"Si el dinero no basta, apuesto el corazón. Es una moneda que también tiene precio. Me lo arranco del pecho, y todavía fresco lo pongo sobre la mesa para que oigamos juntos los latidos de un órgano que me hizo amarte desde la mañana hasta el anochecer, para conmoverme a tu lado con las lágrimas que sin duda has de derramar por mi sacrificio. Pero, si aun así pensaras que ni siquiera un corazón vierte la sangre de la que esperabas nutrirte por muchos años, podemos ir en busca de otras partes de mi cuerpo, no me importa que tomes los pedazos, no hay en ellos nada que ya no haya cedido por adelantado."
Hace pocas horas que me contaba Nélida Piñon que el cuento que comienza así, y que se titula "Dijo un campesino a su amada", provocó que una lectora se pusiese en contacto con ella para agradecerle el haberlo escrito. Está en O calor das coisas (1980), y en español está incluido en el volumen El calor de las cosas y otros cuentos, que, en traducción de Elkin Obregón publicó Fondo de Cultura Económica en 2000 y reeditó en 2005 en España al calor del Premio Príncipe de Asturias.
Nélida Piñon ha estado en Cáceres en el I Congreso Nacional de la Lectura. He pensado en el imperio narrativo de su personaje Scherezade, de Voces del desierto (Alfaguara, 2004, en traducción de Mario Merlino), como analogía posible con su creadora. Juan Domingo Fernández, periodista, que sabe de escuchar a buenos conversadores, lo confirma.
sábado, abril 08, 2006
Dijo un campesino a su amada
Publicado por Miguel A. Lama en sábado, abril 08, 2006