jueves, noviembre 30, 2006

Con Isidro

Ayer por la tarde estuvo en casa mi amigo Isidro. Le llamé el domingo para decirle que me encontraba indispuesto —mucho lo lamento— para asistir al estreno oficial de Espuma de Paquita, la obra interpretada por tan sobresaliente actriz como la cacereña Maruchi León, y quedamos emplazados para vernos sin falta. Mi amigo Isidro Timón es el director del único teatro público de mi ciudad, el Gran Teatro. Una hora y menos de charla —quehaceres— que nos supo a poco y en la que le hablé de mis intimidades públicas y en la que él pudo transmitirme su alegría por lo de Génesis de una guerra, un gozo que ahora hago mío.
Esta obrita incluida en el volumen que le publicó la Asociación de Autores de Teatro con el título ‘Mundos’ y otras piezas, ha sido representada el martes 28 por el grupo “La Torre” del Centro de Atención a Minusválidos Físicos de Alcuéscar (Cáceres) —qué buen recuerdo tengo de mi visita hace años junto a José Luis Mañas, médico allí— y por el grupo “Carpe Diem” de Arroyo de San Serván (Badajoz), compuesto por actores de trece a diecisiete años.
La iniciativa tenía una motivación y una dedicatoria: a Isidro Timón por su constante apoyo al mundo de la discapacidad en el teatro.

domingo, noviembre 26, 2006

La Raya portuguesa de Antonio Covarsí


Ayer estuvimos Carmen y yo en Badajoz para ver la exposición de fotografías de Antonio Covarsí Vivir en la Raya, un centenar de fotografías en blanco y negro, oscuras y luminosas, en torno a la raya portuguesa. Recorrimos dos veces dos de las plantas circulares del MEIAC de Badajoz contemplando la obra de Antonio. En silencio. Contrastes del blanco y del negro. Las marcas de la edad en algunos rostros de los retratados. Enseñanzas que te ofrecen los que han vivido. Como si te dijesen con mirada penetrante que no caigas en errores. Que vayas más despacio. Que no merece la pena desmadejarse con lo que, al cabo, no tiene importancia. Que hay que quererse. Todo eso en unas fotografías. Impresionable.
Ayer Badajoz estaba enmarcado por uniformes de policías en la cumbre, en la Plaza Alta —quién lo diría. No acaban de llenarme esas fotos de Antonio Covarsí difuminadas, pero ayer me dieron ganas de pasar un paño por ellas para ver al otro lado, aunque eso emborronase este otro lado, demasiado gris.
Hoy he intentado entrar en la página web de Antonio Covarsí y todo lo que hay son imágenes fantasmas.

jueves, noviembre 23, 2006

Tengo


A mi amigo Anónimo

Tengo este recorte del diario HOY de ayer, miércoles 22 de noviembre de 2006. Tengo la satisfacción de leer lo que dice. Tengo el informe del Defensor del Pueblo al que alude la noticia y en el que se decía que el propietario había solicitado una corrección de errores y que le contestaron cerrándole la librería.
Tengo un discreto y bien conservado ejemplar de las Poesías escogidas de Meléndez Valdés, comprado hace muy pocos días allí (Barcelona, Imprenta de la Viuda e Hijos de D. Antonio Brusi, 1821), sólo el Tomo Primero, lástima, que quizá sea el que citaba Colford como de Araluce en dos volúmenes. Tengo ese gozo, en fin.

martes, noviembre 21, 2006

Mínima picadura de polilla en el margen externo de las primeras hojas, sin afectar texto

Tienen razón algunos libreros de viejo cuando nos envían sus catálogos —bellos y costosos algunos— a los que no tenemos medios de adquirir ni la más barata de sus ofertas. Tienen razón estos libreros porque saben que, de una forma o de otra, sea escribiendo algo como yo hago ahora, sea llamando a los amigos o a entidades con posibles, servimos para difundir sus piezas. Hoy —mañana extraña— he anotado que tengo que decirle a un colega —sólo para su curiosidad— que la edición de Zaragoza de 1587 de la Crónica de Lisuarte de Grecia y Peiron de Gaula, de Feliciano de Silva, figura en el catálogo de Susana Bardón para el X Salón del Libro Antiguo de Madrid (Hotel Miguel Ángel, 29 de noviembre a 2 de diciembre de 2006), a 18.000 €. Más asequibles —¡y qué ganas!— nueve volúmenes del Theatro Crítico de Feijoo (Madrid, Lorenzo Francisco Mojados, 1727-1746) a 1.ooo € y la primera de El sí de las niñas de Moratín a 1.200 €.

martes, noviembre 14, 2006

Los discursos del gusto, apud Francisco Rico

“Si al principio de un relato se ha dicho que hay un clavo en la pared, ese clavo debe servir al final para que se cuelgue el protagonista”. Me he acordado de esta frase de Chéjov citada por Francisco Rico... Para no resultar pedante e instalarme en la natural franqueza, que hace tan poco daño y es tan buena como confesar soberbia, diré que me he acordado de Rico, que cita esa frase de Chéjov en uno de sus breves textos de promoción de su “Biblioteca Clásica” que aparecieron hace algunos años en la revista Qué leer. Rico ya había traído sabiamente la frase en un ensayo antiguo.
A lo mío. Que me he acordado de Rico y de lo del clavo al hablar en clase, un año más, de las piezas de ese “sistema cabal” que es el texto artístico. A veces pongo el ejemplo elemental de la imagen del Padre de El tragaluz de Buero recortando con sus tijeras de las revistas ilustradas.
Y de esto a lo otro. Que Rico recogió estos breves textos y otros muchos en un volumen misceláneo de notas y nótulas sobre clásicos y contemporáneos titulado Los discursos del gusto (Barcelona, Destino, Col. imago mundi, 40, 2003). Compré el libro hace años y hace poco lo difundí para decir que en él se incluía el dibujo de Juan Manuel Rozas que hizo Eduardo Arroyo (Garibay, por Francisco Rico y Eduardo Arroyo, Paris, Maeght Éditeur, 1999) y que utilizamos para el homenaje a Rozas en los veinte años de su muerte. Y que fuera de envidias, pleitos y memeces, y con la debida justicia intelectual, este libro, Los discursos del gusto. Notas sobre clásicos y contemporáneos —dedicado “A Chomin, con quien tanto he reído”—, que reúne gran cantidad de textos escritos desde 1983 para públicos distintos de los especialistas, deberíamos llevarlo periódicamente algunos profesores a clase para leer fragmentos, señalar propuestas y caminos, incitar a la lectura o, simplemente, mostrarlo en lo que tiene de muestras lúcidas de “un cierto modo de entender y gustar la literatura.”

lunes, noviembre 13, 2006

¿Dónde está Candi Valle?

La petición de un amigo me ha llevado a hojear la antología Diez años de poesía en Extremadura (1985-1994) que publicó el Ayuntamiento de Cáceres en 1995, y en mi ejemplar he hallado el recorte de El Periódico Extremadura de 27 de abril de 1996, de la sección “Cartas de los lectores”, que incluye la misiva firmada por Leandro Monroy Blázquez, que ponía en conocimiento de todos sus sospechas sobre la coincidencia de unos versos incluidos en aquella antología que preparé y otros del libro de Candi Valle titulado Tu presencia en el viento, publicado en 1985.
En uno de los textos antologados se leía:
“No quiero que me encuentres de pie en la madrugada
pidiéndole prestados rumores a la noche.”
Al parecer, Candi Valle, en el libro citado, había escrito:
“No quiero que me encuentres
de pie en la madrugada
pidiéndole prestados
rumores
a la noche.”
Es obvio que yo no tenía conocimiento de la existencia del libro de Candi Valle. Después de más de diez años, sigo preguntándome quién es Candi Valle, dónde está, si ha seguido escribiendo, dónde se publicó su libro Tu presencia en el viento... Me gustaría leerlo. Conste que es curiosidad de filólogo, que no dudo de nada. Más bien, lo contrario. Han pasado diez años.
P.S.: En la misma sección, a continuación de la carta de Leandro Monroy, se publicaba otra de don Víctor-Gerardo García Camino en la que hablaba de que compartía —salvadas las diferencias ideológicas, por supuesto— la oposición de Izquierda Unida a la recalificación de terrenos para la construcción en La Montaña de Cáceres. “El Ayuntamiento —decía— debe servir no a una clase determinada, sino a todas, y no al beneficio de algunos, sino al bien común, y no a la generación a la que debe servir, sino a las futuras. Que Dios los ilumine.”. Don Víctor-Gerardo García Camino. Hace diez años.

sábado, noviembre 04, 2006

De vita et moribus

¿Sabrá Pere Navarro, Director General de Tráfico, que en mi ciudad han solicitado que, en una vía en la que está limitada la velocidad a 50 kilómetros por hora, pueda circularse a 80 kilómetros por hora? Supongo que sí.
¿Saben algunos que en mi ciudad, las plazas céntricas en las que no se puede aparcar a ninguna hora del día, salvo la carga y descarga, de siete a doce de la mañana, están llenas de coches mañana, tarde y noche? Supongo que sí. che.
¿Sabe el lector que cuando Juan José Millás escribe “Me echaron del último bar a las seis de la mañana” o “Encendí un cigarrillo” no miente, y, sin embargo, no es verdad? Supongo que sí.
¿Sabes, querida, que esta mañana pensaba en ti y que de tanto pensar se me ha roto el cántaro? Supongo que sí.

domingo, octubre 29, 2006

Epístola Moral

De ella dijo Dámaso Alonso que "no hay en toda la literatura española otro poema con estos rasgos de serenidad, de contención, de precisión, de felicidad conceptual y expresiva". De la Epístola Moral a Fabio, de Andrés Fernández de Andrada:
"Un ángulo me basta entre mis lares,
un libro y un amigo, un sueño breve
que no perturbe deudas ni pesares."

miércoles, octubre 25, 2006

Emilia

Tiene catorce días, me ha dicho su padre hace unas horas.
—Se llama Emilia; ya somos cuatro.
Y más que el número, como es lógico, ha sido el nombre el que ha dado forma a la criatura y tono a la ternura con la que su padre me ha comunicado su dicha. Su padre, mi amigo Fulgencio. Su madre, Concha. Su hermano Juan. Su abuela, Emilia. Emilia.
—Se llama Emilia; ya somos cuatro.
Olor a ropa limpia —blanca— y a comida recién hecha. El dolor previo a la lluvia. La firmeza del abrazo. La cima de la delicia. Todo por teléfono.

miércoles, octubre 18, 2006

Per Abbat

Acabo de recibir, hace unos días, esta nueva revista con una orientación singular que es su primer valor y que espero que nunca pierda, un Boletín filológico de actualización académica y didáctica. Sabía del proyecto sostenido por Pedro Martín Baños gracias a antiguas alumnas como Mercedes Martínez Esperilla, María Soriano —quien me ha hecho llegar este ejemplar— o Carolina Molina. Hay más, como Irene Sánchez Carrón, colaboradora en este número, entre otras.
Se trata de una útil herramienta complementaria para la formación permanente de los profesores de Secundaria (y más, por qué no) de Lengua y Literatura que contiene estudios directamente enfocados a ese propósito, otros trabajos, materiales y notas bibliográficas. Puede consultarse en la página de su editora ETC Libros, de Almendralejo (Badajoz), y su versión impresa es mucho más agradable que en pantalla, por la cartulina de cubierta, el papel interior y la 'tipografía'.
(Desisto. Blogger no me deja cargar la imagen de la cabecera de Per Abbat, como tampoco me dejó con Dieciocho, mi entrada anterior.)

viernes, octubre 13, 2006

Dieciocho

Soy suscriptor de la revista Dieciocho desde hace dieciséis años, desde su volumen 13, de 1990. Pagaba por ella 15 doláres que eran 1.454 pesetas de aquella época . El banco me cobraba una comisión mínima por moneda extranjera de 1.000 pesetas y unos gastos de correo de 135 pesetas, que casi igualaban el importe de la suscripción. Así que pagaba 2.589 pesetas por recibir desde Estados Unidos la revista que en aquellos años editaba la profesora Eva María Kahiluoto Rudat. Luego, en 1993, se hizo cargo de su dirección el profesor de la Universidad de Virginia, y buen amigo, David T. Gies, que, después de más de una docena de años, sigue llevándola con mucho acierto y que ha conseguido hacer de la revista uno de los referentes bibliográficos del mundo dieciochista. David T. Gies. La D de Dieciocho, la T de tesón y la G de ganas.
Un descuido mío fue el culpable de que haya estado un tiempo sin recibir la revista, y que ahora, hace unos días, haya recibido un saco con los últimos números. No, sólo eran cinco volúmenes de ciento cincuenta páginas cada uno, aproximadamente; pero lo que he recibido ha sido, literalmente, un saco, una saca de correo. Dentro, un discreto paquetito con los ejemplares. No sé por qué ha venido así el envío.
La desmesura y aparato del envío han tenido su continuación en la lectura de una tacada de todos los números, desde los de 2004 al último de 2006. Conocía algunos trabajos, y los echaba de menos en casa. He leído excelentes estudios de grandes investigadores en el homenaje a René Andioc —si la estima y la admiración hubiesen sido los criterios para colaborar en ese homenaje, el volumen de páginas habría sido descomunal. Menos mal que el criterio que manda en estas cosas es el de la autoridad en el gremio— sobre textos muy poco conocidos como El café de Alejandro Moya o La Pensatriz Salmantina, sobre autores como Moratín hijo o Luzán. He leído un artículo de Irene Vallejo sobre el don Juan dieciochesco de No hay deuda que no se pague y convidado de piedra, y muchas reseñas que aportan una información valiosa para el que se interesa por la cultura del siglo XVIII. Algunas de estas reseñas son de compromiso, muy superficiales otras; hay alguna que aporta tanto, casi, como la obra que comenta; otra trata sobre una edición que no se puede adquirir, y hay alguna más que destaca cómo más del cincuenta por ciento de la bibliografía (selecta) citada en el libro es del autor del mismo. Y hay mucho más en esta revista del mejor dieciochismo.

lunes, octubre 09, 2006

In memoriam, Antonio García.

Casi al filo de las tres me ha llamado José Antonio Ramírez Lozano para darme la noticia de la muerte de Antonio García, mi profesor de Literatura del instituto, del que hablé aquí a propósito de Francisco Ayala el 13 de mayo de 2006. Después de veintiséis años. Ya no lo volveré a ver. Me ha conturbado la noticia. Me apena. Pero, además, me ha llamado mucho la atención la forma de dármela del poeta, del novelista, del consumado escritor que es José Antonio Ramírez Lozano. Genio y figura.
Porque me ha llamado José Antonio y me ha recordado aquella entrada en mi blog del 13 de mayo, que él leyó. Me ha dicho que si no sabía que Antonio García y él fueron compañeros en un instituto de Sevilla durante varios años, y que volvió a casarse, y que lo hizo con una alumna. No sabía nada. Me ha contado José Antonio al teléfono —me acuerdo ahora de sus palabras de hace tiempo sobre la trascendental función de este artilugio en la literatura, en la dramática, por ejemplo— que Antonio García, después de casarse con una mujer mucho más joven que él, no fue capaz de dar una clase sobre Antonio Machado. ¡Él, y sobre Machado! Cosas de la vida. Cosas, me ha dicho José Antonio Ramírez Lozano. Luego me ha contado que a la joven esposa de Antonio le diagnosticaron un cáncer de hígado y le dieron una esperanza de vida de meses, de muy poco tiempo. Y me ha dicho que se encontró con Antonio García un día y que le habló de mi texto sobre él, de mi grato recuerdo como alumno de él como profesor en Zafra. Y que Antonio le manifestó su satisfacción por estas cosas, después de los años, y que, en su situación, era gratificante recibir estos reconocimientos en una profesión a veces demasiado ingrata. Yo estaba a punto de agradecerle a José Antonio Ramírez Lozano tanta información sobre alguien a quien debo mucho y al que no veo desde hace tantos años, y a punto de expresarle mi condolencia por la situación de una esposa gravemente enferma; cuando, tras toda la narración, José Antonio Ramírez Lozano, el novelista, me dice: —Pues bien, ayer, Antonio murió de un infarto. Y José Antonio me ha recalcado que al menos Antonio se ha ido a la tumba sabiendo que un alumno como yo le estaba profundamente agradecido por las lecturas a las que me había motivado.
Luego, me ha pedido que llame a MariCarmen Rodríguez, que también salía en mi texto de mayo, y que fue compañera de Antonio. Antes de escribir aquí, le he dado la noticia a ella. El entierro es mañana en Sevilla. Antonio García deja viuda joven, terminal. La vida.

domingo, octubre 08, 2006

Maria João Pires & Ricardo Castro

El otro jueves, 5 de octubre, leí en El País —también traía un informe de 2000 de los peritos del ácido bórico diciendo que esta sustancia no es explosiva ni incendiaria— una entrevista con la pianista Maria João Pires, que el martes había tocado junto a Ricardo Castro en el Teatro Real de Madrid. Qué envidia, me dije. Madrid tiene estas cosas. Luego —contraviniendo la costumbre, porque siempre leo la prensa nacional después de leer lo de aquí— abrí el periódico regional, el Hoy, y leí asombrado la noticia de que Maria João Pires y Ricardo Castro tocaban esa misma noche en Cáceres en el Complejo Cultural San Francisco.
No había entradas. Era lógico, pero no tanto; porque no había más que invitaciones, dado que se trataba del Concierto de Otoño programado por la Fundación Caja Duero. Pues allí que nos fuimos Carmen y yo, sin invitación —como otros, i. e., Antonio Merino— y conseguimos pasar cuando ya había entrado todo el público reglado. Estaba el auditorio casi lleno. La última vez que lo vi así —más, diré— fue cuando vinieron don Felipe y doña Leticia, los Príncipes, en el Congreso de la Lectura. El concierto fue impresionante. 6 impromptus a cuatro manos de Schuman, las sonatas 31 y 32 de Beethoven, y la Fantasía de Schubert, también al alimón. Las manos de los dos pianistas acariciaban el teclado de un piano mágico por propio, y los ojos cerrados y el cabeceo de Maria João Pires... Los más entusiasmados, los jóvenes, como siempre. Mucha gente.
Casi a la misma hora, los políticos, los empresarios, la gente guapa y de la cultura, y el personal del periódico que me había dado la noticia, el Hoy, que lo merecen, lo pasaban bien entregando sus premios y apoyando a Cáceres como Ciudad Europea de la Cultura en 2016 en la Plaza de Santa María.

viernes, octubre 06, 2006

Tuércele el cuello al cisne

He leído algunos cuentos y la introducción —un poco espesa— de la nueva edición de los Cuentos de Manuel Gutiérrez Nájera en Cátedra (Letras Hispánicas, 593) y me ha devuelto el Duque de los bigotes (Gutiérrez Nájera) a un viejo proyecto que quise titular "Tuércele el cuello al cisne", retomando el verso de aquel soneto de Enrique González Martínez, el poeta mexicano, amigo de Azaña para más sañas, perdón, señas: "Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje / que da su nota blanca al azul de la fuente". Era una reunión de escritores extremeños de diferentes generaciones o promociones. Poner a hablar a Juan José Poblador con Alonso Guerrero, o Álvaro Valverde con Javier Rodríguez Marcos o Daniel Casado. A ver qué tal. Seguro que bien. Cosas de la lectura.
En cualquier caso, Tuércele el cuello al cisne podría resultar para un encuentro de esa naturaleza.

jueves, septiembre 28, 2006

Torquemada en Periférica


La novela es, para quien suscribe, en primer lugar, una modalidad literaria, y creo que no tengo necesidad de explicarme. Luego, cuando lo sea, la novela es una forma (literaria) de reflejar una realidad o la expresión suprema de unos sentimientos humanos. A veces, esta segunda índole es de una maestría eminente. Lo digo porque mis alumnos se recrean en lo que puede llamarse conversación de pasillo sobre la valentía de tal personaje en determinado lance o sobre la firmeza del amor de los amantes. Y no se paran en lo que realmente puede hacer grande y singular la creación, su forma de presentar la materia novelesca. La lectura de este ‘galdós’ de Periférica me trae estas reflexiones. Bueno, Galdós, siempre.
Me parece un acierto y un regalo para el lector la inclusión en la “Biblioteca portátil” de esta cercana editorial que miman con afán planetario Paca Flores y Julián Rodríguez de Torquemada en la hoguera, primera de las novelas de una serie que bien conoce y ha trabajado el autor del sugerente prólogo de esta cuidada edición, Germán Gullón. La novelita galdosiana —tan acorde con este molde reducido de la colección— es una expresión sublime de la creación —o recreación— de un personaje literario. También destaca en ella la forma de relación entre el narrador y el lector. Y también me interesa este Torquemada porque me parece un testimonio más de esa nutricia fuente en la que bebió Unamuno. Se habla más de las conexiones entre Niebla de don Miguel y El amigo Manso de don Benito que de la más sutil correspondencia entre este Torquemada y Amor y pedagogía como primera “nivola” unamuniana. Incluso Amor y pedagogía ha sido vista como parodia de La familia de León Roch de Galdós. Para esto y para mucho más está la edición excelente y completísima de la novela de Unamuno de una antigua compañera como Bénédicte Vauthier en Biblioteca Nueva (2002).
Me recuerda al don Avito Carrascal de la novela de Unamuno la actitud de Torquemada al oír que su hijo es un Newton resucitado, alguien que asombrará al mundo, y esa satisfacción de padre que “le rebosaba por ojos y boca en forma de lágrimas y babas.” Y don Avito levanta la cabeza.

domingo, septiembre 24, 2006

Espíritu y fantasma


“Poseo recorte”, decía Lázaro Carreter en alguno de sus artículos de El dardo en la palabra cuando la magnitud del dislate lingüístico que comentaba rozaba lo increíble. Digo lo mismo, y pego el recorte, a propósito de lo publicado en La Guía OC de Cáceres —guía de compras y ocio— de septiembre sobre la exposición de la que ya hablé aquí hace unos días (17.9.06). Fuera de las erratas o las faltas ortográficas, lo que llama la atención del lector es que “El fantasma de María Zambrano” esté en el Palacio de la Isla porque las artistas Isabel Ramos y Emilia Gómez han ideado sus obras —pinturas y video— respaldadas en “el espíritu” de la escritora y pensadora. Impresionante.

viernes, septiembre 22, 2006

François Lopez

"El historiador no es el que sabe. Es el que busca." Preparándome para las Jornadas JUAN PABLO FORNER Y LA ILUSTRACIÓN que organiza la Biblioteca Municipal de Mérida, que lleva el nombre del polígrafo extremeño, he vuelto a uno de los estudios literarios más valiosos y mejores entre los de mi biblioteca dieciochista. El de François Lopez. Se publicó en 1976, en francés, Juan Pablo Forner et la crise de la conscience espagnole au XVIIIe siècle. Luego, en 1999, la Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Castilla y León lo editó en español, traducido por Fernando Villaverde. No cuajó el intento de hacerlo desde aquí, y que conoce mi amigo Jesús Pérez Magallón, otro estudioso dieciochista. Sigo encontrando en cada página de esta magna obra no sólo relieves de erudición y de rigor en el estudio de la historia literaria, sino el ‘aire’ genial de los sabios creativos.
“La méthode que j’ai mise en oeuvre?”, se preguntaba F. Lopez en 1975 al tiempo que expresaba su deuda con algunos libros siempre a mano —así, ahora—, y citaba Le problème de l’incroyance au 16e siècle: La religion de Rabelais, de Lucien Febvre, que le enseñó que “el historiador no es el que sabe. Es el que busca.”


Las Jornadas Juan Pablo Forner y la Ilustración se celebran los días 6 y 7 de octubre de 2006, en la Biblioteca Municipal “Juan Pablo Forner” de Mérida.

domingo, septiembre 17, 2006

Más música (y palabra)

Prometía el concierto de ayer en el VII Festival de Música Antigua Española de Cáceres y así fue. Mudéjar (Begoña, Ramiro, Vicente y Sergey) es un conjunto virtuoso que nos ofreció un repertorio de canciones o san'as tradicionales sefardís de Marruecos, Turquía, incluso procedentes de Bulgaria, que han maravillado al público en un escenario tan mágico como el de la Plaza de San Jorge.
Aún con la palabra vivida de María Zambrano en una exposición, Metáfora del corazón, con las pinturas de Isabel Ramos y con las imágenes en un video de Emilia Gómez sobre la casa habitada en silencio de protagonista y la reflexión de María Zambrano como motivación. Palacio de la Isla, Cáceres. Hasta el 26 de septiembre.

sábado, septiembre 16, 2006

Joaquín González Manzanares, José Luis Rozas, Jordi Doce y Christian Bobin

La reunión de estos nombres tiene su razón en una experiencia personal sin ninguna importancia, mera anécdota. Escribía hace días —el mes pasado— una notita biográfica sobre José Luis Rozas para Joaquín González Manzanares, que anda en la preparación del catálogo de su exposición —ya tendremos noticias— y al poco tiempo me topaba en el blog de Jordi Doce con un comentario sobre Autorretrato con radiador de Christian Bobin, un libro hermoso y conmovedor, como dice el autor de Gran angular (DVD, 2005). Y es que yo de Bobin sé por José Luis Rozas, igual que Jordi Doce, como dice en su cuaderno. José Luis lleva tiempo queriendo difundir la obra de este autor francés en España, y contagia su afición a todos sus amigos. Ojalá que entre estos haya algún editor.
Un afán mágico en la reunión de estos nombres a partir de una vocación común.

viernes, septiembre 15, 2006

Música antigua

Ayer estuve en un concierto de música antigua en el que se tocaron piezas para danza de Mozart, Boccherini y otros, mientras los bailarines interpretaban a niños de cinco años, o menos, y hablaban a gritos de la Play Station, de David Bisbal, de juegos de ordenador... Al fondo, y como un fondo diluido, cinco hombres de negro —un violencello, una viola y dos violines barrocos, y un fortepiano— ejecutaban con perita dignidad las partituras. No necesita la música antigua de calidad adornos de tan dudosa licitud didáctica como lo de ayer, menos en un ciclo consolidado como el VII Festival de Música Antigua Española de Cáceres (hasta el 16 de septiembre —promete el concierto de música de Al-Andalus para ese día). Demasiadas sillas vacías en la Plaza de San Jorge, con fresco. La compañía, Esquivel, (danza &) música.