La próxima semana se celebrará en Sevilla el XI Salón Internacional del Libro Teatral que organiza la Asociación de Autores de Teatro —hace cuatro años que se celebró aquí en Cáceres—, y parece que con ese motivo el dramaturgo Borja Ortiz de Gondra publica hoy en El Cultural una invitación a leer teatro. Una casualidad. Porque el autor de Duda razonable, que acaba de publicar la editorial Ñaque, alude a una película francesa de éxito en cartelera basada en una obra teatral de un autor español vivo. Ayer, precisamente, fuimos a ver esa película. En la casa (Dans la maison), la película de François Ozon basada en la obra de teatro de Juan Mayorga El chico de la última fila, que podría haber sido perfectamente el título para su distribución en español; creo yo. Cuando me la recomendaron unos amigos, no sabía que era una adaptación libre de la obra de Mayorga, que vimos en el Gran Teatro hace más de cinco años, en un montaje dirigido por Helena Pimenta con la interpretación de Ramón Barea en el papel de Germán —en la película, Germain— y de Carlos Jiménez-Alfaro en el papel de Claudio —en la película, Claude. En este blog hay dos entradas relativas a Mayorga y a su obra. Las he releído y rememoro ahora las sensaciones que suscitó aquel montaje de UR Teatro; y siendo la película buena, con muy buena interpretación, muy sugerente en el conjunto, no llega a mostrar esa cercanía —ese interés social— que yo experimenté en el patio de butacas del teatro. Cuestión de géneros. Eso sí, el cine parece que potencia el juego entre realidad y ficción, o, dicho de otra forma, juega más con la potente mezcla de ficción y realidad; enseña de otra manera esta lección de hacer de la realidad materia novelable y expone con la amenidad del relato por entregas —las redacciones de Claude— algunas claves de la escritura. Es una película recomendable que ojalá sirva para remontar El chico de la última fila.
No hay comentarios:
Publicar un comentario