viernes, diciembre 30, 2016
Colas
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6102
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Hija por Matilde Muro
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domingo, diciembre 25, 2016
Un libro jubilar
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sábado, diciembre 24, 2016
Navidad. Año nuevo. Lo que sea
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viernes, diciembre 23, 2016
De libros recibidos
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jueves, diciembre 22, 2016
Otra vez a menos
He encontrado esta nota entre los retales que tengo guardados como textos en fárfara para publicar algún día aquí. La nota debe de tener más de cinco años; pero conserva su vigencia, como se podrá apreciar. En mí no debe sonar a nuevo, que ya puse en este blog un «A menos» en 2009. Su primer título fue «Vamos a menos», que es como comienza: Vamos a menos, sin duda. Por mucho que quieran maquillar el progreso con los logros de la tecnología, el desarrollo industrial y los conceptos macroeconómicos en los que el beneficio a espuertas es la única unidad de medida. Vamos a menos. Lo más inquietante es que los que hemos ido siempre en el furgón de cola queramos salir de él intentando emular a los que están a la cabeza. Una sociedad en la que la educación sigue estando sometida a reformas, después de tanto tiempo, cuando continúan estando vigentes —y es duro decirlo— los planteamientos de quienes en el siglo XIX estaban convencidos de que el progreso de un país pasaba por el fomento de su sistema educativo, una sociedad así debe estar enferma. No hay que ir a las aulas ni acudir a informes europeos sobre rendimientos académicos; basta con pasear por los parques, escuchar cómo habla la gente, leer las cifras de víctimas de violencia de hombres contra mujeres, o en los periódicos los logros del llamado pacto educativo, ver un partido de fútbol desde la grada o algunos programas televisivos desde el sofá. Y comparar el sueldo de un maestro con el del jefe de prensa de un club de fútbol de Primera División. Basta con eso para concluir que vamos a menos por una razón estricta de desinterés por el fomento de la educación como puntal básico de la sociedad.
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lunes, diciembre 19, 2016
José María Lama
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domingo, diciembre 18, 2016
Poesía y Naturaleza
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viernes, diciembre 16, 2016
Aguinaldo nº 20 (En el arca chica)
Supongo que los muchos amigos de Víctor Infantes que hayan recibido el aguinaldo de este año 2016 habrán sentido el mismo escalofrío que yo cuando recogí el pasado miércoles de mi buzón un sobre de 16 x 23 cm. con mi nombre y dirección puestos con su esmerada y característica caligrafía. Y un matasellos de carta ordinaria desde Hoyo de Manzanares de fecha 12 del presente mes, casi dos semanas después de la muerte del profesor y bibliógrafo, «príncipe de los bibliógrafos», como le llama Juan Carlos Conde en su necrología publicada este jueves en ABC. Dentro, el aguinaldo de este año, con una tira de papel que informa: «Víctor Infantes murió el día 1 de diciembre. Días antes había recogido de la imprenta el aguinaldo de las navidades 2016 y había empezado su ritual de escribir las direcciones, tarde a tarde. | Se cumplen 20 años de estas felicitaciones que para sus amigos marcaban las navidades y esperaban con curiosidad. Solo la generosidad lo movía y una vez más este año no ha faltado. Vale.» Supongo que detrás de este texto está José Manuel Martín, que ha venido acompañando a Víctor Infantes durante todos estos años en este gesto de amante de los libros y de la letra impresa en cualquier soporte. Bueno, en papel, principalmente. Y se diría que José Manuel Martín —con Víctor— responde a mi incertidumbre sobre el aguinaldo de este año. Toda una demostración de cómo era Víctor Infantes, infatigable, apasionado, enemigo del desaliento. Tan tremendo que, ausente, no ha defraudado. Y aquí está de nuevo con otra sutileza bibliográfica llena de enigmas, homenajes y denuncias. Con Ana Martínez Pereira —con quien firma el «Encuentro» y con quien ya hizo el Censo de ejemplares de la primera edición del Quijote del 15— nos regala «Enla arca chica». El ejemplar cervantino de la Segunda parte del ingenioso cavallero don Quijote de la Mancha (Madrid, Juan de la Cuesta, 1615), una reproducción de la portada de ese ejemplar que lleva la firma de Miguel de Cervantes y la indicación del lugar en el que debió de guardarlo: en el «arca chica» de su hogar madrileño de la calle del León. Se aprecia en esta nota de presentación la convicción apasionada de Víctor Infantes, su indignación por la falta de sensibilidad de un propietario ignorante y su retranca contra «las divagaciones de la crítica cervantina de sillón y mesa camilla, lejos de los archivos y las bibliotecas». Y concluye: «Sí, este ejemplar de la edición de 1615, aparecida en el otoño de ese año, sabemos ahora que lo tuvo entre las manos Miguel de Cervantes y que, quizá, por estar en los últimos momentos de su existencia, rubricó su posesión para la posteridad entre sus bienes más personales». Con parecida conciencia a la del mismísimo Víctor Infantes cuando escribió los nombres de sus amigos en los sobres destinados a su aguinaldo número 20, el de 2016, la fecha de su infausta muerte y la del cuarto centenario de la de Miguel de Cervantes.
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lunes, diciembre 12, 2016
Cómo se hizo El Quijote del Siglo XXI
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jueves, diciembre 08, 2016
Esto no es la literatura (II)
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lunes, diciembre 05, 2016
El cine y otros poemas
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sábado, diciembre 03, 2016
Víctor Infantes (y III)
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Víctor Infantes (II)
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Víctor Infantes (I)
(*) Pero 1 de diciembre de 2016.
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Palabras para Justa
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domingo, noviembre 27, 2016
El primer día
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viernes, noviembre 25, 2016
Ángel
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jueves, noviembre 24, 2016
Esto no es la literatura (I)
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miércoles, noviembre 23, 2016
Lecturas
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viernes, noviembre 18, 2016
Contra la democracia
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jueves, noviembre 17, 2016
Gil Novales
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miércoles, noviembre 16, 2016
Cáceres Express
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jueves, noviembre 10, 2016
martes, noviembre 08, 2016
Métrica española
Dos alejandrinos polirrítmicos: «La desvergüenza avanza a la luz del día como / las olas de un mar de heces bajo la luna llena» —Juan José Millás.
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viernes, noviembre 04, 2016
miércoles, noviembre 02, 2016
martes, noviembre 01, 2016
Mañana no vengo
Me lo dice alguna vez un compañero que pasa en mi Facultad más horas que las que están funcionando el aire acondicionado en verano y la calefacción en invierno. Es noticia. Por eso avisa: «Mañana no vengo». Parece una frase tonta; pero dicha por cualquier trabajador que no sea profesor de universidad, como mínimo, implica un certificado médico, un descuento de la nómina, un justificante o una amonestación del jefe. Por eso me llama tanto la atención que algunos colegas se quejen. Incluso del horario. Es una vergüenza. Decimos todos que en esta Universidad terminamos el 20 de julio —algunos— y comenzamos las clases antes que los niños de Primaria. Es verdad. Y en agosto hay profesores —algunos— que atienden por correo electrónico las consultas de los estudiantes que tienen que presentar sus trabajos de fin de grado en los primeros días de septiembre. Pero cualquier queja dicha en medio de la calle, con la que está cayendo, supondría, cuando menos, una amonestación, un certificado médico, un descuento en la nómina. Una merma de dignidad. Quizá también me llama la atención escuchar en la calle lo de «Mañana sí voy». Sobre todo, si se trata de alguien que ha encontrado trabajo.
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lunes, octubre 31, 2016
La musa metafísica
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domingo, octubre 30, 2016
Glorias de Zafra (XIII)
Publicado por Miguel A. Lama en domingo, octubre 30, 2016 3 comentarios