sábado, marzo 30, 2013

Palabras para Julia


Ha cumplido hoy 22 años. Felicidades. Hemos comido juntos y parece que le ha gustado un libro que le he traído con los apuntes y bocetos de un montón de dibujantes como ella. Como ella, que ha cumplido veintidós años. Acabo de avisarle para que vea en La 2 el programa de Juan Carlos Ortega La mitad invisible. Es casualidad, que hoy, 30 de marzo, sábado, el mismo día de la semana en que ella nació, estén dando estas palabras para Julia. Pensando en ti.

miércoles, marzo 27, 2013

Leído


«Cada vez me da más rabia haber llegado tan tarde a la Literatura, y haber perdido tanto tiempo en los best seller. En fin, la fe que se va por la que se viene.» Lo leí en un comentario en el blog de Fernando Valls. Me gusta lo que dice y lo que quiere decir. Fue en una entrada dedicada a Medardo Fraile. Y es que tengo delante El cuento de siempre acabar. Autobiografía y memorias (Valencia, Pre-Textos, 2009), en donde Medardo Fraile escribe sobre sus primeros pasos en la escritura profesional, de la mano de Enrique Barreros y su revista Aspiraciones. Cuenta el escritor recientemente fallecido que un día la abuela de Barreros, en un encuentro fugaz con su padre, le dijo a éste: —Usted no sabe lo que tiene en casa... ¡Cómo escribe su chico! Estamos muy contentos con él.
(Homenaje a Medardo Fraile)

lunes, marzo 25, 2013

Revista Española


Cuando comencé a leer este libro de José Jurado pensé en aquellos muchos que han tenido —hemos tenido— la experiencia de poner en marcha una revista cultural tan llena de ilusión como desprovista de proyección temporal. Casi al final del libro, José Jurado menciona al escritor Julio Manuel de la Rosa y unas palabras relativas al «acontecimiento silencioso» de Revista Española (1953-1954) y su parangón con experiencias juveniles parecidas. La verdad es que de la revista de Rodríguez-Moñino sólo se publicaron seis números, que tuvo sólo un año de vida, veintisiete suscriptores y ochenta ejemplares vendidos. Así que, como dice José Jurado Morales en su estudio Las razones éticas del realismo. Revista Española (1953-1954) en la literatura del medio siglo (Sevilla, Renacimiento, 2012), la «cotización que se le otorga a toro pasado no se corresponde con la difusión que consigue en su tiempo» (pág. 393). Su cotización se fundamenta en que el extremeño de Calzadilla supo ver los valores de los jóvenes talentos que constituirían la columna principal de la literatura española del medio siglo: Ignacio Aldecoa, Rafael Sánchez Ferlosio, Alfonso Sastre. Y también Jesús Fernández Santos,  Juan Benet, que publicaría en las páginas de Revista Española su primer texto, un texto teatral, o Carmen Martín Gaite, que, por haber sido objeto de las investigaciones anteriores de José Jurado, fue culpable de este estudio que supera la descripción y el análisis de una revista de los años cincuenta y se convierte en una breve y bien contada historia de la literatura realista de la época. Como es lógico, el primer capítulo («De cómo Antonio Rodríguez-Moñino llega a promover Revista Española») rinde tributo a su creador; el segundo se dedica a la descripción y el análisis de la identidad de la revista; y el más extenso, en fin, («El proyecto en sus contenidos: una revista de creación y crítica») es el que sirve para, al tiempo de completar el conocimiento de una publicación tan transcendente hoy como efímera en su tiempo, conocer el panorama de una «estética neorrealista para una ética de la supervivencia», como titula Jurado uno de los epígrafes de esta parte. Bien se pone de manifiesto en estas páginas la importancia de la promoción de aquellos autores y de sus primeras obras, como Los bravos, de Fernández Santos, novela que, por cierto, se publicó antes en la revista Ateneo; y la importancia también del cuento como marca de identidad generacional asumida en las páginas de Revista Española. El estudio, por último, se cierra con la relación completa de los sumarios de la revista, de sus seis números. Un pleno al quince, como se ha dicho.

domingo, marzo 24, 2013

Mordzinski


Le escuché —con buen ánimo, a pesar de todo— el otro día en la SER, en Hora 25, de Àngels Barceló. También estaba Pilar del Río de Saramago. Álvaro Valverde reprodujo su carta. Hoy, Mario Vargas Llosa escribe en El País sobre «una de las mayores inquisiciones perpretadas en la historia de la fotografía». Mis mejores deseos para Daniel Mordzinski.

sábado, marzo 23, 2013

El pensamiento de Fernando T. Pérez


Me apetece mucho dar esta primicia editorial que, presumo, no ha sido aún distribuida. Acabo de recibirla del Servicio de Publicaciones de mi Universidad. Pronto será difundida, y ya sé por Susi Fernández Blasco, que, con su hijo Fernando Pérez Fernández, ha cuidado de esta edición, que va a presentarse próximamente. Fue casi dos años después de la muerte de Fernando Tomás Pérez (1953-2005), en abril de 2007, cuando, en una Feria del Libro de Cáceres —un mes antes había sido la presentación en la Biblioteca Nacional de Madrid—, se presentó El pensamiento de José Álvarez Guerra (Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2007); el libro de Fernando que provenía de su tesis doctoral, leída en 1999 en la Universidad Autónoma de Madrid. Allí, en el abril de Cáceres, Miguel Hurtado dijo que habría que recopilar y publicar todos los artículos y ensayos dispersos de Fernando. No puedo evitar, delante de este libro, evocar aquello que dijo Miguel Hurtado y pensar en que todo este tiempo que ha pasado hemos estado esperando este volumen que reúne sus Artículos y ensayos (Cáceres, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura y Editora Regional de Extremadura —Colección Magistri, 5—, 2013). Hablaré próximamente más sobre esta obra que leí en vida de Fernando; ahora solo quiero añadir que la ilustración de la cubierta, que no se apreciará bien en la imagen de arriba, es un detalle de una composición de Eugenio Vela y dibujo de Comba, sobre «Felipe II de regreso de Portugal en 1583 y Alfonso XII inaugurando el ferrocarril de Madrid en la frontera portuguesa en 1881». Se publicó entre unas de las páginas más brillantes escritas por Fernando («La ilustración pasa en berlina») para el catálogo de la exposición Extremadura en sus páginas. Del papel a la web, en septiembre de 2005.

miércoles, marzo 20, 2013

Lectura en Zafra


© José María Lama
El sábado pasado estuve en Zafra en un acto literario muy verdadero y sentido. Insólito y cálido, muy cercano a lo que importa. La hora, intempestiva: las once y media de la mañana. El lugar, infrecuente: un restaurante antes de abrir a su habitual clientela. Fue una lectura íntima pero pública de un libro de poemas inédito. Los datos son éstos: la luz de esa mañana en Zafra parecía especial, sobre todo, después de que cayeran más de tres y cuatro gotas en ruta desde Cáceres. Lucían nubes con sol desde el Arquillo del Pan, el de la Esperancita. Allí, en la terraza de un restaurante —Dropo— en la Plaza Grande mirando a la Plaza Chica. Y a los tejados, al cielo, a la iglesia de la Candelaria, al Parador —Palacio de los Duques de Feria—, al Castellar, a Zafra. Espléndido. Docena y media de amigos con un café bien servido: Roberto Farona —que ha publicado su crónica—, Luciano Feria, Rafael García Cabañas, Benito Estrella, José María Lama, José M. Martín Portales, Eugenio Carrasco, José Carlos Martínez Yuste, Patrocinio Sayago, Maribel Santana, Víctor Ruano, Juan García Gutiérrez, Fernando Clemente, José Manuel Panea. Y el poeta, el protagonista: José Antonio Zambrano, que leía su libro Lo que dejó la lluvia. Dijo José Antonio que nunca se había sentido tan bien leyendo poemas en público, con un silencio así. Dijo mi hermano al salir que podríamos oficializar estos actos y que no haya libro de amigo que se publique sin que haya sido refrendado —y reverenciado— en lecturas como ésta. Así que lo que dejó la lluvia en Zafra fue sol. Luminoso. 

martes, marzo 19, 2013

Matriz desposeída


Me alegra mucho que desde el título de esta antología se evoque la obra poética de Ángel Campos Pámpano («madre   matriz   materia / desposeídas», del poema dedicado a Javier Fernández de Molina que dio título a su poesía reunida La vida de otro modo). Me alegra, porque a todos los significados cordiales se une el del vínculo que cabe establecer entre la realidad poética (extremeña) que Ángel ayudó a crear y algunos de sus frutos encarnados en unos poetas nacidos en Extremadura que han ocupado y ocupan el panorama de los últimos cinco años del siglo pasado y los trece primeros de éste. Que el poeta mayor y mayor poeta de la reunión, Javier Rodríguez Marcos (1970), evoque a Ángel Campos y a Álvaro Valverde en sus palabras de poética es muy significativo; y que en los poemas de otros autores como Mario Lourtau (1976) o Alex Chico (1980) se aprecien ecos de estos dos amigos escritores o algún homenaje manifiesto es más que elocuente. Por eso los responsables de la antología, Mario Martín Gijón y Rafael Morales Barba, tan cercanos a la poesía contemporánea que nos muestran, proponen en esta selección, así lo creo, la fértil comunicación entre generaciones o momentos generacionales de la poesía escrita por autores extremeños en estos últimos años. De los doce poetas —entre los que tan sólo hay una mujer, Elena García de Paredes (1976)—, tres o cuatro ya no entrarían en los criterios de la antología de incluir a autores menores de cuarenta años. Quizá ha tardado demasiado tiempo en publicarse Matriz desposeída. Últimas voces de la poesía en Extremadura (Cáceres, Diputación Provincial de Cáceres, Colección Abezetario, 2012). Algo me han contado; pero quede aquí el apunte sobre el tiempo inexorable, que "todo locura", como dice un verso en otro sitio de otro de los poetas incluidos, José Antonio Llera (1971). De los doce, me quedan por citar de la lista —no hay reparo sobre ella— a José Mª Cumbreño (1972), Antonio Reseco (1973), Daniel Casado (1975), Julio César Galán (1978), José Manuel Díez (1978), que acaba de hacerse con el Premio Hiperión de Poesía, Luis Darío (1980) y Urbano Pérez (1981), que son los más jóvenes. La antología está bien hecha y la selección es intachable; ahora, lo único que falta es que tenga visibilidad, que se distribuya más allá de Pintores, 10. Buenas voces; que el tiempo se encargará de negar lo de últimas.

lunes, marzo 18, 2013

Jesús Pérez Magallón en Letras


Mañana martes 19 de marzo, en el Salón de Actos de la Facultad de Filosofía y Letras, impartirá esta lección, «Monumentalizando a Cervantes», Jesús Pérez Magallón, sobre la recepción de la obra cervantina. Será a las doce de la mañana. Pérez Magallón es Catedrático de Estudios Hispánicos en McGill University, de Montreal (Canadá), en la que dirige la Revista Canadiense de Estudios Hispánicos. Ha trabajado principalmente como investigador en la cultura y literatura del Barroco, de la Ilustración y de la época contemporánea. Ha sido el editor de La comedia nueva  y El sí de las niñas  para la colección Biblioteca Clásica de Editorial Crítica, editor de la poesía completa de Leandro Fernández de Moratín en la Editorial Sirmio de Barcelona y de las Obras Completas de los Moratines (Ediciones Cátedra, 2008). También ha editado La dama duende (2009) y El médico de su honra (2012), ambas en la colección Letras Hispánicas de Cátedra, y es autor de numerosos artículos sobre Mayans, sobre Forner, Leandro Fernández de Moratín, Cadalso, etc. Además ha publicado los libros En torno a las ideas literarias de Mayans (1991), El teatro neoclásico (2001), Construyendo la modernidad. La cultura española en el tiempo de los novatores (1675-1725) (2002) y Calderón. Icono cultural e identitario del conservadurismo político (2011). Jesús Pérez Magallón ha recibido el Premio de la Alta Distinción en la Investigación de la Facultad de Artes de McGill y la medalla de la Encomienda de la Orden del Mérito Civil (2010).

viernes, marzo 15, 2013

José Manuel Díez, Premio Hiperión de Poesía

© Laura Covarsí
Un jurado compuesto por Jesús Munárriz, Luis García Montero, Benjamín Prado, Paco Castaño y Raquel Lanseros ha otorgado el XXVIII Premio de Poesía Hiperión al escritor extremeño José Manuel Díez (Zafra, 1978), autor de La caja vacía (Madrid, Visor, 2006), que fue Premio de Poesía  Cáceres Patrimonio de la Humanidad. Tengo en mi escritorio un libro inédito de José Manuel Díez, un mecanoscrito de uno de los dos poemarios en los que, según me dijo, ha estado trabajando casi simultáneamente en los últimos años. El otro, el que no tengo —Baile de máscaras se titula—, es el que ha sido premiado. Ayer me dio la noticia Basilio Sánchez. Yo estaba en Badajoz, donde vive José Manuel, que poco después me llamó, exultante, para contarme cómo vivió la comunicación del premio. Nos dio tiempo a destacar la coincidencia de tres próximas, pues, novedades editoriales de Extremadura en Hiperión: el libro de Antonio Rivero Machina, el de Basilio Sánchez y ahora éste de José Manuel Díez. Felicidades.

miércoles, marzo 13, 2013

Plasencias de Álvaro Valverde


Este libro estaba ahí. Desde el principio. Estaba, por supuesto, en el breve Lugar del elogio (Col. La Centena, 83, 1987), anterior a la obra mayor de Álvaro Valverde y que tomó Plasencia y su entorno como motivo de sus pocos versos. Más: ha estado en todos y en cada uno de los libros escritos por Álvaro. Por supuesto, en las novelas Las murallas del mundo (2000) y en Alguien que no existe (2005). También, claro, en todos sus libros de poemas; de los que éste quiere distinguirse —es lógico, porque se trata de otro registro, necesario; pero distinto—, y lo hace, por ejemplo, con una marca como la dedicatoria. Que este Plasencias (Mérida, De la luna libros, Col. Luna de Poniente, I, 2013) esté dedicado a su madre, a su padre —a su memoria— y a sus hermanos Fernando y Jesús no es una novedad —recuérdese el «A mis padres» de Territorio—; pero es marca distintiva del resto de los libros que, según costumbre, han estado siempre dedicados a la familia elegida, a Yolanda, a Leticia y a Alberto. Según costumbre y según pauta del tiempo: a Yolanda, también, Territorio (1985); a Yolanda y Leticia desde Las aguas detenidas (1989) hasta A debida distancia (1993); y a Yolanda, Leticia y Alberto desde Ensayando círculos (1995) hasta ahora. Plasencias, pues, parece un libro distinguido de otros, de otra línea; y es, sin embargo, el libro que muestra o expone la raíz y el escenario del resto de la escritura de Álvaro Valverde. Con una altura poética sorprendente para todos los que esperaban que Álvaro, en un molde así, rebajase el pulso por esta mirada a su entorno más doméstico. No. Plasencias es una brillante guía íntima de una ciudad vivida; es un recorrido melancólico y a veces doloroso por sus calles —secundarias, «carece de lustrosas avenidas»—, sus rincones, su río, su luz y sus murallas. Es relato de una vida entre sus muros, con la expresión de las casas habitadas en la serie casi central «Callejeros», de seis poemas domiciliarios e intensamente memorativos. Plasencias es un libro auténtico, inédito —salvo el rescate de «Memoria de Plasencia», un poema de A debida distancia dedicado a José Antonio Gabriel y Galán y que es lema distinguido y pórtico de todo—; y, me consta, un libro con el que Álvaro Valverde se ha sentido muy bien al escribirlo. Ojalá que siga deparándole satisfacciones después de su escritura. A pesar de los vetos. Qué estúpidos, los vetos. 

lunes, marzo 11, 2013

Traducción literaria


La cacereña Lucía Vázquez, exalumna, me escribió hace unas semanas para informarme sobre este espacio de traducción literaria que quieren crear en Cáceres. Lo han llamado Sala Tarǧumān, que es lo que en nuestro diccionario académico viene como trujamán, es decir, 'intérprete'. Van a inaugurar con un primer curso con la participación de Mª Teresa Gallego, Premio Nacional de Traducción por Diario del ladrón, de Jean Genet, y presidenta de la Asociación de Traductores de España, y Arturo Peral, vicesecretario de la misma y profesor de traducción. El curso está dirigido a traductores profesionales y a estudiantes de traducción y va a celebrarse el sábado 16 y el domingo 17 de este mes en el Hotel Don Manuel de Cáceres. Aquí puede encontrarse más información.

domingo, marzo 10, 2013

Giuseppe Gioachino Belli


No se descubre todos los días una literatura tan deslumbrante y sugeridora como la que se desprende de esta mínima muestra de la de Giuseppe Gioachino Belli (Roma, 1791-1863). Mínima porque estos 99 sonetos romanescos, en edición y traducción de Luigi Giuliani (Madrid, Ediciones Hiperión, 2013) están sacados de un corpus de más de dos mil sonetos, escritos mayoritariamente en seis años, entre 1831 y 1837. Salvo el conjunto de los traducidos por Agustín García Calvo en 2006 y algunos textos sueltos aparecidos en varios lugares —entre otros, la revista La luna de Mérida (núm. 13, de 2001), en versión del mismo Luigi Giuliani—, ésta es la más amplia traducción de la poesía de G. G. Belli publicada en España. El procaz e irreverente poeta italiano fascinó a Rafael Alberti, a cuya figura se encomienda en la apertura de su Roma, peligro para caminantes (1968) y a quien dedica sus diez sonetos de ese libro, encabezados todos por versos de Belli. La edición bilingüe —cómo no— preparada por Luigi Giuliani es un excelente modo de adentrarse en el conocimiento de este singular poeta, a quien sitúa biográficamente en una introducción que informa igualmente de su fortuna póstuma, de su difusión fuera de Italia y aporta las advertencias precisas para afrontar los rasgos lingüísticos del romanesco. La traslación al español logra, a pesar de la lógica renuncia al mantenimiento de la rima consonante —que desaparece o se transforma en asonante en muchas ocasiones—, una musicalidad que acerca la manera Belli al lector de aquí; con efectivas soluciones como la fidelidad al onomatopéyico final de un soneto como «Chi ccerca trova» con (en español) «dile en la frente: a él crujiole el cráneo». Leer los sonetos de Belli en esta edición —todos van anotados, con comentarios muy iluminativos y con precisiones léxicas para el texto italiano— es una experiencia grata, repetible. Por cierto, a finales de este año se cumplirán los 150 desde la muerte de Belli. Ojalá se note.

lunes, marzo 04, 2013

Javier Krahe en el Aula José Mª Valverde

Este miércoles, 6 de marzo, intervendrá en el Aula literaria José María Valverde de Cáceres el cantautor Javier Krahe. Por la mañana, a las 12:30, en el instituto Al-Qázeres; por la noche, a las 20:15 horas, en el salón de actos del Colegio Mayor Universitario Francisco de Sande.

domingo, marzo 03, 2013

De Córdoba

© CMD
Turbias a su paso, de Córdoba las aguas son memoria de unas horas en compás de dos gratas y Góngora de corte.