lunes, marzo 23, 2020

Diario de estos días (XI)

«En el cielo brillaban nubes metálicas como grandes campos de miel» (José María Arguedas)

Lunes, 23. Hoy he dado mi primera videoclase de la asignatura optativa de literatura hispanoamericana, sobre Los ríos profundos de José María Arguedas. Salvo algún problema técnico debido a mi bisoñez en el medio, creo que ha ido bien. He podido compartir la presentación y homenaje al escritor peruano que se celebró en el Instituto Cervantes en Madrid el 17 de enero del año pasado con motivo de la reedición en Drácena de la novela El zorro de arriba y el zorro de abajo en 2018 —Santos Domínguez escribió sobre ella—, y por el cincuentenario de la muerte de Arguedas. De ello hablaron la autora del prólogo —la profesora Dora Sales—, y el escritor Gastón Segura, muy vinculado a la editorial. Es fascinante poder responder al confinamiento con una experiencia docente así, en casa, y con la posibilidad de compartir lo que veo en la pantalla de mi ordenador, desde el enlace a una página web hasta un documento elaborado precisamente para el análisis en clase de los textos. Mañana le tocará al teatro del siglo XVIII; y no dejará de ser chocante —y placentero— hablar de la Lucrecia de Nicolás Fernández de Moratín, o de la Raquel de García de la Huerta, desde casa, rodeado de mis libros, y saber que lo estoy haciendo simultáneamente a sitios como Azuaga, Torremayor, Badajoz, Mérida o Elvas, algunas de las localidades desde donde se ha conectado la docena y media de estudiantes que ha seguido la clase. Además, la Universidad de Extremadura, a través de su Vicerrectorado de Transformación Digital, está poniendo a disposición de su profesorado más de quinientas licencias de la plataforma que nos facilita dar estas clases virtuales; y esto me permitirá disponer de más de cuarenta minutos por sesión, aunque hasta el momento he superado ese límite y no ha pasado nada. Al finalizar la de hoy, fui a la cocina a llenar la botella de agua —en esto no hay cambio, pues necesito beber cuando hablo en público— y vi el papel que dejé anoche como recordatorio para la comida: «Tortilla de patatas». Me ha quedado jugosita. Lástima no poder demostrárselo a nadie.

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