El otro día escuché a un alto cargo universitario hablar de las beneficiosas consecuencias del nuevo sistema educativo en el que estamos empezando a estar inmersos. No daba crédito al escuchar a ese profesor decir que los docentes tenemos que olvidarnos de la lección magistral y que también los estudiantes tenemos que olvidarnos de estudiar de memoria. Siempre digo en conversaciones de barra y de pasillo que estas ideas tienen una antigüedad de treinta años, cuando, cerca del campus, por ejemplo, se celebraban las escuelas de verano en la antigua Universidad Laboral. Mi hermano José María no me dejará mentir —nunca me deja—, pues fue él uno de los que me inculcaron esas ideas 'renovadoras' para la época. ¿Treinta años? ¡Ay, si me escuchase Sanz del Río! Y más: he vuelto a toparme con estas palabras dedicadas por Nicasio Álvarez de Cienfuegos, en 1802 —la cursiva es mía, claro—, al Marqués de Santa Cruz, que fue director de la Real Academia Española. Las pego aquí:
"¿Diré que de la enseñanza de un maestro prudente y entendido, que perdió por una casualidad impensada, pasó, estando ya viuda su ilustre madre, a la de uno de aquellos eruditos áridos e indigestos que, sacrificando la razón a la memoria, sólo consiguen que sus discípulos cobren aborrecimiento a las letras, y aun a la virtud misma si ha de aprenderse por tan fastidioso conducto? Pero esta es la historia de todos los hombres en la entrada de la vida; todos pasan por lecciones opuestas, por métodos de enseñanza contradictorios, por maestros encontrados en sistemas, en principios y en genio, y cuanto aprendemos en los años más dóciles y más preciosos, por lo regular, tenemos que olvidarlo después, si queremos hacer uso de nuestro entendimiento."
3 comentarios:
Me temo, querido Miguel Ángel, que los nuevos no han leído a Sanz del Río ni a Cienfuegos.
Qué oportunidades perdidas en el pasado de la educación española.
Ahora, mucho de lo que viene es sólo moda y uso de palabras. Me temo.
Qué razón tienes...
Ojalá no vayamos nunca, ni como docentes ni como estudiantes que seguimos siendo, en contra de lo que es realemnte aprender.
Aunque es muy famosa la explicación, no me resisto a copiar aquí qué es ilustrarse, según Kant. Cualquier "innovación" con la que se corra el riesgo de crear menores de edad mentales perpetuos, mal asunto:
"La ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad. Él mismo es culpable de ella. La minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento sin la dirección de otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad cuando la causa de ella no yace en un defecto del entendimiento, sino en la falta de decisión y ánimo para servirse con independencia de él, sin la conducción de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento! (...)"
Eres tú el que no me deja mentir a mi.
josemarialama
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