Hace unos días me pidió el poeta José Luis Puerto el pliego de firmas para adherirse a la plataforma contra el cierre de la Librería Boxoyo de Cáceres. Uno más. Me contaba que, cuando vino a Cáceres, el 20 y el 21 de marzo pasados, a presentar el último libro de Basilio Sánchez y a leer poemas en la Facultad de Filosofía y Letras —mis alumnos escucharon a un poeta que 'entraba' en una de las lecturas del programa—, fue a la librería de Jaime Naranjo. Compró una primera edición de Gabriel Miró, de El humo dormido (Atenea, 1919), y, estando allí, me cuenta, presenció "una inspección municipal que me pareció inquisitorial y tensa".
Más de un mes antes de que se hiciese público que una librería de antiguo de Cáceres era cerrada por la autoridad municipal, un cliente, escritor, poeta, amante de los libros, presenciaba una escena extraña en un establecimiento tan amable.
jueves, junio 29, 2006
Puerto en Boxoyo
Publicado por Miguel A. Lama en jueves, junio 29, 2006
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