viernes, julio 14, 2017

Carta de Yuste

Conduzco carretera abajo a 39º en las curvas y a 120 km/h al sol, camino de casa, después de haber pasado día y poco entre el Monasterio de Yuste y Jarandilla de la Vera. Vuelvo del curso del Campus Yuste 2017 «El mundo de Carlos V: 500 años de protestantismo. El impacto de la reforma en la Europa imperial y actual», dirigido por César Chaparro Gómez y Rosa Martínez de Codes y organizado por la Fundación Academia Europea de Yuste (FAEY) en el marco de los XVIII Cursos de Verano-Otoño de la UEX. Acompañé ayer a Rosa Perales y a Javier Remedios en una mesa moderada por el codirector del curso sobre la imagen de Carlos V y de Lutero en el arte, el cine y la literatura. Fue a las cuatro de la tarde en uno de los sitios que los medios citaban en alerta roja con riesgo extremo por la ola de calor; y al finalizar el debate el sol me daba en el lomo y en todas mis escasas reflexiones. La audiencia, muy amable, nos felicitó por haber salido airosos y haber entretenido minutos tan férreos —al menos, logramos la variedad de mostrar imágenes fijas en lienzos clásicos, imágenes en movimiento de una selección de trozos de películas sobre el autor de las noventa y cinco tesis de Wittenberg de 1517, y algunas pocas palabras entresacadas de un corpus textual innumerable que estudiosos como Patrocinio Ríos Sánchez o Gregorio Torres Nebrera ya publicaron hace años. Aunque en esto de los elogios por cortesía hay que tener cautela, que hemos escuchado en público tildar de brillante lo que todo el mundo vio mate y falso. Entre esto lo mío, que, si no falso, falto del brillo de lo bien dicho. Me ha gustado mucho reencontrarme con Miguel Ángel Martín, delegado y responsable de asuntos europeos de la FAEY y mantenedor de estos atractivos cursos en los que participan estudiantes becados que copan las plazas que se ofrecen y participan activamente en los debates. No en vano el criterio de selección es la nota de sus expedientes académicos, que no baja de un ocho. Me ha gustado saludar a Juan Gil, latinista y académico de la RAE; y a Juan Carlos Moreno, director de la FAEY, y ponerle cara a Patrocinio Ríos, de cuya tesis doctoral sobre Lutero y los protestantes en la literatura española desde 1868 me he servido para poder sostener ciertos juicios, que espero, como dirían «Les Luthiers» —gracioso por lo de Lutero—, no haber expresado fuera del recipiente. El soporte técnico de un curso que se graba y difunde y su organización refuerzan su excelente nivel académico. En un receso, me he acercado a la tienda del Real Monasterio y he preguntado si tenían algún libro sobre el Cementerio Alemán de Yuste. El dependiente me ha dado Veintiséis olivos. Ficciones inspiradas en el Cementerio Alemán de Yuste (Jaraíz de la Vera, Tallertulia. Patio de Escritores, 2013), con un prólogo de Pilar Galán y las colaboraciones de trece autores —«en su mayoría procedentes de Talleres de Escritura dirigidos por Pilar Galán e Ignacio del Dedo», se lee en la cuarta de cubierta. No lo conocía y lo he comprado. He insistido y he preguntado si no han tenido el libro editado por Salvador Retana, Cementerio alemán, Yuste. Antología poética (Jaraíz de la Vera, Ediciones La Rosa Blanca, 2016). Y quien me atendía me ha respondido: «—No. Me parece que nos lo ofrecieron; pero no lo han cogido». He salido de allí con mi libro y con una rara sensación de extravío. Y he vuelto al curso.

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