viernes, enero 24, 2014

Julio Cortázar. Clases de literatura (II)


Durante su estancia en Berkeley, Cortázar impartió dos conferencias, «La literatura latinoamericana de nuestro tiempo» y «Realidad y literatura. Con algunas inversiones necesarias de valores», que luego fueron publicadas, y que son las que cierran este volumen en «Apéndice». Obviamente, no por menos novedosas carecen de interés. Del mismo modo que para algunos lectores de Cortázar muchas de las ideas con las que el escritor aderezó sus Clases de literatura de los jueves de dos a cuatro de la tarde pueden ser ya conocidas. Aquí están sus ideas sobre la realidad y la ficción, sobre lo fantástico y lo real, sobre novelas como Rayuela, o sobre sus cuentos, como lo que siempre contó sobre «Casa tomada», sobre sus ideas políticas... Sin embargo, suenan a nuevo. Inevitablemente, uno recuerda la excelente entrevista que concedió Cortázar a Joaquín Soler Serrano en A fondo (1977). Aquello tuvo hora y media de duración; y este libro son trece horas de palabras. Un deleite para cortazarianos entregados estas ocho estaciones que recorren una obra universal y que contienen también una pequeña antología de sus cuentos. Primera clase: Los caminos de un escritor («Alguna vez he comparado un cuento con la noción de la esfera, la forma geométrica más perfecta en el sentido de que está totalmente cerrada en sí misma y cada uno de los infinitos puntos de su superficie son equidistantes del invisible punto central.», pág. 130). Segunda clase: El cuento fantástico I: el tiempo. Tercera clase: El cuento fantástico II: la fatalidad. Cuarta clase: El cuento realista. Quinta clase: Musicalidad y humor en la literatura («Soy alguien que ama la música como oyente, soy un gran melómano y desde niño he escuchado muchísima música sin poder ser un músico.», pág. 155). Sexta clase: Lo lúdico en la literatura y la escritura de Rayuela. Séptima clase: De Rayuela, Libro de Manuel y Fantomas contra los vampiros multinacionales. Octava clase: Erotismo y literatura. Aquí, finalmente, encuentro otra perla: («Lo que yo entiendo por un crítico es un hombre que haga una análisis cortical y profundo de una obra literaria, que la desmenuce, la diseque y al mismo tiempo no la mate, lo cual es muy difícil porque en realidad, aunque todos estamos en contra de la vivisección, en el único terreno en que se puede permitir es en la crítica literaria; incluso hay que buscarla porque el verdadero crítico literario tiene que analizar las obras vivas, no las puede analizar muertas como hacen la mayoría de las reseñas.», pág. 265).