viernes, julio 11, 2008

Ascensor

Puede que no sea normal entrar en un ascensor pensando en un libro; y menos recordarlo como un hecho relatable. 19 de junio. Hospital Infanta Cristina de Badajoz. Tomé el ascensor en la quinta planta, solo. Intentaba recordar si tendría La vida difícil, de Slawomir Mrozek, un escritor polaco. Ahora sé que lo tengo. Slawomir Mrozek, La vida difícil. Traducción de Bozena Zaboklicka y Francesc Miravitlles (Barcelona, Quaderns Crema, 1995). Lo compré en el verano del 95. Recordaba un texto de ese libro titulado “Una charla sobre historia contemporánea” y un rifacimento del cuento de Caperucita Roja. Poco más. Entonces, el ascensor paró en la planta tercera. Entró una pareja (ella y él). Se besaron, se abrazaron. Y ella: —Primero comemos, y, luego, lo otro. Y llegamos al cero.

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