«Va ya que echa hostias», me dijo R., camarero en el barrio, cuando le felicité el año nuevo esta mañana. Me veo todavía allí parado, con el periódico y la bolsa de los pimientos verdes para el sofrito, y un runrún del fluir del tiempo que todavía me dura, como puede apreciarse. Me acordé de Antonio Machado, sin más, y de la poesía como un arte temporal. Por fin este año habrá una excusa con el sesquicentenario de su nacimiento para recordar a tan extraordinario poeta, por el que ahora sobrevuelo en los planes de estudios de las universidades españolas para conocer su presencia en los programas; y me da un escalofrío del que me repongo al buscar los alejandrinos de Soledades: «Al borde del sendero un día nos sentamos. / Ya nuestra vida es tiempo, y nuestra sola cuita / son las desesperantes posturas que tomamos / para aguardar... Mas Ella no faltará a la cita.» Leí el periódico en la cocina: «El terror golpea EE UU en vísperas del regreso de Trump a la Casa Blanca» —nótese cómo se dan dos malas noticias en un titular—, «Israel mata a los jefes de la policía de Hamás y a medio centenar de gazatíes en un bombardeo», «Dolor y rabia en el funeral de cuatro niños asesinados en Ecuador», «Un hombre confiesa que mató y quemó a una mujer en Almería». El arroz quedó bien, R. habrá terminado ya su turno y esto va que se las pela.
viernes, enero 03, 2025
Palabra en el tiempo
© Ramón Gaya. Viñeta para la colaboración de Machado «Sigue hablando Mairena a sus alumnos» publicada en el núm. II de Hora de España (febrero 1937)
Publicado por Miguel A. Lama en viernes, enero 03, 2025 0 comentarios
miércoles, enero 01, 2025
Año Nuevo
«Advierto a los oyentes habituales de letras de reguetón que este contenido puede herir su sensibilidad». Lo ha dicho esta mañana Martín Llade al final de su retrasmisión del Concierto de Año Nuevo, antes de leer —mal, demasiado deprisa, acuciado por el cierre— el poema «Porvenir», de Ángel González, a quien recordó porque se cumple este año 2025 el centenario de su nacimiento. «Te llaman porvenir / porque no vienes nunca. / Te llaman: porvenir, / y esperan que tú llegues / como un animal manso / a comer en su mano. / Pero tú permaneces / más allá de las horas, / agazapado no se sabe dónde. / ...Mañana! / Y mañana será otro día tranquilo / un día como hoy, jueves o martes, / cualquier cosa y no eso / que esperamos aún, todavía, siempre». Antes, al principio del concierto, y después de sonar el «Vals de las golondrinas de pueblo», de Josef Strauss, soltó: «Pronostico que los pajaritos de barro se van a agotar hoy en Amazon». Sigo con esta manera de enaltecer el hábito y vaya por delante de nuevo mi admiración por Riccardo Muti, el director en quien ha recaído por séptima vez la responsabilidad de dirigir el Concierto de Año Nuevo desde la Sala Dorada del Musikverein. Y por Martín Llade, que ha recordado también el segundo centenario del nacimiento de Johann Strauss hijo —gran protagonista del concierto— y el de la muerte de Antonio Salieri, con mención del libro de Ernesto Monsalve, Salieri. El hombre que no mató a Mozart (Rialp, 2024). Nombró igualmente a las escritoras Carmen Martín Gaite y Ana María Matute, nacidas en el año 1925, el mismo año que murió el compositor Erik Satie, a quien también ha dedicado una palabra esta mañana musical. ¡Viva Mozart!
Publicado por Miguel A. Lama en miércoles, enero 01, 2025 0 comentarios
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