lunes, agosto 03, 2009

Jazzaldia

© CMD

En San Sebastián —qué ciudad— fuimos el viernes 24 de julio a los conciertos en la Trinidad del saxofonista Joe Lovano, acompañado por cuatro músicos jóvenes, entre los que estaba Esperanza Spalding al contrabajo, que había tocado el día anterior en el mismo escenario como artista principal, y, luego, de Roy Haynes, el baterista que ha sido este año Premio Donostia. Teníamos entradas para el concierto de João Gilberto, pero se suspendió —incidencia de poca difusión para los que íbamos de fuera. Me he traído un disco de Lovano de 2004 y los cuatro suplementos especiales sobre el Festival de Jazz publicados en El Diario Vasco y que, sueltos, podían recogerse todos los días a las diez de la mañana en la recepción del hotel.
El viernes mereció la pena esperar hasta las doce de la noche para escuchar en el Teatro Victoria Eugenia el concierto de más de dos horas del pianista Abdullah Ibrahim y su prodigioso grupo —Ekaya— de un contrabajista, un batería y cuatro excepcionales músicos con un trombón y saxofones que lograron mantenernos airosamente receptivos después de toda una jornada de vivir la ciudad en la que ese mismo día estaba —allí al lado— Bruce Springteen, que actuaba el domingo en Bilbao.
No siempre tiene uno en vacaciones, aun con eso, ocasión de disfrutar con tantos sentidos a un tiempo y en tal alto grado: el oído puesto en el jazz, el gusto en la comida vasca, la vista en la arena de la Concha y en el cielo azul desde el Urgull, en todo, el olfato en el mar y el tacto de lo más íntimo.

6 comentarios:

Los viajes que no hice dijo...

Qué envidia, pero de la mala, me acabas de dar.

Bueno, yo voy a ver al Cirque du Soleil en Quebec, en un espectáculo de calle...

Miguel A. Lama dijo...

Tampoco está mal como destino, no.

Anónimo dijo...

¿Qué significa "el tacto de lo más íntimo?" No queda claro en tu texto.

Miguel A. Lama dijo...

El "tacto de lo más íntimo" es tan explícito como "el gusto en la comida vasca" o "el olfato en el mar". O sea, pura sugerencia sobre algo muy real y muy placentero. En este caso, no tiene que ver con ningún placer solitario (no "en", y sí "de", pues), sino en compañía, de ahí la intimidad.

Anónimo dijo...

Entonces lo había entendido bien, pero me pareció tan poco sutil que no daba crédito.Muchos solemos disfrutar de relaciones físicas más relajadas con nuestras parejas en vacaciones.Pero resulta tan raro dejar eso escrito en un blog...

Miguel A. Lama dijo...

Ay, Anónima... No es raro, no. Que el medio no tiene la culpa. Si acaso el texto, que no vale. Y un texto que sí vale es el del CÁNTICO ESPIRITUAL:
"Gocémonos, Amado,
[…]
entremos más adentro en la espesura.
[…]
Allí me mostrarías
aquello que mi alma pretendía,
y luego me darías
allí tú, vida mía,
aquello que me diste el otro día."