Álvaro Valverde ha compartido hace poco el enlace de una entrevista con Javier Cercas en Hoy el pasado viernes 12 en la que el escritor decía que «la catástrofe de España desde el siglo XVI es que se ha maltratado a fondo a los maestros». No va a ocurrir; pero el día que la nota de corte para cursar estudios de Magisterio sea un once o un doce, entonces, este país empezará a cambiar. Una hipotética e incierta razón de Estado que conviene no dejar de recordar, machaconamente, a los que gobiernan y a los que aspiran a hacerlo. E insistir, a costa de repetir siempre lo mismo, con más firmeza, y repetirse, como yo ahora al volver a citar aquellas palabras de José Manuel Blecua, ya exdirector de la RAE, en una entrevista con el periodista Juan Carlos Soriano, publicadas en la revista Turia (núm. 100, 2011-2012): «Reivindico esa labor, incluso social, del profesor de instituto, ya que creo que, junto con el maestro de enseñanza primaria, son piezas vitales de la educación de un país. Luego la Universidad tiene sus alicientes, pero no es comparable. El progreso en el conocimiento resulta enorme a esa edad. Usted toma a un alumno de diez años y lo devuelve a la sociedad con dieciocho, convertido en otra persona completamente distinta. ¡Cómo no va a ser apasionante ese trabajo!».
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