domingo, noviembre 16, 2025

Caminar con Javier Morales

Escribe Javier Morales que «El cobijo que nos ofrecen los buenos libros, los imprescindibles, que siempre leo en papel, es como el de los árboles, nunca defraudan» (pág. 35). Esa experiencia placentera la he tenido con la lectura de lo nuevo de Javier Morales, este libro titulado Caminar con Gary Snyder y otros poetas (Almenara, Tundra Ediciones [Col. Paseos, 18], 2025), del que proviene la frase, que vincula la escritura y la lectura a la benignidad de la naturaleza. Esto es un principio vital en este escritor placentino cuyas obras de ensayo desde 2017 (El día que dejé de comer animales, y Las letras del bosque, de 2021, o el «panfleto ecoanimalista» La hamburguesa que devoró el mundo, de este año) y de narrativa (Monfragüe, de 2022, o los relatos de Escribir la tierra, de 2024) han venido reafirmando su convicción de que nuestro futuro está en una nueva forma de relación con la naturaleza, una relación respetuosa, sostenible, no prepotente. Este nuevo libro es una prueba más de esa militancia naturalista, en esta ocasión en clave de paseo literario y real, pues recorre la obra de autores como el escritor norteamericano, naturalista y beat, Gary Snyder, cuya preeminencia lleva al título de este ensayo que reivindica también un entorno natural como la sierra de Guadarrama y el perderse en sus montañas y bosques. Morales vuelve a citar la sentencia de Snyder en La práctica de lo salvaje (Madrid, Varasek Ediciones, 2016): «los libros son nuestros abuelos» (pág. 36). La había recordado en su anterior libro ya citado La hamburguesa que devoró el mundo (Prólogo de Ruth Toledano y epílogo de Marta Tafalla. Madrid, Plaza y Valdés Editores, 2025, pág. 93), que incluía —al final y en letra pequeña, como para no pecar en exceso de insolente erudición— unas útiles notas con información bibliográfica sobre las obras aludidas en el texto. Esto lo echo en falta en Caminar con Gary Snyder y otros poetas, pues son muchas, como tal paseo literario, las alusiones a escritos de autoras —como Natalia Ginzburg, Mary Oliver, Robin Wall Kimmerer, Marta Tafalla, Maribel Orgaz, Grace Paley...— y autores — Yuval Noah Harari, Andrés Campos, Vicente Gallego, David Le Breton, Henry David Thoreau, Jorge Riechmann...— cuya localización precisa agradecería el lector interesado en estos temas. No es tanto problema para quien tenga La hamburguesa..., pues coinciden algunas referencias; pero no costaría nada añadir una lista al final y así dar más sentido a esa identificación entre el libro y la naturaleza que se exalta en estas páginas, a esa insistente voluntad de aprender a leer la naturaleza y ese «leo libros para entender la tierra que piso» (pág. 22). Por otro lado, la condición de Caminar con Gary Snyder como cuaderno de viaje a Cercedilla y su sierra en dos etapas («Otoño/Invierno» y «Primavera») me ha traído a la memoria a mi llorado amigo Antonio Sáenz de Miera (1935-2021), y aquel libro promovido por él de Aurrulaque (Madrid, Ediciones La Librería, 2017), que conmemoraba los treinta y cuatro años de marchas por la sierra que tomaron ese nombre de «resonancias euskéricas» y que siguen convocándose. Aquel libro fue testimonio y crónica de una devoción que logró la declaración de la Sierra de Guadarrama como Parque Natural en 2013, y lo firmaron, además de Antonio Sáenz de Miera, Antonio Guerrero, Álvaro Bermejo, Julio Vías y Eduardo Martínez de Pisón. Gracias a ellos, y ahora a Javier Morales y su Caminar por bosques y poetas, comparto el amor y la comprensión de un espacio natural en el gozoso ritual de la lectura. 

No hay comentarios: