domingo, julio 31, 2005

Ricordi d'un viaggio in Sicilia (III)

Nuestra guía, la pequeña y simpática Lucía, nos sorprendió hablando de Góngora y de su Polifemo. A pesar de que uno pueda asumir y reconocer los supuestos discursos aprendidos de los guías y cicerones profesionales y de las imprevisibles consecuencias de cualquier ruptura del guión, en el caso de Lucía fue de agradecer que la introducción a la isla de Sicilia la hiciese a través de los versos de Góngora. Luego supimos que ella es licenciada en Filología Hispánica. Se notaba en sus palabras algo más que un discurso aprendido. Y también la consideración hacia el público por no leer directamente del original gongorino, sino de alguna adaptación, que ni siquiera me sonaba a don Dámaso Alonso. No eran horas, pues, ni público ni medio el de un autobús en marcha para dictarnos a través del micrófono que

"Donde espumoso el mar siciliano
el pie argenta de plata el Lilibeo
(bóveda o de las fraguas de Vulcano,
o tumba de los huesos de Tifeo),
pálidas señas cenizoso un llano
—cuando no del sacrílego deseo—
del duro oficio da. Allí una alta roca
mordaza es a una gruta, de su boca."

Imagino la indiferencia al escuchar algo así, y no la explicación llana e ilustrativa de la simpática Lucía.

"Sicilia, en cuanto oculta, en cuanto ofrece,
copa es de Baco, huerto de Pomona:
tanto de frutas ésta la enriquece,
cuanto aquél de racimos la corona.
En carro que estival trillo parece,
a sus campañas Ceres no perdona,
de cuyas siempre fértiles espigas
las provincias de Europa son hormigas."

Qué fundamento ilustre para aquellos comentarios sobre la riqueza en trigo de Sicilia o sobre los buenos vinos.

"Era Acis un venablo de Cupido,
de un fauno, medio hombre, medio fiera,
en Simetis, hermosa ninfa, habido;
gloria del mar, honor de su ribera."

Y sobre esto la explicación de los nombres de los pueblos que veíamos: Acicastello, Acireale, Acitrezza...
No siempre cuando uno vuelve de vacaciones, aunque sean tan exiguas, se ve impelido a reencontrarse con un clásico como Góngora.

jueves, julio 28, 2005

Asperges de notas sobre la novela PARADOJA DEL INTERVENTOR (V)

El personaje es de edad avanzada. Desciende del tren con una botella de cristal verde en la mano. La edad avanzada del personaje parece una referencia que se acopla al aire de degradación del espacio de la novela, la estación casi deshabitada, los perfiles de un pasado heroico, las huellas de un progreso industrial desvanecido, la luz amarilla, el olor herrumbroso... De edad avanzada, pues. Pero lo importante, en mi opinión, es la botella de cristal verde. Me explico: lo importante en términos funcionales, narrativamente hablando. Porque es importante la decrepitud ambiental con la que se inicia la novela, pues se trata de un marco, un marco sin más o un marco marcado y persistente; pero el objeto que lleva en la mano el personaje es una singularidad que en las primeras líneas del texto ya se nutre de una significación dinámica, seguramente aprovechable páginas después.
El objeto funciona al principio en su pura materialidad, pero intuimos un próximo y cierto aislamiento de la realidad y una intelectualización del mismo. Del objeto mimético es posible que pasemos a una abstracción.

Ricordi d'un viaggio in Sicilia (II)

Catania. La ciudad en la que nació Vincenzo Bellini, el autor de Norma, y de La Sonámbula, su obra más lograda, dicen. Nos quedamos sin ver el Teatro Massimo, uno de los más bellos de Europa, dicen, dedicado al compositor, que también da nombre a los maravillosos jardines en el centro de la ciudad. Vigilada por el Etna, fue devastada en 1693 por un terremoto.
Al sol, en Piazza del Duomo, un mendigo arrodillado pedía limosna sujeto a un cartón en el que justificaba su gesto. Estuve sólo unos instantes junto a él, y al menos tres viandantes se detuvieron para echar alguna moneda en una sucia y pequeña caja sobre el suelo, en la que también había algunos cigarrillos. Incluso algún viandante, un joven con camisa blanca y aspecto amable, se detenía frente al indigente y, después de rascarse el bolsillo con una naturalidad propia del que está delante de una máquina de refrescos, arrojaba su óbolo. Me llamó la atención la hierática postura del mendigo, tan anciano como todos los mendigos sucios y de barba cana, y también la frecuencia de contribuyentes en tan poco espacio de tiempo. Pero sobre todo, las muestras de agradecimiento de aquel hombre cada vez que alguien dejaba su limosna. Un agradecimiento sentido, la expresión educada de una dignidad oculta por aquellas ropas percudidas, el gesto correspondiente de un profesional que sabe que no puede perder, a pesar de todo, la compostura por muy agradecido que esté a quien le ayuda, y que ha de seguir manteniéndose frágilmente de rodillas como un elemento más de una bellísima plaza. Pocos metros antes, en el parque que da entrada a la ciudad desde el puerto, bajo los ojos de un puente, los catanenses juegan a las cartas en mesas y sillas que parecen traídas de las propias casas. Otros, se arremolinan con billetes de euro en las manos apostando por los que lanzan unas monedas al suelo. Como las que recoge el mendigo del Duomo dando por finalizada su jornada laboral; como las que gastamos los turistas en esta bella ciudad de Catania. Quizá dentro de unos años las monedas, los mendigos y los turistas se multipliquen y la ciudad no sea tan llevadera. Ojalá, como todo, que sea sostenible.

miércoles, julio 27, 2005

Ricordi d'un viaggio in Sicilia (I)

Es el título de un libro que me he traído de Edmondo De Amicis, un producto turístico. También, en la maleta, un facsímil de andar por casa de la Storia di Sicilia de Pietro Sanfilippo, de 1859. Lo de De Amicis, principalmente, por el recorrido, tan semejante al que hemos hecho: Da Messina a Palermo, da Palermo all'Etna, Catania, Taormina... Y Siracusa, Agrigento, Piazza Armerina, y Acicastello, el pueblo catanense del que era natural una de las víctimas italianas del atentado en Sharm el Sheij. Ayer mismo, en el centro del pueblo, al pie de la iglesia, en la terraza de una gelateria, vi a una mujer que se acercaba y saludaba a un hombre vestido con una camisa negra. Parecía darle el pésame. El contexto y lo leído en los períodicos activaron la imaginación. Acicastello, Acitrezza..., lugares fundacionales al pie del Etna, hoy agradables rincones costeros.

lunes, julio 18, 2005

Asperges de notas sobre la novela PARADOJA DEL INTERVENTOR (IV)

PARADOJA DEL INTERVENTOR. La primera frase de la novela es: “El interventor llegó a la ciudad en tren una noche de noviembre.” Aparentemente, y la apariencia se basa en que sólo leemos esta primera frase, estamos ante el comienzo de un relato en el que el personaje, el objeto, queda fijado en un cronotopo de arranque. Es decir, contamos con un individuo, el interventor, una ciudad y una noche de noviembre. La novela comienza, a pesar de la fijación, con un escamoteo notorio. El escamoteo afecta al lugar, la ciudad, y al tiempo, pues desconocemos qué ciudad y qué año. De manera que lo importante es el interventor, el personaje, el tren, y la noche de noviembre.
“En aquel momento no era todavía, en modo alguno, el interventor ni había adquirido los derechos o la propiedad del nombre.”
Si en el comienzo de la novela estábamos ante un aparente narrador convencional de una narración convencional que nos situaba a un personaje innominado en un espacio innominado y en un tiempo impreciso pero noviembre, y de noche; ahora estamos ante un narrador que toma conciencia de su condición y de su intervención sobre el personaje, sobre la criatura de ficción que el lector empieza a conocer.
Me hace pensar en los modos de omnisciencia y las falacias artificiosas que han sido los intentos de su evitación. Hay omnisciencias tan decimonónicas como autorreferenciales. Por ejemplo, en La hija del crimen o La prometida de Satanás, de Julián Castellanos y Velasco (Madrid, Viuda de Rodríguez, Casa Editorial, 1886). Esta novela “histórica original” comienza así: “Era una noche de verano del mes de Octubre de 1608.” Pero pocas líneas después, al narrador le da la real gana de hacer una alusión a que en los tiempos del señor duque de Lerma, privado del rey don Felipe III, los habitantes de la corte se recogían muy pronto. Y dice, refiriéndose a esos tiempos: “que es cuando damos principio a este verídico relato.” Me pregunto por qué tiene que justificar esos tiempos cuando ha dado la estación (?), el mes y el año. (Por cierto, como en la novela de Gonzalo Hidalgo, en donde se da la estación y el mes, aunque no el año). Lo más interesante, pues, es que el narrador mira a su propio relato, y lo considera “verídico”. Lo que dice Gonzalo Hidalgo es que en aquel momento al que se refiere su relato el interventor no era todavía, en modo alguno, el interventor. Así, no sólo acciona las expectativas del lector, sino que nos enseña, como el autor de La hija del crimen, sus armas como dueño, señor y primer exégeta de su propia obra.

Isherwood

“Yo soy como una cámara con el obturador abierto, pasiva, minuciosa, incapaz de pensar. Capto la imagen del hombre que se afeita en la ventana de enfrente y la de la mujer en kimono, lavándose la cabeza. Habrá que revelarlas algún día, fijarlas cuidadosamente en el papel.”

Christopher Isherwood, Adiós a Berlín (Barcelona, Seix Barral, 1967)

viernes, julio 15, 2005

Asperges de notas sobre la novela PARADOJA DEL INTERVENTOR (III)

El reino de la literatura de verdad. Una vez que la novela ya tiene su nueva solapa, diré que este espurreo de notas sin más aspiración que hacer pública una relectura tiene un sentido en la cercanía con el autor de la novela PARADOJA DEL INTERVENTOR. Una cercanía que este medio incrementa, por la complicidad presente del enlace, aquí a la derecha, y sin que sirva de precedente (lo de ‘a la derecha’, claro). Si yo, sin compromiso alguno, releo y anoto su novela, y él, G.H.B., me observa, me gustaría provocar en él, escolios, pecios, glosas..., a modo de diálogo público. Un guiño.
Otros días, más. Pero no prometo constancia.
Y merezco vacaciones.
Yo releo a mi ritmo.

Asperges de notas sobre la novela PARADOJA DEL INTERVENTOR (II)

Sin desmerecer, la clarividente y honda explicación de arriba, o sea, abajo —a la que tendré que volver— no provoca el efecto-reclamo expresado. Es, más bien, un texto autorreferencial del mismo tono especulativo que la novela. Dicho de otro modo: la solapa se conjuga con lo que cubre. Como en LARVA, de Julián Ríos. De manera que, como he dicho, yo habría desplazado hacia otro lugar ese texto y lo habría sustituido por una llamada de atención sobre las virtudes de esta novela y sobre la singular y brillante trayectoria de su autor. Algo innecesario después del sábado 3 de julio de 2004, fecha de la publicación en el suplemento BABELIA de EL PAÍS de una reseña de la novela firmada por Rafael Conte, que comenzaba:
“Ojo, lector en singular (hipocresías aparte), he aquí la novela española más importante que he podido leer en los últimos años, no sé si diez o quizá veinte, pues ya estamos aquí fuera del mundo, del mundo editorial, de las listas de novedades, de los libros más vendidos, de los premios y de las academias, de las ceremonias sociales y suplementos culturales, por una vez deberíamos extraernos (salirnos) de nuestras casillas para entrar como se debe (o como se debiera) en el reino de la literatura de verdad, en el universo imperecedero frágil y universal del arte literario sin adherencia alguna. He aquí un libro importante y eso es todo o al menos es la noticia más importante que traigo hoy y que hacía ya demasiado tiempo que no había podido traer para compartir con nadie.”

Asperges de notas sobre la novela PARADOJA DEL INTERVENTOR (I)

Si yo hubiese sido el editor de la novela de Gonzalo Hidalgo Bayal, PARADOJA DEL INTERVENTOR (Badajoz, Del Oeste Ediciones, 2004), no habría publicado el texto que va en la cubierta posterior en la cubierta posterior. Habría encargado un texto a un lector avezado, un texto incitativo a la lectura y dejado ése como nota del autor, firmado con sus iniciales, G.H.B., quizá al final de la novela, o al principio, o en una de las solapas.
El texto publicado, sin firma, dice:
“Si por paradoja se entiende, en efecto, según las voces del diccionario o la retórica, toda aserción absurda presentada con apariencia de razonable o toda coexistencia ilógica de cosas cuya incompatibilidad se resuelve por debajo del enunciado, Paradoja del interventor se aviene textualmente a las menudencias de la definición, no sólo porque el interventor del título no sea interventor o porque su única fortaleza sea la mansedumbre, sino también porque se mueve en el sinsentido de dos realidades incompatibles, una superficial y otra subterránea, como un habitante (sin mitologías) de la caverna, y porque, en definitiva, frente a la subordinación necesaria de episodios que exige la lógica narrativa, la desventura se disuelve en la yuxtaposición lineal y aleatoria, entre la inercia y la fatalidad, de una trama vacía.”

Antonio Otero Seco

Leo algunos poemas de Antonio Otero Seco (Cabeza del Buey, Badajoz, 1905-Rennes, Francia, 1970) fechados en 1939 y 1940 en la cárcel de Porlier (Madrid). Uno de ellos está dedicado a Martín Manzano, alcalde de Móstoles, fusilado en esa cárcel, y algunos de sus versos:

"Me duele el agua clara tranquila de tus ojos,
tu postura de siempre, tu voz de cada día,
tu cigarro sin miedo, tu tranquila conciencia,
tu sonrisa, tu amable despedida sin vuelta."

Sobre este poeta, periodista, crítico literario y profesor, puede leerse el artículo de Francisco Espinosa y Miguel Ángel Lama, "Otero Seco, un escritor extremeño del exilio", en HOY, martes, 29 de marzo de 2005, pág. 57.

jueves, julio 14, 2005

Jorge Riechmann

"ESCRIBIR
es colaborar
en la inervación del mundo
en la suavidad del mundo
en el inconcebible camino
que lleva a casa"

De AHÍ TE QUIERO VER (Barcelona, Icaria editorial, 2005)

El libro de Jorge Riechmann va precedido de unas "Líneas para Jorge Riechmann" de Eduardo Milán, y lleva un segundo epílogo que se titula "Epílogo: ciencia, poesía y la noción de AHÍ (cerca de Yves Bonnefoy)" cuya idea no puedo resumir. Tiene tres partes: "Ahí (arte breve)", en donde está el primer epílogo; "De ahí que", con 77 unidades también de arte breve; y "Cincuenta microgramos de platino e iridio", precedida de una nota sobre la pérdida de peso del kilogramo patrón y dividida en varias subsecciones con sugerentes textos. Hay que buscar entre ellos para hacerse una idea. ¿Habré sabido transmitir algo?

miércoles, julio 13, 2005

Woody Allen

A tres columnas en EL PAÍS (martes, 12 de julio de 2005): “El error de Woody Allen”. Es un artículo de Ignacio Morgado, que es catedrático de Psicobiología del Instituto de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Barcelona. Dice Ignacio Morgado que Allen se equivoca cuando dice que el segundo órgano más importante de su cuerpo es el cerebro, porque, en realidad, el principal órgano sexual es el cerebro. Es interesante el texto de Morgado, sobre todo, por la cantidad de interrogantes que plantea.
El artículo me ha predispuesto para reivindicar al director de cine y me he acordado del diálogo de Manhattan(Twentieth Century Fox, 1979), cuando Diane Keaton le dice a Woody:
— “Me siento muy bien contigo”. Y él le responde:
— “No te culpo, ¿sabes?”

lunes, julio 11, 2005

Principios de novelas

"—El comportamiento de un cadáver en el mar es imprevisible". Así comienza la última novela de Juan Marsé, Canciones de amor en Lolita's Club (Areté, 2005). Siendo bueno, los tiene mejores. Y escribo esto arrodillado y descubierto.
Siempre he tenido un especial interés por los principios de novelas. Me han parecido siempre claves fundamentales para entender todo o mucho de todo. Aludiré a ello mañana en la presentación de dos escritores, Pilar Galán y Eugenio Fuentes, que abren taller literario durante tres días en Jarandilla de la Vera, en los Cursos de Verano de la Universidad de Extremadura. Pilar Galán comenzaba su primera novela, Pretérito imperfecto (De la Luna libros, 2001), con "Muchos años después, ante [...]" Del mismo modo que, con su variante lógica, comenzó el llorado José Antonio Gabriel y Galán su última novela, que, además, se tituló Muchos años después (Alfaguara, 1991), "Muchos años después, frente [...]" Lo mismo que la novela a la que todos homenajean. Y es curioso lo de Galán y lo de Gabriel.
Tengo muy reciente mi afán por insistir en clase hace unos meses sobre la intención de otro principio de novela. El de Entre naranjos de Blasco Ibáñez: "—Los amigos te esperan en el Casino". Contundente. Dice tanto.

domingo, julio 10, 2005

Una historia portátil de la literatura abreviada

Mi hija es difícilmente transportable. Cada vez que tengo que desplazarla de un sitio a otro se opone, siempre que no sea suya la decisión. Escribía Vila-Matas cuando hablaba de Marcel Duchamp que un artista portátil es alguien a quien uno puede llevar tranquilamente a cualquier parte. Mi hija podrá llegar a ser artista —a su modo, lo es—, pero, desde luego, portátil, lo que se dice portátil, no.
Durante un tiempo rumié la idea de escribir algo así como una HISTORIA PORTÁTIL DE LA LITERATURA ABREVIADA, como un reflejo en homenaje a la HISTORIA ABREVIADA DE LA LITERATURA PORTÁTIL de Enrique Vila-Matas. Pronto me di cuenta de que no era más que un amago de ingenio. En realidad, si miniaturizar es hacer portátil, tanto da una historia abreviada de la literatura portátil como una historia portátil de la literatura abreviada, y, al cabo, lo que yo pretendía era plagiar a Vila-Matas con un título transpuesto.

sábado, julio 09, 2005

Relicario

Hace tres meses, en el Congreso de Escritores Extremeños, tuve en mis manos uno de los treinta y ocho ejemplares de una obra de Antonio Gómez, que el propio autor me dejó contemplar. Testigo: Álvaro Valverde. La obra: RELICARIO (Cuenca, Segundo Santos Ediciones, 2005). Una caja de cartón reciclado con un tizón y un texto explicativo e inculpatorio: "Durante la tarde del martes 27 de julio de 2004, en la localidad onubense de Riotinto se declaró un incendio de trágicas consecuencias: dos personas fallecidas, 125 intoxicadas, 600 desalojadas de sus casas y 26.672 hectáreas de matorral, pinar, eucaliptos, alcornoques y encinas arrasadas y calcinadas. Las llamas iniciales fueron provocadas y se mantuvieron activas durante cuatro días, transformando el entorno en desolación y cenizas. La naturaleza tardará en regenerar todo lo destruido y hasta que el horizonte reverdezca el presente tizón, recogido en medio de esta catástrofe, nos acusará de culpables." Antonio Gómez.

viernes, julio 08, 2005

Antologías anónimas

¿Una antología de la mala literatura? Sólo con textos, sin mención de sus autores. Seguro que nadie se molesta por no estar incluido. Seguro que nadie protesta por estar incluido.
¿Una antología de la buena literatura? Sólo con textos, sin mención de autoría. Seguro que alguien protesta por no estar incluido y seguro que alguno de los incluidos deshace la anonimia.

jueves, julio 07, 2005

"Londres", de William Blake

"I wander through each chartered street,
Near where the chartered Thames does flow,
And mark in every face I meet
Marks of weakness, marks of woe."

En traducción de Jordi Doce:

"Vago sin fin por las censadas calles,
junto a la orilla del censado Támesis,
y en cada rostro que me mira advierto
señales de impotencia, de infortunio."

—William Blake, LOS BOSQUES DE LA NOCHE. Edición bilingüe y anotada de Jordi Doce. Valencia, Pre-Textos, 2001—

Noticia de libros (I)

Dos libros en torno a Cervantes y el "Quijote" y otros dos sobre la literatura del siglo XVIII quedan emparejados sobre mi mesa. La casualidad los ha traído, y no el interés preciso en la recepción del Quijote en la literatura dieciochesca que tengo que desarrollar en un curso en septiembre. "Miguel de Cervantes Saavedra. Regocijo de las musas", de Javier Blasco Pascual (Servicio de Publicaciones de la Universidad de Valladolid, 2005) es una lectura de la vida de Cervantes sobre los documentos que la historia nos ha dejado. Una biografía, por así decirlo, apegada al texto constatable, como parece recalcar Blasco al utilizar fragmentos cervantinos para ir puntuando las partes de su recorrido biográfico. No espere el lector encontrar grandes descubrimientos; sí amenidad y rigor.
"El Quijote, de Miguel de Cervantes", de Luis Gómez Canseco (Editorial Síntesis, 2005) es una muy útil y asequible guía de lectura de la obra cervantina, una cabal incitación a leer el "Quijote", que parte de una suerte de pacto de inmolación: yo renuncio a que me lean si leen el "Quijote". Lógica candidez propia de una buena persona. Más allá, es una de las mejores respuestas de este año del centenario para quienes han preguntado por algo que les hable de fechas, de personajes, del porqué de Avellaneda y, entre otras cosas, de otros cervantismos.
En la misma editorial y colección (el ambicioso empeño de una Historia de la Literatura Universal dirigido por Evangelina Rodríguez Cuadros) se ha publicado la síntesis de Joaquín Álvarez Barrientos "Ilustración y Neoclasicismo en las letras españolas" (2005). Tengo que escribir más por extenso —y por encargo— sobre este libro, que aborda los aspectos principales para comprender el Siglo de las Luces, desde los principios del reformismo, corrientes de pensamiento como el sensismo, la República de las Letras o los hechos más destacables de la historia literaria en los principales géneros.
Por último, "La musa del saber. La poesía didáctica de la Ilustración española", de José Cebrián (Iberoamericana y Vervuert, 2004) es el otro libro sobre el incomprendido Siglo Dieciocho. Sorprende el corte cronológico de este libro, netamente preciso en el concepto de “ilustración”. En realidad, treinta años, según Cebrián. Y también sorprende que las "Fábulas literarias" de Iriarte no sea poesía didáctica, ni siquiera el "Arte de las putas" de Moratín padre. Habrá que detenerse algo más en todo esto, con perdón.

martes, julio 05, 2005

Mi carpintero

Estaba cansado de que el carpintero llegara siempre a horas tan intempestivas. Fuese lo que fuese, cobrar una factura, hacer un arreglo pendiente. Siempre en hora inoportuna. Resignado a la costumbre, se sobreponía y atendía al artesano y a quien con él viniera. Y casi siempre la pregunta:
—¿Y usted se ha leído todos estos libros?
Y siempre la misma respuesta:
—No, todos no.
Un día intempestivo en hora inoportuna llegó el carpintero para rematar una moldura y volvió a aludir a la lectura:
—¿Y dice que no se ha leído todo esto? ¿Entonces?
Y entonces el personaje del cuento que se corresponde con el dueño de la casa, de los libros y, por consiguiente, con el pagador de la factura del carpintero, le dijo:
—No, todos no. ¿Pero se imagina usted que quiere leer un libro o una página de un libro y que ese libro lo tiene usted aquí, tan a la mano? ¿No le parece ideal?
Entonces, el carpintero se le quedó mirando, y el otro personaje del cuento también. Se abrazaron, comenzaron a besarse y acabaron haciendo el amor salvajemente.
—¿Y por qué “salvajemente”?—, me preguntó el carpintero.
Entonces, el carpintero y su cliente siguieron besándose y haciendo el amor.

sábado, julio 02, 2005

Necesidad de lo preciso (I)

Frente al "Nos alimentamos mal, vivimos vulgarmente y somos analfabetos" de Thoreau, sin ninguna duda, el "Comemos bocatas, vemos monumentos y leemos guías turísticas" de Gonzalo Hidalgo, por la precisión del concepto, aunque el bocata, el monumento y la guía turística son objetos discutibles. Más allá, el nombre. Qué bocata —si patatera dulce, salchichón o nocilla—, qué monumento —si una pirámide, el Coliseo o Raquel Welch—, qué guía turística —una "city pack" de EL PAÍS-AGUILAR, una "Guía azul" de GAESA o una "Guía Viva" de ANAYA—. La necesidad de nombrar.

De la consolacion y de sus dioses

Han pasado más de veinte años desde que se publicó el libro de poemas DE LA CONSOLACIÓN Y DE SUS DIOSES, de Juan Manuel Rozas, y el interés de una compañera —sólo por la lectura de unos versos citados en una revista— hace que ahora esté sobre mi escritorio, fuera de su lugar, para ser prestado. ¡Para ser prestado!
Ovidio, Hölderlin, Juan Ramón Jiménez, T. S. Eliot, José Ángel Valente, Antonio Colinas, Jorge Guillén, Lope de Vega, Góngora, Luis Cernuda, Paul Valéry, W. Shakespeare, Gil Vicente, Jorge Luis Borges... son algunos de los nombres que cimentan los versos de Rozas, que, paradójicamente, se sostienen por sí solos.

LA PIEDRA ESCRITA
Tropezaron los dioses contra la piedra escrita
en su fuga dormida de atardeceres rojos
y nos dejaron sólo el molde en bronce de sus sueños.

J.M.R.