domingo, abril 01, 2012

La avería

Ayer fuimos al teatro. Hace casi un año que las primeras críticas tras el estreno de esta obra dirigida por Blanca Portillo anunciaban su gira por provincias. Estuvo en el Festival de Teatro y Danza Contemporáneos de Badajoz en noviembre del año pasado, y nos la perdimos; y ahora ha llegado a Cáceres, con Blanca Portillo, la directora, en el papel que antes había venido haciendo Emma Suárez. Nos pareció un espléndido montaje. Y al público en general, que nuevamente salió satisfecho del Gran Teatro, en otra de esas noches mágicas de teatro. Del teatro de siempre y del nuevo teatro; pues no seré yo el que ponga reparos al uso de medios técnicos —unos micrófonos— que favorecen la calidad del espectáculo sin falsear nada. La avería tiene toda la magia del buen teatro, el que sabe poner en pie con una buena dirección —Blanca Portillo— un texto pensado para la escena —el de la versión de Fernando Sansegundo— sobre el germen de un relato de Friedrich Dürrenmatt. Un prodigio, paso a paso, hasta lo de ayer; o sea, más de lo mismo: el teatro como medio para otra reflexión cabal sobre el análisis de nuestros propios actos. Lo dicho, un placer. También hace casi un año que las primeras críticas sobre esta propuesta pusieron reparos a otro de sus aciertos. Hay —decían— actores mayores en la escena española sobradamente buenos para hacer de personajes octogenarios sin necesidad de acudir a jóvenes actores ocultos bajo máscaras de látex: Daniel Grao, Fernando Soto, Asier Etxeandía, José Luis Torrijo; menos José Luis García-Pérez, el único sin máscara. A mí esto me parece uno de los grandes aciertos de este montaje. Es que se trata de eso. En primer lugar, de ofrecer una lección de teatro, de interpretación. Y, de paso, reforzar el significado de la obra en su juego entre la realidad y la ficción con este efecto maravilloso. En fin, que el perrito buscallaves que le regalé a mi hijo ayer no habría parado de ladrar con tanto aplauso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No me parece una obra, me parece una urbanización entera. Creo que los actores lo bordan, tiene una puesta en escena y unas interpretaciones fuera de serie, sobre todo la de Asier Etxeandia con su temblor de manos y además de su interpretacion, pero los demás tambien están geniales. Un pedazo de obra de las de no perderse.