domingo, marzo 20, 2016

Poco a poco Berta Vias


El otro día recomendé la lectura de esta novela de Berta Vias Mahou a una compañera; pero en cuanto mencioné que iba de un torero se apresuró a decirme: «Mejor no». La culpa fue mía, porque Yo soy El Otro (Barcelona, Acantilado, 2015) no es una novela de toros. Aunque sale un torero. Aunque Óscar López en Página Dos entrevistase a la autora el pasado enero en la plaza de Aranjuez, en el centro del ruedo. Curiosa manera de insistir en que no es una novela taurina. Sea lo que sea, lo importante es que se trata de una buena novela. Una novela basada en un personaje real, José Sáez Fernández, hoy vivo —lo que, en términos ficcionales, es irrelevante—, que tuvo la suerte y la desgracia de tener un extraordinario parecido con el torero Manuel Benítez «El Cordobés». Un relato sobre una realidad documentable que incluye hechos que pueden ser tan verdad como mentira, contados por el protagonista a la figura de una interlocutora casi muda encargada de recomponerlo todo, y de decirlo todo; pero que ha preferido subrogar su voz en la de su atractivo personaje. «Ah, pero no se fíe usted de lo que digo. Que la mitad de lo que le cuento es mentira, y la otra mitad bien puede serlo también, porque con la mentira protejo la verdad» (pág. 111). Un protagonista que recomienda a la escritora: «No escriba una biografía, urda una novela, y enrede bien los hilos» (pág. 9). Y bien que hila la dama Berta Vias el copo de su relato, despacio, como pide lo bien hecho. Termina uno la lectura con la sensación de que se acaba una conversación interesante y entretenida, con ganas de que continúe. Con ganas de leer más hallazgos, como el capítulo «No vaya usted a creer que es el Caudillo el que preside el bar», en el que se relata la presencia en el Lorencini de El Otro como si se tratase de una corrida con la plaza abarrotada. O la bien sostenida combinación, de principio a fin, de la primera y de la tercera personas y del estilo directo y del indirecto, incluso en las marcas formales, cuando se necesitan porque se reproduce una entrevista al torero cocinada por su apoderado, Galdeano, otro hallazgo de personaje para un contrapunto fundamental en el significado de la obra. Una obra que hay que leer —mis estudiantes dirán que soy un plasta— desde sus paratextos, la dedicatoria para Antón, que dice que «el verdadero talento está en la bondad», y la cita de John Keats sobre Lord Byron: «Él describe lo que ve. / Yo, lo que imagino». Berta Vias, que fue Premio Dulce Chacón de Narrativa Española de 2011 por Venían a buscarlo a él (Barcelona, Acantilado, 2010), libro que aparece en el primer capítulo de este, ha escrito una excelente novela con torero y sin toros.

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