Dos libros en torno a Cervantes y el "Quijote" y otros dos sobre la literatura del siglo XVIII quedan emparejados sobre mi mesa. La casualidad los ha traído, y no el interés preciso en la recepción del Quijote en la literatura dieciochesca que tengo que desarrollar en un curso en septiembre. "Miguel de Cervantes Saavedra. Regocijo de las musas", de Javier Blasco Pascual (Servicio de Publicaciones de la Universidad de Valladolid, 2005) es una lectura de la vida de Cervantes sobre los documentos que la historia nos ha dejado. Una biografía, por así decirlo, apegada al texto constatable, como parece recalcar Blasco al utilizar fragmentos cervantinos para ir puntuando las partes de su recorrido biográfico. No espere el lector encontrar grandes descubrimientos; sí amenidad y rigor.
"El Quijote, de Miguel de Cervantes", de Luis Gómez Canseco (Editorial Síntesis, 2005) es una muy útil y asequible guía de lectura de la obra cervantina, una cabal incitación a leer el "Quijote", que parte de una suerte de pacto de inmolación: yo renuncio a que me lean si leen el "Quijote". Lógica candidez propia de una buena persona. Más allá, es una de las mejores respuestas de este año del centenario para quienes han preguntado por algo que les hable de fechas, de personajes, del porqué de Avellaneda y, entre otras cosas, de otros cervantismos.
En la misma editorial y colección (el ambicioso empeño de una Historia de la Literatura Universal dirigido por Evangelina Rodríguez Cuadros) se ha publicado la síntesis de Joaquín Álvarez Barrientos "Ilustración y Neoclasicismo en las letras españolas" (2005). Tengo que escribir más por extenso —y por encargo— sobre este libro, que aborda los aspectos principales para comprender el Siglo de las Luces, desde los principios del reformismo, corrientes de pensamiento como el sensismo, la República de las Letras o los hechos más destacables de la historia literaria en los principales géneros.
Por último, "La musa del saber. La poesía didáctica de la Ilustración española", de José Cebrián (Iberoamericana y Vervuert, 2004) es el otro libro sobre el incomprendido Siglo Dieciocho. Sorprende el corte cronológico de este libro, netamente preciso en el concepto de “ilustración”. En realidad, treinta años, según Cebrián. Y también sorprende que las "Fábulas literarias" de Iriarte no sea poesía didáctica, ni siquiera el "Arte de las putas" de Moratín padre. Habrá que detenerse algo más en todo esto, con perdón.