Tiene este medio la virtud de todo cuaderno de notas en el que uno puede escribir casi lo que le venga en gana. No sé. Quiero decir que este medio se diferencia de otros, por ejemplo, en que aquí sí puedo escribir sobre algo que no he terminado de leer. No me siento comprometido con nadie, ni con la editorial que lo ha publicado y espera que escriba; ni con un periódico que me ha pedido un texto; ni con el autor. Tengo la libertad de escribir mis primeras impresiones sobre una novela de más de quinientas páginas de las que llevo leídas ciento y pico —las ciento y pico primeras, nótese; pues en estos tiempos con modos raros de lectura, parece necesario avisarlo. En fin, las virtudes del medio.
La calidad de lo que estoy leyendo tiene la culpa de que escriba aquí sobre esta novela aún sin terminar de leer. Por ahora, diré que me ha recordado —y es lógico— una calle, una novela y una carencia.
Empezaré por lo último, que es lo menos personal. Hace poco se lo leí a José Ramón Alonso de la Torre en un artículo de HOY, pero creo haberlo escuchado antes a Jaime Naranjo: que Cáceres no tiene novela, que está por escribir la novela de Cáceres. Es verdad, pero decirlo entraña el peligro de que alguien se ponga a escribirla —para ser el primero. Yo no sé si Calle Feria, de Tomás Sánchez Santiago, Premio de Novela Ciudad de Salamanca (Sevilla, Algaida Editores, 2007), es la novela de Zamora; pero no me importaría que la de Cáceres fuese como es esta deliciosa narración con una pequeña calle comercial en una pequeña ciudad de provincias.
Una calle. Por eso me acerca tanto esta novela a la calle Sevilla de Zafra, y mis vivencias de adolescente en algunas trastiendas y de mayor —ojalá con mayor frecuencia— en el serano —de mañana o de tarde— de Cayetano, ese comerciante de curtidos del que habló mi hermano en su blog hace casi un año. Y es que en la novela de Tomás Sánchez Santiago hay un Pepe Crespo, dueño del bar, un Fabriciano, el de “Novedades Textiles”, un droguero llamado Manahem, el único comerciante de la calle que despachaba con corbata en la tienda, un Herminio... Ah, Herminio... Hay que leerlo. Y es que yo creo que nos tocan la fibra.
Y, por último, me acerca la novela de Tomás a otra novela memorable, Belarmino y Apolonio, de Pérez de Ayala, a su Rúa Ruera, ese epítome del universo, como el diccionario. Otra fibra tocada. Continuará.
lunes, junio 25, 2007
Calle Feria
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sábado, junio 23, 2007
El curioso impertinente
Anoche, a la salida, en San Antón, Luigi Giuliani —con la familia— exclamaba:
—Qué montaje, ¿no?
Y asentíamos. Asentía también Jesús González Maestro, profesor de la Universidad de Vigo, que ha venido a Cáceres a dar su curso sobre El curioso impertinente en TEXTO ESCENA, una experiencia estupenda que sigue sin tener el eco que merece. Un experto que habla del texto que vamos a ver escenificado y que luego comenta con todos lo que hemos visto, antes de un encuentro con los actores. Que haya pocos inscritos en la actividad no es razón —nunca, por ahora— para desanimarse.
En San Antón, a las puertas del Gran Teatro.
—Qué montaje, sí.
Resulta siempre extraño vivir el Festival —cuando no llueve— en el recoleto espacio del Gran Teatro, en donde tan buenos espectáculos hemos visto en primicia y que luego se han ‘estrenado’ en las capitales. Exigencia —supongo— del aparato teatral. Así ha debido de ser. Porque el montaje, como decía Luigi, ha sido...
—Qué montaje, ¿no?
Espero no pasar por un entendido —y pedante— si digo que el de ayer se sustenta en la conjunción armónica de luz y movimiento, que se proyectan sobre un espacio escénico de una admirable funcionalidad. A estas alturas, dada la buena formación de nuestros actores, no es una sorpresa encontrarse con una buena interpretación. Ayer, además, bordaron una deliciosa sobreactuación física para marcar los caracteres. Pero a los excelentes ejecutantes hay que ponerlos en un medio expresivo que embriague. Y así fue.
La escenografía impresiona y está manejada de forma admirable —no sé por qué pero me recordaba a veces a algo visto de Óscar Tusquets como escenógrafo, quizá cuando aquella Historia de una escalera del CDN que vimos en Cáceres. Por cierto, también vimos en Cáceres Divinas palabras con la dirección de Gerardo Vera, que estará en el Lincoln Center Festival de Nueva York entre el 26 y el 28 de julio. Pero lo que ayer me gustó especialmente fue el uso de la luz en el teatro. Para aprender.
El curioso impertinente, de Guillén de Castro. Compañía Nacional de Teatro Clásico. Versión de Yolanda Pallín. Dirección de Natalia Menéndez. Intérpretes: Ángel Ramón Jiménez, Clara Sanchis, Nuria Mencía, María Álvarez, Fernando Cayo, Daniel Albadalejo, Fernando Sendio, Francisco Merino, Eva Trancón, José Vicente Ramos... Iluminación: Miguel Ángel Camacho (A. A. I.)...
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viernes, junio 22, 2007
Romances del Cid
Nos lo dijo Isidro Timón al salir anoche de la única función de los Romances del Cid —Compañía Nacional de Teatro Clásico, dirección de Eduardo Vasco y versión de Ignacio García May— en esta decimoctava edición del Festival de Teatro Clásico de Cáceres:
—Dicen que es la primera vez que falla.
Lástima, porque es uno de esos efectos teatrales que gustan, que, puestos al cabo de la obra, aseguran un final en alto y que el público salga con una sensación muy placentera. Yo creo que el fallo no repercutió en la actitud de un público complacido que —me parece— no se percató del número. Ni del fallo, claro.
A toro —o pájaro— pasado, uno lamenta que no haya podido rematarse este recurso estructural que abre y cierra la obra. Jesús Hierónides (El arcángel) aparece al principio calzándose una lúa y haciendo el gesto de llamar al puño al ave. Y en los datos del programa de mano —apréciese la foto—, entre el ayudante de dirección, el asesor de verso y el iluminador, se lee “Maestro de cetrería”. Era para esperar algo. Cuando termina la obra, muerto y ‘resucitado’ Rodrigo, el soberbio castellano, vuelve el actor Jesús Hierónides al centro de la escena, y amaga el gesto..., y ahora silba. Tras el público, saliendo de una ventana, se lanza en vuelo el ave, que, aturdida por algo, queda prendida del entramado de los focos. Arriba quedó una noche de pájaros inquietos como nunca en la Plaza de San Jorge y en su jardín de al lado.
¿La obra? Espléndida. Otro arte es traducir a la escena en una hora y veinte minutos los textos que sobre el Cid nos dejó el Romancero. Sabia fue la utilización de los recursos teatrales en apoyo del verso sostenido por tres actores principales, el ya citado, la gallega Muriel Sánchez, que encanta, y la sólida presencia de Francisco Rojas. Dos ejemplos de ese uso, sin tener en cuenta el texto: el episodio del león y la visita a Roma. Uno más: la música y su ejecución, que no sólo acompaña y envuelve, sino que se incorpora como un elemento más de la expresión escénica. Muy recomendable.
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miércoles, junio 20, 2007
José Luis Bernal, Premio Gerardo Diego
Hoy llega uno a la Facultad dispuesto a dar dos grandes abrazos a dos compañeros y amigos. A José Luis Bernal, por el premio de la Fundación Gerardo Diego por un ensayo sobre la plenitud creacionista de Manual de espumas, del poeta al que tantos años ha dedicado José Luis y que tan pulcramente ha venido editando en estos últimos tiempos. Estoy convencido de que las aportaciones documentales de este estudio, entre ellas el epistolario entre Diego y Larrea, han debido de ser determinantes para añadir más valor a su calidad como ensayo de investigación literaria.
El otro abrazo de esta mañana lo debo desde hace más días, no muchos; y es para Miguel Ángel Melón, que se ha traído de Barcelona su merecida habilitación al cuerpo de Catedráticos de Universidad. Un profesor de Historia Moderna de los más prestigiados en su área al que se le repara un injusto retraso de su natural condición. Sea.
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martes, junio 19, 2007
El clavo solitario
Creo que mis ciento noventa y ocho milésimas de otro por ciento del inmueble en el que se ubica mi plaza de garaje se corresponden en parte, o casi, con el espacio que ocupó la Galería Bores & Mallo de Cáceres cuando estaba en la calle sin salida del actual Edificio Ceres. Tiene su gracia.
Este librito de 16 x 11 cms. ha estado en mi mesa durante varios meses. Leído ya hace tiempo, lo he recogido esta tarde, junto a otros, para ponerlo en su sitio, al tiempo, o casi, que la copia de la escritura de propiedad de la plaza de garaje que ocupo y que vigila mi banco. Tiene su gracia.
No luce mal el libro, porque ocupa un espacio poco transitado por aquí. ¿Literatura de galerista? Merece leerse. Y me temo que es —uno más— un libro invisible. Yo se lo compré a Antonio, de la Librería El Buscón —ocho euros, sin descuento—, y espero que aún tenga ejemplares, porque merece ser leído, insisto. Autoeditado, se ofrece en su interior como “Algunas páginas del libro De la moqueta a la manta: memorias de un galerista, que se editará en la primavera del año 2007”. El dulce tiempo de la primavera, que dijo Rubén Darío.
La hija de Francisco Bores, el poseedor de obra del maestro Rótula, el secretario de la tómbola, Soledad, la bisabuela Ramona..., personajes de un mundo reducido como mi plaza de garaje e inmenso como una pasión. La única nota al pie de libro, de lo mejor, a pesar de que contiene la confesión de su repudio.
Va a su sitio el libro de Javier Castro, como un cuadro a un clavo, solidario.
Javier Castro, El clavo solitario y otros textos del libro 'De la moqueta a la manta: memorias de un galerista'.
(Cáceres, Galería Bores & Mallo, 2006).
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domingo, junio 17, 2007
Festival de Teatro Clásico. Interior, noche.
Van tres días de representaciones en el XVIII Festival de Teatro Clásico de Cáceres y aún no hemos estrenado el cielo de la ciudad monumental como escenario. Por ahora, todo lo programado se ha trasladado a espacios cubiertos. La lluvia sigue acompañándonos. El jueves fue el Lazarillo de Tormes en el Gran Teatro. No me gustó casi nada de lo que vimos. No es una versión del Lazarillo lo que ha hecho Miguel Murillo ni es una obra sobre la vida de los comediantes del Siglo de Oro. No es ni una cosa ni otra. Y nadie duda de la capacidad de uno, Miguel, como autor teatral, ni de la valía de Memé Tabares como directora. Pero me da la sensación de que ni Miguel ha quedado satisfecho con el encargo ni Memé se ha entusiasmado con el texto que dirigir. Los elementales recursos escenográficos, la interpretación irregular y los empeños de dirección de dar un aire ‘puro’ a la obra con esos efectos de guiñol y de dibujo animado no levantan el texto. Lástima.
Ayer, sin embargo, en el Auditorio, se vio algo bueno: el Cyrano de Bergerac dirigido por John Strasberg que traía Concha Busto Producciones. Sólo acudir a ver a José Pedro Carrión es más que una razón para salir de casa a las once de la noche de un sábado muy lluvioso. Le vimos en 1999, en la décima edición de este Festival, con un Ricardo III, también dirigido por Strasberg, en la que también se programó un Cyrano. Recurrencias de género.
Hoy, domingo, el Auto de los Reyes Magos, igualmente bajo techo, el del Complejo Cultural San Francisco. Su sitio era la Plaza de San Jorge; pero, sin duda, debió serlo —como, al parecer, se intentó— la Plaza de Santa María, a las puertas de la Concatedral. En esto está el Año Jubilar de Guadalupe, 2007. Me llama la atención leer sobre el espectáculo que se verá esta noche que se trata de un auto sacramental. Lástima por la impropiedad. Sobre el auto del XII y otros escritos medievales, Jack Taylor y Víctor Matellano han preparado un texto que pondrá en escena la compañía El Duende de Colmenar Viejo (Madrid).
A esta hora de la tarde, no llueve; incluso, entre nubes, luce el sol a veces. Ya no es trascendente.
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viernes, junio 15, 2007
Versión Original
A esta hora —las cinco de la tarde— seguirán los amigos de la revista Versión Original, en El Corral de las Cigüeñas de Cáceres, en su fiesta de celebración de los 150 números publicados desde 1993. Hemos presentado esta mañana —Liborio Barrera, Antonio Gasset— este número dedicado a la adolescencia que lleva esa fotografía en portada de la película de Bertolucci Soñadores.
A un buen amigo como Elías Moro, escritor, que gusta del coleccionismo, de libros y revistas principalmente, suelo guardar desde hace tiempo algún ejemplar repetido de esta revista que recojo de alguno de sus puntos de depósito y distribución: unos cuantos bares, un hotel, o el Rectorado de la Universidad, todo a menos de cien metros de casa, en donde queda el ejemplar para cuando Elías pase o para serle enviado a Mérida, en donde vive, trabaja y baila.
Pocas veces se da una relación tan especial entre un producto editorial de carácter cultural y sus consumidores. Porque un suscriptor recibe en casa un producto contratado, y su contrato es un acto de fidelidad y de apoyo, y, en cierto modo, se siente distinto a otros lectores. Y luego está el comprador de una revista o un libro, el que acude a una librería, algo, por otro lado normal, aunque debería ser cada vez más normal y más masivo. Pero con Versión Original, además de esto, ocurre esa relación singular y amable con el ciudadano que frecuenta determinados lugares que se corresponden con los patrocinadores publicitados de la revista, convirtiéndose en un elemento más del espacio urbano, de tal manera que el hábito se hace rito; y ocurre, además, que la gratuidad de la revista en ese modo de difusión, al contrario de quitarle valor, se lo añade. Y esto se ve poco en esos casos en los que el ciudadano se ve regalado así.
Una revista tan inusitadamente longeva —no tanto por el número de años que tiene, sino por su edad medida en números editados (150), con la dificultad de la periodicidad mensual— provoca con el paso del tiempo el lamento por no tener la colección completa. Tratamientos paliativos de esta dolencia de coleccionista y de bibliófilo, y de cinéfilos, serían emprender la edición facsimilar de la colección histórica, o elaborar índices de títulos de todos los contenidos de la revista desde su inicio.
Antonio Gasset lo ha dicho esta mañana: Versión Original es una revista única. Y original, añado.
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lunes, junio 11, 2007
Los manuscritos iluminados de Alcaíns
El pasado jueves 7 se inauguró la exposición de Javier Alcaíns 25 manuscritos iluminados, que estará abierta en el edificio de Pintores, 10 de la Diputación Provincial cacereña hasta el 29 de este mes de junio. Coincidió con la inauguración, casi a la misma hora, de la muestra fotográfica de Tete Alejandre con textos de Ada Salas en la Sala de Caja Extremadura hasta el día 23 de junio. Estuve en la primera, porque he estado más implicado en ella. Hoy mismo ha publicado ABC un texto mío sobre Javier Alcaíns en su 'scriptorium'.
El catálogo de la exposición lo ha editado M. Moleiro —el editor del Apocalipsis de San Juan, del Cantar de Cantares y del Libro de Daniel, las tres grandes obras bíblicas de Alcaíns—, con el apoyo de la Institución Cultural "El Brocense" de la Diputación de Cáceres y recoge toda la información sobre los veinticinco manuscritos iluminados de Javier, desde la primera versión del Cantar de Cantares, de 1985-1986, hasta las Cartas portuguesas, de principios de este año, y los Alfabetos apócrifos, en realización. Fascinante.
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sábado, junio 09, 2007
Claudio Rodríguez
He disfrutado leyendo este primer número de Aventura, la revista del Seminario Permanente Claudio Rodríguez, en el que participa —y es una alegría— la Biblioteca Pública de Zamora, que ha organizado un fondo documental con todas las ediciones de las obras impresas y audiovisuales, antologías, artículos, conferencias, estudios críticos, traducciones del autor de Don de l’ébrieté.
Y de traducción va este volumen, que recoge los contenidos de las jornadas sobre Claudio Rodríguez y la traducción de poesía que se celebraron en Zamora entre el último día de noviembre y los dos primeros de diciembre del año pasado. Y hubo mucho de interés. Las notas para una teoría de la traducción de Emilio Lledó, el análisis de las lecturas inglesas de C.R. por Jordi Doce, ejemplos de traducciones del poeta a otras lenguas, como el portugués, en la aportación de António Salvado, como el francés en la experiencia contada por Laurence Breysse-Chanet, o como el inglés, en lo que aporta Louis Bourne, un grato reencuentro para mí.
Conocí a Louis Bourne en un lugar tan prestigioso como la tertulia del “Lyon” de Madrid; sí, la de Moñino, sí. Pero no. Muchos años después, en 1991, en julio. Estaban allí, entre otros, Russell P. Sebold, que fue mi ‘padrino’, y Carolyn Richmond, a quien también conocí esa tarde. Louis me regaló sus versiones de Aleixandre (The Crackling Sun, Madrid, SGEL, 1981), y ahora me reencuentro con él en Aventura con su texto sobre la poesía de Claudio y con algo impagable: la carta que le escribió C.R. en agosto de 1978 con varias hojas de notas a sus traducciones de los poemas, y que me presentan una imagen poco conocida de Claudio Rodríguez.
Y la forma. Porque la maqueta de la revista divierte y agrada. Bien por el diseño y concepto de esta Aventura de José Luis Gago Vaquero.
Le debo este placer al bueno de Tomás Sánchez Santiago, que es miembro del Seminario Permanente Claudio Rodríguez, que pertenece al Consejo de Redacción de la revista y que colabora en este número con su texto de presentación de la conferencia de clausura de aquellas jornadas, la de Jordi Doce.
Nota bene: la fotografía de la cubierta no es la de un C.R. abatiendo conejos por los campos de Zamora, no. Fechada en 1961, la instantánea constata la participación del poeta en una atracción de feria. Más detalles en el interior.
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miércoles, junio 06, 2007
Parler
He tenido hoy un grato encuentro con Maurice Toussaint, un ilustre lingüista (Contre l’arbitraire du signe, 1983), a quien conocí en la antigua Facultad, cuando él estaba de lector de francés, y yo era un estudiante. Como tantas veces me ha pasado ante alguien que conoce bien la lengua y la cultura de otro país, me maravilla la humildad del que se excusa —en un español envidiable, cuyo dominio para mí tuviera sobre el francés o cualquier otro idioma— por no hablar bien tu lengua.
Sobre mi mesa, el periódico y el recuerdo de lo escuchado en la radio esta misma mañana con las declaraciones de Luis Aragonés sobre la “españolía” de sus jugadores y esa falta de consideración por la lengua y por su uso. Se lo dijo al traductor, que pusiese lo que quisiera. Qué más da. La même chose.
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viernes, junio 01, 2007
Santiago Castelo
Ando escribiendo sobre la obra crítica referida a autores de Extremadura de quien fue mi profesor, Juan Manuel Rozas (1936-1986), para un volumen en su recuerdo que se publicará en los próximos meses. No le dio tiempo a escribir mucho sobre su tierra adoptiva; pero lo que hizo fue importante. Desde su puesta en pie de la singularidad del poeta del XVIII Francisco Gregorio de Salas, pasando por su ponencia consultada de la joven poesía extremeña, hasta el prólogo —“Tres poetas y un solo hombre”— que puso a la antología que publicó Adonais de Santiago Castelo y que no llegó a ver publicada.
Santiago Castelo. ¡Qué buena noticia! Premio Luca de Tena a su trayectoria periodística. Es una persona extraordinaria y un profesional del periodismo merecedor de éste y de más reconocimientos. He coincidido con él en muchas ocasiones, y en todas he aprendido de sus valores y calidades. No digo nada de lo que intuyo de su día a día y de ese “confesonario laico” –que no, y también, “confesionario”— del que hablan al referirse a su despacho en ABC. Su voz y su mirada poéticas son enormemente expresivas, y bien dirán a los lectores que disfruten de aquella antología que ilustra esta entrada, Como disponga el olvido, y de la más próxima La huella del aire (1976-2001), que editó la Editora Regional de Extremadura, con introducción de Manuel Simón Viola, en 2004. Yo sé que a él le gustará que ponga aquí unos versos de un poema que me gusta, “Azotea”:
“Gracias, tan solo. Sí, gracias, Dios mío,
por permitir al corazón que aún sueñe
y se quede dormido de Tu mano.”
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jueves, mayo 31, 2007
Babel encendida
Recibo de Juan Pablo Silvestre la siguiente información de su programa:
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martes, mayo 29, 2007
Mezclilla
"Tómase en estos tiempos la opinión por ciencia, decía un clásico español; y bien puede asegurarse que esa mala costumbre de hace siglos sigue prevaleciendo, porque la mayor parte de los autores que pretenden enseñar algo, nos dan por ciencia lo que opinan. En materia de crítica literaria esto es lo corriente, y se llega a tal extremo, con el atrevimiento a que convidan la aparente libertad del gusto y la vaguedad y anarquía de las doctrinas estéticas, que muchos preceptistas y críticos no vacilan en predicar como dogmas y reglas aprensiones subjetivas, preferencias personales que no llegan siquiera a la categoría de opiniones racionalmente adquiridas y de una verdad probable. Es claro que la crítica en nuestros días no puede todavía —ignoro si podrá más adelante— llamarse científica, en la rigurosa acepción de la palabra; pero sí puede tener ciertas condiciones que le den un valor objetivo, garantías de imparcialidad y método, elevándola a la altura, en punto a sus cualidades de conocimiento reflexivo, a que llegan otras doctrinas, como, v. gr., la sociología, la economía, la filosofía del derecho, etc., etc., que tampoco son rigurosamente ciencia, aunque los más así las llamen."
Leopoldo Alas, "Clarín", en Mezclilla, de 1889, en donde se publicó el artículo "Baudelaire", al que pertenece el fragmento, que leo de vez en cuando, siempre antes de leer un libro sobre el que tengo que escribir alguna cosa con sentido.
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lunes, mayo 28, 2007
¿Catetez o compadreo?
Como puede verse en el recorte, sí. El titular hace que la opinión de un individuo —¿y quién es éste?— merezca un espacio absurdo, con foto incluida. ¿Por qué? Supongo que porque en la prensa de estos pagos no se contempla la crítica teatral. ¡Y que la única manera de reflejar el gesto —gratis et amore— de reseñar con gusto una representación de teatro sea algo tan periodísticamente patético! ¿Qué pensarán fuera de aquí? Parece que uno de los tipos del titular compadrea con el otro.
Tengo la desgraciada experiencia de haber publicado una crítica de teatro como carta dirigida al director de uno de los periódicos de mi región, ya que nadie había contemplado la posibilidad de dar cabida en sus páginas a una crítica de una digna obra de teatro. Me la publicaron. Menos mal. Aquel montaje tuvo su aceptación y tiene su renombre. En otra ocasión, me publicaron mis comentarios en una página de publicidad, pagada. El montaje sobre el texto de mi amigo Isidro, Mundos, ha tenido la desgracia ésta, de la que da cuenta el recorte.
Pego aquí el texto que reescribí para él, sobre la base de la entrada en este blog del miércoles 23, y que no llegó a publicarse:
Dramaturgia y dirección: Denis Rafter
Intérpretes: Julio Galindo, Blanca Chaparro,
Javier Uriarte, Vicente Rodríguez,
Miguel Ángel Latorre y Ana Rodríguez.
Producción: Z Teatro.
Teatro López de Ayala. Badajoz.
Jueves, 24 de mayo de 2007
Tuve la fortuna el martes pasado de asistir en el Casar de Cáceres, en “La nave del duende” del Centro de Gestión de Recursos Escénicos ideado por la compañía de danza y teatro KARLIK, a un ensayo general impecable de esta pieza, Mundos, de Isidro Timón, que se estrenó ayer en el López de Ayala de Badajoz.
Conozco bien el texto, y, tras su lectura antes de que lo publicase hace un par de años la Asociación de Autores de Teatro, pude “verlo” en una lectura dramatizada en la sede de la SGAE de Madrid, dicho por actores como José Vicente Moirón, Gladys Balaguer o Chema de Miguel, bajo la dirección de Denis Rafter, que ahora vuelve a poner su sabia mano sobre este texto de Isidro Timón, con un resultado sobresaliente. Así de completa resulta ahora la recepción de esta obra tierna y sugerente.
La lectura de Denis Rafter es espléndida. No sólo por lo que él ha querido destacar del texto de Mundos —que yo creo que escapa a subrayados parciales y a etiquetas—, sino por la manera de ejecutarlo, poniendo toda la carga en el trabajo de los actores. Cinco. Julio Galindo (Abuelo), Blanca Chaparro (Hada), Javier Uriarte (Casiopeo), Vicente Rodríguez (Neptuno), Miguel Ángel Latorre (Niño, Pedro, Padre, Árbol...) y Ana Rodríguez (Niña, Eva, Madre). Una alegría encontrar a Miguelín con su dominio y tan versátil, cuando no hace mucho se esmeraba en los papeles adjudicados en los montajes del Aula de la Universidad de Extremadura, de donde también salió Fran Cordero, responsable de la iluminación, y ya un habitual en los escenarios extremeños. Un excelente trabajo el de un experimentado pisacalles Vicente Rodríguez en el papel de Neptuno y el de su pareja Javier Uriarte como Casiopeo. Y una notable Hada interpretada por Blanca Chaparro que dice sus primeras palabras después de un buen trozo de representación, en una dificultad añadida que pone de manifiesto el trabajo actoral de unas figuras que prácticamente no abandonan la escena —limpia y sostenida por sutiles elementos— de principio a fin.
Mundos, visto ahora con la magia teatral completa de una representación, sigue siendo una apuesta por la imaginación como motor de la vida, y quizá por eso, motiva tanto a un receptor adulto a reflexionar sobre el tiempo pasado y su tiempo presente, como a un público joven a vivir el presente desde una conciencia futura.
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viernes, mayo 25, 2007
Apuntaciones
Hojeo un cuaderno antiguo —entre junio y noviembre de 2000— y encuentro una cita de Jaime Gil de Biedma: "En poesía, el único error es escribir malos poemas". Por aquel entonces, en agosto de ese año Babelia publicó una entrevista inédita que le hicieron en 1981 Arcadi Espada y Ramón Santiago. Unas hojas después recuerdo la película de Terry Jones La vida de Brian (1979), en la que un hombre grita: "—¡Quiero parir!". Y otro le contesta: "—¡Tú no puedes parir!". "—¡No me oprimas!" —responde el primero. Y el otro: "—No puedes parir, no tienes matriz". Lo que propicia la intervención solidaria y reivindicativa de una mujer: "—¡Él no puede parir porque no tiene matriz, pero tiene derecho a parir!"
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miércoles, mayo 23, 2007
Mundos
Estuvimos anoche en el Casar de Cáceres, en una nave industrial, en La nave del duende, sede del Centro de Gestión de Recursos Escénicos, en donde han estado trabajando los actores y técnicos de la compañía Z TEATRO para el montaje de la obra Mundos, de Isidro Timón, bajo la dirección de Denis Rafter.
Se estrena el jueves 24 a las 21.30 en el Teatro López de Ayala de Badajoz.
Merece la pena. Lo que vimos ayer fue un ensayo general con las gradas de la nave llenas de público. Amigos, gente joven, Carmen, el autor, Isidro, Valentín, su hermano... y mi madre, que elevó, dignamente, la media de edad.
Conozco bien el texto, y la lectura que ha hecho el sabio Denis Rafter me ha parecido espléndida. No sólo por lo que él ha querido destacar del texto de Isidro —que yo creo que escapa a subrayados parciales y a etiquetas—, sino por la manera de ejecutarlo, poniendo toda la carga en el trabajo de los actores. Cinco. Julio Galindo (Abuelo), Blanca Chaparro (Hada), Javier Uriarte (Casiopeo), Vicente Rodríguez (Neptuno), Miguel Ángel Latorre (Niño, Pedro, Padre, Árbol...) y Ana Rodríguez (Niña, Eva, Madre). Una alegría encontrar a Miguelín con su dominio y tan versátil, cuando no hace mucho se esmeraba en papeles destacados de los modestos montajes del Aula de Teatro de la Universidad, de donde también salió Fran Cordero, responsable de la iluminación, y ya un habitual en los escenarios extremeños.
Uno de los primeros movimientos que vi al terminar la obra fue el de un espectador —alguien que había venido de fuera— que se dirigió a Isidro, el autor, y le felicitó por un texto tan bonito. Una satisfacción.
El Centro de Recursos Escénicos del Casar está sostenido por la compañía KARLIK DANZA TEATRO y apoyado por el Ayuntamiento del Casar, la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura, la Diputación cacereña y el Gabinete de Iniciativa Joven.
Mundos se estrena el jueves 24 de mayo de 2007 en el Teatro López de Ayala de Badajoz, a las 21.30.
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domingo, mayo 20, 2007
Anomalías
El 27-M se cumplirá un mes de inactividad en el blog de mi hermano —si él no lo remedia—, y hoy he encontrado una errata en la última entrada del blog de Gonzalo Hidalgo.
—¿Qué está pasando? —dice, no sé si Parker, junto a la teniente Ripley en Alien, el octavo pasajero, mientras el capitán Dallas investiga en busca del monstruo. ¿O es Dallas quien lo dice?
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sábado, mayo 19, 2007
Espacio
No pude cambiar una cita con dos de mis alumnas para un control de lecturas y no pude acudir el martes a la calle Pintores —en donde pronto expondrá mi amigo escritor y dibujante Javier Alcaíns— al acto de recepción del legado de la escritora Pureza Canelo a la Diputación Provincial de Cáceres, en cuyo archivo —y en sala habilitada para ello— quedarán depositados sus libros, algunos objetos personales, parte de su epistolario, mucha documentación... Espero que no ocurra lo mismo que con la biblioteca de Pedro de Lorenzo, y que este fondo siga vivo, activo y operativo. Con el tiempo, lejos ya de lo noticioso de ahora, se valorará justamente este importante regalo a la ciudad de Cáceres.
Y aunque no fui, salí beneficiado, por Pureza —José Luis Bernal mediante—, de otro apreciadísimo regalo. La cuarta entrega del Cuaderno adrede que edita la Fundación Gerardo Diego, dedicado a Espacio, el poema de Juan Ramón Jiménez, con tres artículos de Alfonso Alegre Heitzmann, Francisco J. Díez de Revenga y Almudena del Olmo. Con las casi cuarenta páginas del excelente trabajo de Alfonso Alegre ya estaba justificado el cuaderno y, por consiguiente, clarificados el contexto y la génesis del poema. Hace años pudimos hablar Alfonso y yo del extraordinario filón de Puerto Rico para el investigador juanramoniano y ya disfrutamos todos de su estupenda edición de Lírica de una Atlántida en Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores.
Sí, bien. Vale. Pero lo importante es que el Cuaderno adrede se acompaña de un sobre que contiene en edición facsimilar los veintiséis folios —holandesas— mecanoscritos con anotaciones y correcciones de letra de Juan Ramón que éste envió, con dedicatoria a Gerardo Diego, a José García Nieto para su publicación en la revista Poesía española. Lo que le enviaba el poeta era la versión definitiva del poema en prosa, después de lo publicado en México en 1943 y 1944, cuando un lector como Gerardo Diego se percató de la importancia de lo publicado. Por eso, Juan Ramón le dedica el poema en esta versión con “agradecimiento lírico por la constante honradez de sus reacciones.”
Un regalo.
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jueves, mayo 17, 2007
O Sentimento dum Ocidental
Nas nossas ruas, ao anoitecer,
Há tal soturnidade, há tal melancolia,
Que as sombras, o bulício, o Tejo, a maresia
Despertam-me un desejo absurdo de sofrer.
Cesário Verde
Publicado por Miguel A. Lama en jueves, mayo 17, 2007 2 comentarios
Un clavo en el corazón
Hace ya meses que sentí interés por esta obra de la que habló Antonio Sáez, su traductor en esta edición de la “Biblioteca portátil” de Editorial Periférica. Antonio introdujo su intervención en una mesa redonda sobre traducción del pasado Ágora de octubre de 2006 con una alusión a este Tiago da Silva Pereira que escribe, desde Sintra un 11 de octubre de 1880, una larga carta a su amigo Cesário Verde, el autor de El sentimiento de un occidental (1880).
La alusión de Antonio Sáez en aquel momento a una obra titulada Un clavo en el corazón, de Paulo José Miranda, publicada en Portugal en 1997, llenó la sala de casi la misma sabia serenidad intelectual que se desprende de las palabras de Tiago en la novela, que equipara traducir y escribir, y que siente dentro de sí, tras tantos años dedicado a la traducción, “una verdadera lengua apátrida que, como diría Agostinho d’Ornellas, fuese una mediadora efectiva entre dos intereses en conflicto. Evidentemente, esta imagen del traductor como embajador no anula la motivación de un interés por su parte, al contrario, del mismo modo que una verdadera lengua apátrida no quiere decir ausencia de lengua madre, sólo la madurez de quien ya vive bien separado de ella. ¿No es lo mismo la poesía, vivir de tal modo una emoción hasta el punto de olvidarla, no completa pero sí perfectamente? El poema, igual que la traducción, es ese olvido que un día fue incluso más que la misma vida” (págs. 102-103), escribe Tiago da Silva Pereira al autor de El sentimiento de un occidental.
Como leí el otro día en Álvaro Valverde —en su entrada “Un par de alegrías” del 1 de mayo de 2007—, yo también acudí tras la lectura del delicioso texto de Paulo José Miranda a la del poema de Cesário Verde, y redoblé el placer. De la reflexión sobre el estilo como hijo de la fe y de lo imposible, como algo que crece con esta doble y distinta condena, a la triste ciudad del poema, a sus costureras y floristas, al dolor humano.
Publicado por Miguel A. Lama en jueves, mayo 17, 2007 1 comentarios