrumH4nhiASWK0zSHZ-ldZcETtVYsw/s791/La%20Regenta%20Cubierta.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="791" data-original-width="545" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgv0SN-PkuLcoSq4r-_vpRyYpDoVwDjOXrFOPyXOY6LkNYTMkG5Z96_1z0FQbwCs12_qNsE3MjRpZOFmoZdZJ2mATb7wXJnKnbK3DV45iCJtMkElbV0baRDQvz0lvcy26J4Y2CsWv-S65s-2tjKtIsj9vYkSrumH4nhiASWK0zSHZ-ldZcETtVYsw/s320/La%20Regenta%20Cubierta.jpeg" width="220" /></a></span></div><span style="font-family: georgia;">Galdós la llamó en su prólogo a <i style="text-align: justify;">La Regenta </i><span style="text-align: justify;">«tipo feliz de la beatería bullanguera, que acude a las iglesias con chillonas elegancias, descotada hasta en sus devociones, perturbadora del personal religioso». Clarín, la primera vez que la hace aparecer en la novela, dice de ella —«toda Vetusta lo sabía»— que era «una mujer despreocupada»; y yo, sugestionado, sé identificar perfectamente a Obdulia Fandiño, la viuda de Pomares, al escuchar sus carcajadas. Esto es lo que pasa cuando uno se mete tan de lleno en su trabajo. Sí, tiene uno el privilegio de ganarse la vida así. Por ejemplo, contar en público —la clase— lo vivido a solas, que puede ser por una lectura optativa u otra necesaria para preparar un </span><i style="text-align: justify;">tema.</i><span style="text-align: justify;"> Compartir con un grupo de estudiantes de literatura lo que tanto deseé hacer meses, días u horas atrás leyendo a solas. Quizá uno escribe un artículo de investigación o una reseña también por eso, por la necesidad de decir algo propio, nuevo, sobre lo que todo el mundo ve. Y uno quiere creer que a veces sirve. El caso es que las circunstancias me han permitido dar unas clases que no son mías en una asignatura que di hace años y que incluye el análisis de una joya como </span><i style="text-align: justify;">La Regenta,</i><span style="text-align: justify;"> que me brinda la oportunidad de demorarme en los procedimientos narrativos utilizados por el autor para </span><i style="text-align: justify;">mover</i><span style="text-align: justify;"> a un personaje como Obdulia —no digamos ya la inmensidad de otros como Ana, el Magistral o, claro, el acólito Celedonio—, o lo que es lo mismo, de disfrutar como un niño </span><i style="text-align: justify;">explicando</i><span style="text-align: justify;"> la novela o permitiéndome digresiones sobre cómo fue recibida con el entusiasmo de Emilia Pardo Bazán o con el punzante desprecio del P. Blanco García. Lo de doña Emilia fue literal, pues escribió a su «distinguido» Alas para que le mandase a París (Rue Richelieu, 80) un ejemplar del primer tomo, que leyó fascinada en abril de 1885, y tuvo que esperar hasta principios de julio para fingir sentirse indispuesta con jaqueca, meterse en la cama y disfrutar con la continuación de la historia de ese «tipo femenino de </span><i style="text-align: justify;">equilibrio inestable</i><span style="text-align: justify;">» que es Ana Ozores. Así, más o menos, lo conté ayer; y noté ese brillo de interés en el aula que te salva una clase. Para compensar, no sé si merece la pena repetir la alusión al padre Francisco Blanco García, que en </span><i style="text-align: justify;">La literatura española del siglo XIX</i><span style="text-align: justify;"> (1891) despachó en cinco líneas la novela, que llamó «disforme relato de dos mortales tomos», y arremetió contra los escritores naturalistas de este modo: «Renuncio a prolongar esta reseña con los nombres, poco y en mala parte conocidos, de varios escribidores que han hallado en el naturalismo un medio para salir de la obscuridad, vertiendo a granel las contadas especies que caben en sus empobrecidos y anémicos cerebros, lanzando a la voracidad lujuriosa de algunos lectores los hediondos comistrajos, las hirvientes gusaneras con que se sacian, para irritarse de nuevo, los estímulos de la sensualidad. No a la crítica literaria, sino a la policía, toca habérselas con los productos nocivos del contrabando novelesco» (2ª ed., 1903, pág. 554). Nunca tiene uno tantas ganas de que se tome nota; pero, sobre todo, de que se lea con la misma fruición que la autora de </span><i style="text-align: justify;">Los Pazos de Ulloa</i><span style="text-align: justify;"> una obra tan sobresaliente y que, por fortuna, sigue figurando en nuestros planes de estudios. El próximo día volveré con más ganas a recomendar su lectura, y, vista la construcción general del relato, por ejemplo, abordar cómo y por qué resuelve el autor algunos capítulos con los cabos sueltos que retomará con maestría más adelante. Por el momento, me quedo con Obdulia en el final del capítulo VII, mostrando un pollo pelado que palpitaba a punto de </span><i style="text-align: justify;">jincar</i><span style="text-align: justify;"> el poleo. Propuestas de interpretación y trabajo gustoso.</span></span><p></p><div><span style="font-family: georgia;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj51n8DjoMwtG5AwmIZxFGcK1Oj39NSUO3WZ7K83OfqzxVZesTdWb8IZ3Vq4u-luqPyYqQa8z-VQvqjBxzIGaCLD5s_GNOMtH4tjDXfVuoQMgE9EwFjQ4gTcJF_DQcn5N9EKtld2H8vPSxA4XB8Um2jLwlidLYRaElPDAgkeb_FKKaRzaYVI0Pi3g/s1200/no-violencia-mujeres.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="628" data-original-width="1200" height="104" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj51n8DjoMwtG5AwmIZxFGcK1Oj39NSUO3WZ7K83OfqzxVZesTdWb8IZ3Vq4u-luqPyYqQa8z-VQvqjBxzIGaCLD5s_GNOMtH4tjDXfVuoQMgE9EwFjQ4gTcJF_DQcn5N9EKtld2H8vPSxA4XB8Um2jLwlidLYRaElPDAgkeb_FKKaRzaYVI0Pi3g/w200-h104/no-violencia-mujeres.jpg" width="200" /></a></div><br /><span style="text-align: justify;"><br /></span></span></div>Miguel A. Lamahttp://www.blogger.com/profile/12576831710844776908noreply@blogger.com0