Estoy preparando un texto brevísimo que me han encargado, de menos de doscientas cincuenta palabras, sobre una lectura que sugiere muchas, muchísimas más. Es complicado quitar de aquí y de allá, y sólo la comprensión cómplice de quien me lea justificará el resultado que el texto ofrezca. Recuerdo a la señora Palmira, amiga de mi madre, que cosía con unas manos primorosas, con su cuerpo enjuto, la espalda corva de tantos años afanada en su tarea, mientras hablaba sin parar en alta y depurada voz, y con sus pies casi ocultos por la montonera de retales en el suelo. Como ella, recojo ahora un trozo de lo cortado para aprovecharlo:
La no-ficción es a la determinación genérica de las obras de lectura lo que la tolerancia cero es a la medición de las actitudes humanas, una chorrada envuelta en la dudosa necesidad de etiquetar sintéticamente las cosas. En nuestro tiempo, generalización y desatino tienen a veces demasiados parentescos. Y hablo principalmente de usos de la lengua.
Y así, con un simple retal, un hilván aquí y otro allá, el recuerdo de una señora de más de noventa años que aún cose, aunque sea sólo para sus hijas, aquí queda este texto de doscientas doce palabras. Así, claro, no es tan complicado, no.
lunes, septiembre 04, 2006
Un retal
Publicado por Miguel A. Lama en lunes, septiembre 04, 2006
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2 comentarios:
¿Con que nombre llamas tú a eso que se esconde bajo la etiqueta no-ficción? Por curiosidad, nada más...
Yo me refiero a la utilización de esa etiqueta como generalización en análisis más o menos detenidos, no en clasificaciones como las listas de los más vendidos o en la organización de los estantes de una librería.
Y yo llamaría ensayo de historia, ensayo filosófico, dietario, biografía, literatura memorialística, etc. lo que otros anulan con esa generalización.
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