Hace ya más de un año que recibí un generoso volumen de cuatrocientas ochenta páginas con el regalo de la reunión de casi una treintena de trabajos de Víctor Infantes,
Lyra mixta. Silva ejemplar de artificios gráficos-literarios (Madrid, Turpin Editores, 2015), algunos de los cuales han sido reseñados aquí. Después llegaron nuevos
octavos, que ya forman colección y estuche —que vino con uno de los últimos envíos con su cartulina para plegar y pegar. Plegada y pegada la cartulina, los
octavos que me sobran —a la espera de nueva funda— son los publicados en 2015 (
La rúbrica impresa de los libros españoles del siglo XVI, núms. 9 y 10; Julio G. Montañés,
Tutivillus. El demonio de las erratas, núm. 11; Víctor Infantes,
la librería de Don Quijote y los libros de Cervantes (I, VI), núm. 12), a los que no encontré hueco en este blog; y los más recientes, si el magín de V.I. no ha parado desde la aparición de los números 13 y 14 de la pequeña y sugestiva colección: Eduardo Scala,
Quijo. Madrid, Turpin Editores (Col. En 8º, núm. 13), 2016; y Carmín Burano,
El paje de Ugolino o Antífonas del angelón braguetudo. Introito de Néstor Cruza. Madrid, Turpin Editores (Col. En 8º, núm. 14), 2016. Las dos entregas se suman a dos de los variados centenarios de este año —Carlos III, José de Echegaray, Rubén Darío, Antonio Buero Vallejo, Mercedes Salisachs, Blas de Otero...—: el cuarto de la muerte del autor del
Quijote y el primero del nacimiento de Camilo José Cela. El de Scala es un singular ensayo que se publicó en el catálogo del gran proyecto del propio poeta y de Juan Alberto García de Cubas en conmemoración del cuarto centenario del
Quijote en 2005, que deparó una gigantográfica edición de la novela (36 x 14 m.) y otra en impresión microscópica. Scala, que firma su prólogo imbuido de identidad cervantina («CervantE.S.») parte de la raíz «Quijo», que procede del aimara y significa 'cuarzo', 'cristal de roca', que es con lo que Cervantes construyó el
Quijote, «con el
quijo (materia prima) hecho lapis (piedra tallada), piedra de la sabiduría» (pág. 14). Pero el
Quijote es también para Eduardo Scala «Novela Madre —matriz de matriz—, matriz de Madrid», y universal, y novela coral, polifónica, objeto de culto, «Consciencia cósmica-cómica. Irrealismo real. Escritura lúdica-búdica», muro de la libertad, que son algunos de los capitulillos de esta lúcida lectura cervantina recuperada ahora en esta sin par entrega de los
octavos que salen de Gráficas Almeida. Lo otro es lo que avisa la faja amarilla que abraza el pequeño ejemplar, un «Ani(mad)versario de CJC (1916-2016) Contra Cela», una selección de sesenta sonetos entre los doscientos quince que conformaron el
único testimonio mecanoscrito que se conserva —en la Biblioteca Nacional de Venezuela— de una diatriba en verso contra Cela del poeta venezolano Alí Lameda (1923-1995), articulista y crítico, militante del Partido Comunista que, acusado de traicionar a la revolución, fue detenido en Corea del Norte bajo el régimen de Kim Il-sung durante «siete terribles años de tortura y aislamiento, que le tuvieron al borde la muerte y la locura», como recuerda la nota introductoria firmada por Néstor Cruza, que también cita una edición caraqueña, impresa en 1989 (ISBN 978-980-263-117-9), de la que no ha podido localizar ni un solo ejemplar. De manera que esta edición de los
octavos es, que yo sepa, la primera que difunde más modernamente estos textos contra el Premio Nobel autor de la novela
La catira (1955) —un encargo del dictador venezolano Marcos Pérez Jiménez a Cela—, que es la obra que podría ser detonante de una animadversión que tardó en germinar —o estuvo gestándose— casi treinta años hasta mayo de 1988, fecha del apógrafo conservado, de un año y medio antes del baile del escritor en Estocolmo con Marina Castaño, «ya convertido en una momia eximia / que vive, por milagro de la alquimia, / ¡sacándose los pedos de las uñas!», como se lee en el segundo terceto del último soneto «Medallón final». Pequeña gran colección «En 8º».