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No sé qué Pirineos vio Garcilaso en la Égloga II; pero eran de invierno "Los montes Pireneos, que se 'stima / de abajo que la cima está en el cielo / y desde arriba el suelo en el infierno, / en medio del invierno atravesaba." (vv. 1433-1436). Los que hemos visto nosotros en estos días han sido los secos y verdes de verano. Los de la comarca de Sobrarbe, ese Pirineo aragonés. Menos secos por los neveros que se manifiestan en las aguas que caen y hemos bebido en los valles. Impresionante. Sobre todo, para los que estamos acostumbrados a proyectar la vista sobre el horizonte de una dehesa o, si cabe, sobre algún leve montículo que los del lugar llamamos siempre con nombre más pomposo. Montaña, pongamos por caso. Para montañas, las que hemos visto y subido. El primer día, en Ordesa, al inicio de la ruta, aún sin saber qué hacer, nos abdujo el rótulo que indicaba la Senda de los Cazadores, hora y media de subida constante, seiscientos metros de altitud sobre los mil trescientos de la pradera del Parque. Duro para el segundo día de vacaciones; pero prodigioso todo. También que, arriba, nos encontrásemos con gente de Cáceres. Luego, por el circo de Soaso, bajada a la Cola de Caballo, y vuelta a la pradera. Casi siete horas de ruta. Una guía del Parque nos recomendó para el día siguiente una jornada más corta.
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