viernes, diciembre 14, 2018

Los visillos de la casa del Tardío

© Luis Costillo
Comencé a escribir sobre este libro y su presentación con un apunte sobre sus ilustraciones. La imagen de fuera, en las cubiertas, sitúa a cualquiera que conozca Badajoz en una plaza que lleva el nombre de Cervantes, tiene una estatua de Zurbarán y todo el mundo conoce como de San Andrés. Ahí, en una esquina, está la casa del relato, que es la que dibuja Luis Costillo bajo su firma F. Heit, que no es la misma pero es parecida a la de «Farenheit» que nos ha dicho tanto en las más recientes intervenciones del artista. La gorra del General, la copa de coñac, el estoque de torero o la barbería de Frutos puntúan este relato; se intercalan en él, lo visten, como los visillos, de organdí blanco y rizado, con los que un día amaneció la casa del Tardío. Comencé a escribir sobre este libro y su presentación con un apunte sobre sus ilustraciones y se me olvidó anotar esto de sus visillos. De su Costillo. Merecía esta breve entrada.

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