miércoles, noviembre 21, 2012

Absolución


Me ha gustado mucho la última novela de Luis Landero, Absolución (Barcelona, Tusquets Editores, 2012). La he leído en su mayor parte fuera de España y en tránsito, en avión o en tren; lo que tiene la importancia que tiene por ser esta una novela que parte de la frase de Pascal de que "Todos los infortunios del hombre vienen de no saber estarse quieto en un lugar" y que contiene la propia negación del aserto: "Así, eso es, actuar, hacer, agitarse, caminar contando los pasos, calcular las distancias, y sobre todo no pensar, o pensar solo tonterías […] Cualquier cosa menos quedarse quieto e indefenso ante el monstruo invencible de la realidad, o caer en el error de intentar combatirlo con sus propias armas". Me gusta hablar de los complementos circunstanciales de mis lecturas porque, casi siempre, es un modo de ganar terreno a la insatisfacción y escarbar sin soberbia en pos de la felicidad. Este blog está lleno de esos momentos de goce. La novela de Luis Landero ofrece esas dos caras que siempre tiene la vida y con las que se topa todo aquel que se pregunta por su sentido. Otra anécdota, que, anotada aquí, se me escapa: el mismo día que compré la novela vi en la librería el libro de Patrick Flanery Absolución (Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2012), y me pregunté sobre el porqué de estas coincidencias editoriales. De la Absolución de Landero me gustan hasta los andares. No solo es, como siempre, una delicia su prosa; no solo es un placer leer pensamiento sin grumos —Landero dixit— que atoren el fluir narrativo; ni el gusto por lo cómico o la sabia incorporación de un quiebro sorprendente... Es encontrar en la novela el propio significado de la actitud de su autor. Es volverse sobre la palabra y sobre la necesidad de contar. Y la felicidad. Primero, la del autor —otro Lino, el protagonista— que escribe, que cuenta. Seguidamente, la del lector que lee. Aunque no se esté quieto en un lugar. Qué más da.

3 comentarios:

Gema dijo...

Qué ganas de leerla...

ramon machon dijo...

Bien cierto. Una buenísima novela. La he disfrutado con parsimonia y regocijo, frase a frase.

Petra Acero dijo...

Deseosa de leerla (Landero viene bien en cualquier momento) y más predispuesta, si cabe, por tu emotiva crítica.

Saludos