La cafetería del Hotel Casa Don Fernando, en la Plaza Mayor de Cáceres, es un buen rincón para tomar el aperitivo los domingos y leer algo de lo mucho que trae la prensa. Allí, el primer momento con Javier Cercas ha sido la lectura en El País Semanal de su artículo sobre Sergio Beser, su profesor, su maestro, alguien, como dice el escritor, que "en una época en que la gente escribe infinitamente más de lo que sabe, […] sabía infinitamente más de lo que escribía". El segundo momento, más prolongado, la conversación que ha mantenido con Cercas Manuel Ventero en su apacible programa Siluetas, de Radio Nacional de España. Los temas de la conversación, en este orden, el 23-F y su libro Anatomía de un instante (Barcelona, Mondadori, 2009). En ese orden. Resulta inevitable. Las dos obras más famosas de Javier Cercas han concitado más interés por los asuntos históricos elegidos por el escritor que por sus indudables hallazgos artísticos, sus propuestas de indagación sobre los límites genéricos o su intensidad narrativa.
domingo, febrero 21, 2010
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2 comentarios:
Pues yo sigo pensando que Cercas es un bluff, su lenguaje literario es de lo más normal... En 20 años estará completamente olvidado, al contrario que autores como Luis o Juan Goytisolo, Julián Ríos, Juan Benet, o incluso Ricardo Menéndez Salmón, Isaac Rosa...
Tienes razón, Miguel, Anatomía de un instante es una obra literariamente valiosa porque indaga de forma práctica ("predicando con el ejemplo") en los géneros y, además, ensancha los caminos del periodismo. Aunque su contenido pueda caer dentro de lo documental, la intuición básica que la mueve es estictamente literaria. Creo que la experiencia de Javier Cercas al "fracasar" en su intento de escribir una novela sobre el tema le llevó a buscar una vía diferente, supongo que no sin gran esfuerzo, pero recompensado con la conquista de un nuevo espacio narrativo. Su lectura me resultó apasionante.
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