domingo, abril 26, 2015

Juan Goytisolo, a la llana y sin rodeos


© EFE/J.J. Guillén/rtve.es
Como siempre, en primera fila. Instalado en casa, cómodamente instalado en mi salón, un año más volví a ver y a escuchar el discurso del Premio Cervantes ante SS. MM. los Reyes de España en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. Disfruté con lo dicho por Juan Goytisolo, que tituló su texto A la llana y sin rodeos, con la expresión que don Quijote utiliza en el capítulo XXXVIII de la segunda parte de su novela. El discurso puede leerse ya en los medios; pero sin la dedicatoria inicial: «Quiero dedicar este Premio Cervantes de 2014 a mi maestro don Francisco Márquez Villanueva, catedrático de la Universidad de Harvard, in memoriam; y a los habitantes de la medina de Marraquech, que han sabido acogerme con cariño en esta etapa incómoda de la vida que es la vejez». No defraudó el escritor a quienes esperábamos el «fermento contestatario» de su escritura y que aludiese a la verdad menos vistosa de España —«paro, corrupción, precariedad, crecientes desigualdades sociales»—, de la que son responsables algunos de los que estaban sentados el jueves en la presidencia del acto, desde el rey al ministro. Concluyó con el contundente «Digamos bien alto que podemos», que ha llenado los titulares. Pero de su discurso también pueden extraerse constantes conocidas de su posición ante la literatura: su rechazo a la vida literaria, su reivindicación de la modernidad de cierta tradición, y, más allá, los valores destacados por el jurado del premio anunciado el pasado 24 de noviembre de 2014: «su capacidad indagatoria en el lenguaje, sus propuestas estilísticas complejas y su apuesta permanente por el diálogo intercultural». Más allá, porque Goytisolo se siente muy ajeno a estas síntesis exaltadoras y a este modo de celebración. Como el viernes, fatigado, buscando una columna o una pared donde sostribarse unos segundos con la mano de riñonera mientras era entrevistado, o a la espera de Sus Majestades Graciosas, tan espléndidamente retratadas en su integridad sobrehumana en Juan sin Tierra (1975). La mejor crónica que he leído de lo ocurrido la mañana del viernes en el paraninfo complutense lleva la firma de Javier Rodríguez Marcos, y lo he imaginado disfrutando de la conversación en casa del escritor hace unos días o mientras escribía el relato de la entrega del premio, como tantas veces cuando ha escrito sobre el autor de Paisajes después de la batalla (1982) he recordado nuestras conversaciones y un brillantísimo ensayo sobre La saga de los Marx (1993) que me entregó en un lejano curso de doctorado (1993-1994) sobre nuestro Juan Goytisolo hoy Premio Cervantes.

2 comentarios:

Miguel A. Lama dijo...

Mi amigo Antonio Sáenz de Miera publica en su ALLENDE GUADARRAMA esta opinión sobre el discurso de Goytisolo: https://allendeguadarrama.wordpress.com/2015/05/05/cervantes-goytisolo-y-el-teatro-de-la-vida

Unknown dijo...

Con todo respeto, empecé a leerlo pero no pude acabar, es muy corto de miras y flaco en lucidez, en definitiva tiene aires de sentimentalista pero no alcanza a ver más allá de su ombligo