© Foto de Armando Méndez para Hoy.
En Zafra, mis padres me llevaban de niño a ver las procesiones. Mi madre me cuenta muchas veces que uno de mis hermanos decía, al ver al Cristo de la Humildad y Paciencia, tan contrito en su contrición y dolido en su dolor y humillación, sentado, con su mano izquierda en la mejilla: —Mamá, ¿por qué está tan suspenso* el Señor? Ese Cristo salía, como es lógico, después del Domingo de Ramos y antes del Santo Entierro. Supongo que seguirá ocurriendo así. Pero ahora, en otros lugares, no ocurre eso; y quizá sea, lamentablemente, por el espectáculo o por no sé qué cosa. Y duele tanto anacronismo, tanta falta de rigor histórico. Ayer —leo en el periódico— salió —véase la fotografía— el Cristo del Calvario en Cáceres, y me dicen que antes del domingo ya ha habido procesión en algún barrio. Qué cosas. Como la historia sagrada ya no forma parte de la cultura general, aquí vale todo. Llegará un día en que veremos al Cristo Resucitado ser conducido de nuevo a la Cruz porque llovió ese día o para que lo vea más gente.*Suspenso. Triste.
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