Reconozco que me costó bien poco trabajo elegir dos ejemplos de poesía y bondad en mi biblioteca. Fui directamente a uno, al libro de Luciano Feria, porque creo que su poesía merece ser leída (¿o es al contrario?: que merecemos leer cosas así), y el orden alfabético me puso delante de los ojos el visible tomo naranja de Luis Feria. La mejor literatura es la anónima, creo que alguien ha dicho. No es así. Es que la anonimia le viene bien a la creación artística. Y a la recepción de lo artístico. Un poema malo sin firma seguirá siendo un poema malo. Sí, Daniel Casado, así es. Lo que yo quería decir es eso. La poesía, buena, está por encima de todas esas maldades. Y la literatura ajena al personaje. Siempre. Pero, hoy por hoy, estoy seguro de que una excelente novela no tendría el mismo éxito si su autora —porque aquí, el supuesto es que sea una mujer la que escribe— decidiese mantenerse en el anonimato. Estoy seguro. Un editor intentaría convencer a la autora para que desvelara su nombre, saliese fotografiada en los periódicos y concediese entrevistas. Al final, la anonimia podría convertirse en una mina.