viernes, enero 11, 2013

Estrella Morente y la filología


Soleá, con Estrella al fondo
Algo así como «El ser más maravilloso que podía existir sobre la tierra», dijo el otro día, en la entrevista de Siluetas, Estrella Morente de su padre. También habló sobre su hermana Soleá, que es licenciada en Filología Hispánica porque su padre le dijo: «Primero estudia una carrera y luego yo te hago un disco». Y la hija cumplió. Por Soleá, que creo que todavía no ha cumplido los 27. Su hermana Estrella dice que su formación en Filología Hispánica, una carrera «tan importante», permitirá a la artista «conocer aún más la literatura y seleccionar un texto bueno de un texto malo». No me parece mala opinión sobre los estudios filológicos. Desde luego, distinta a la que leí en otra entrevista, en Quimera, al escritor Juan Francisco Ferré, que vino a decir que la filología es lo peor para la creación y la literatura. Yo, que me considero filólogo, conocí a Ferré —su escritura— gracias a Juan Goytisolo, y no hace mucho participé en un acto académico de defensa de un trabajo sobre su novela Providence. Y no me pareció tan dañino para la literatura ni para la creación. Más bien, al contrario. Por cierto, creo que Ferré tiene la misma licenciatura que Soleá Morente. Me quedo, pues, con la consideración de Estrella Morente sobre «conocer aún más la literatura y seleccionar un texto bueno de un texto malo».

8 comentarios:

PPK dijo...

Cuando empecé la carrera, nuestro común amigo Luciano, me dijo algo así: "Allí a lo que te van a enseñar es a leer". Recuerdo constantemente estas sabias palabras y se las repito a mis alumnos, mucho más modestamente, en mis clases de bachillerato. Yo, al menos, es lo que intento: que lean y que sepan distinguir lo bueno de lo malo. Con criterio.
Un saludo.

Anónimo dijo...

A mi entender, a Juan Francisco Ferré le está perjudicando la compañía del grupo de resentidos post-post-modernos que ha tomado por asalto y arruinado la que era un de las mejores revistas literarias españolas, y que se ha convertido en un panfleto infumable.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Haces bien. De todas las formas, ya sabes que hay quien por una frase que epate es capaz de matar...

Los viajes que no hice dijo...

Yo no conozco a Ferré de nada (sí, una que es así), pero si a Estrella Morente y conocí a su padre y me habló de literatura y de coplillas populares, de los tiempos en que la poesía "servía" para todas las cosas: para cultivar, para cantarla en el campo, para cantarla en el mar, para cantarla cuando se fregaba.

Y sí: la formación filológica y la lectura le va a servir para que le hablen las tripas y sepa cuándo un texto es bueno y cuándo es malo.

Arthur dijo...

Pues a Ferré hay que conocerlo, aunque no sea más que por ser uno de los novelistas que está arriesgando más en el panorama de nuestras letras. "Providence" es una gran novela. Otra cosa es que, como todos, de vez en cuando diga una frase de la que quizás se arrepienta.

Kina Fernández dijo...

Yo tampoco, tomo nota.

Carlos Medrano dijo...

La filología, querido Miguel Ángel, no estorba a nadie que quiera dedicarse a la escritura, sobre todo a la que mide y valora cualquier resonancia fónica, conceptual o etimológica de cada palabra, tan necesario y eficaz a veces. Y la filología no es sólo el periodo de la carrera -que no todo escritor pasa por una facultad de Filosofía y Letras-, sino una actitud y dedicación a partir de su estudio o la concepción de ella. Porque siempre viene bien alguien que te inicie, que te transmita esa reflexión y actitud ante la lengua, que no es la disección de los textos según un inventario u otro de terminologías que un profesor universitario mío denominaba 'pedantemas'. Sobre todo, cuando detrás no hay otra cosa ni se sabe profundizar en las palabras.

Pero si un escritor necesita algo tan necesario como vocación o madera filológica es tiempo libre, y a él se debe casi más que a la propia inspiración creativa la posibilidad de que no pocas páginas lleguen a ser escritas.

Un abrazo.

Juan Francisco Ferré dijo...

Estimado Miguel, leo tarde tu entrada y te agradezco el afortunado comentario y la amable amonestación. Como imaginas, siendo Doctor en Filología, cuando hablaba de ese modo en la entrevista lo hacía con una punta de ironía nietzscheana justificada por la necesidad de ser irreverente hasta con las propias convicciones. Para bien y para mal, la filología me ha hecho como soy y no toda la culpa es suya...

Un abrazo,
JF