Había quedado ayer con Paco Rebollo para tomar una caña; pero él no pudo y ha tenido que ser hoy, Día de Todos los Santos, festividad religiosa que yo no celebro y de la que me beneficio. Se ha sumado José Luis Bernal a la caña —buena conversación de los tres en mi plaza favorita de Cáceres— y luego Paco y yo nos hemos ido a comer al «Calenda». Hemos comido muy bien y, sobre todo, hemos hablado. Paco habla mucho y come poco; y yo como lo que me pongan y escucho. No es la primera vez que Paco se presenta con varios ejemplares de Versión Original recién salidos de imprenta, y así ha sido con el último número —275, de noviembre— dedicado a «Vagabundos», que por eso la cubierta va ilustrada con una imagen que proviene del cartel de la película de Caye Casas y Albert Pintó Matar a Dios (2017), recientemente reconocida con el premio del público en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges. Además, nos ha regalado una «reliquia», el primer número de la colección de libros «Versión Original», aquel de Ana Alonso, Literatura y cine. La relación entre la palabra y la imagen, de 1997. No he tardado, claro, al llegar a casa, en hojear las páginas de un libro tan mejorable en fondo y forma y de una revista que sigue sin tener parangón en fondo y forma, al menos, en nuestro ámbito español. Guardo como curiosidad el análisis comparativo «entre el discurso literario y el fílmico» (pág. 43) de Ana Alonso y me quedo con la vigencia del ultimísimo número de la revista y la recomendación de Paco Rebollo de leer el editorial. Lo primero que me sorprende es que en un texto así, generalmente sin firma, se utilice la primera persona —«Conocí el proyecto desde su gestación...»—; así que a buen entendedor... Lo segundo es que se dedique enteramente el editorial a hablar de una película, Matar a Dios. Y aunque en las noventa páginas de esta publicación se escriba sobre películas como Luces de bohemia (en el artículo de Marcos Jiménez González), Los amantes de Pont Neuf (en el texto de Deborah Vukusic), Al servicio de las damas (en el de Mª de los Llanos García Medina), Slumdog millonaire (Ángeles Pérez Matas), El solista (Ángela Recuero Pérez), Diario de un rebelde (Diego J. Corral), y así, después de más de veinte colaboraciones, hasta una colaboración de Rodrigo Arizaga Iturralde basada en la película Doce monos (1995), de Terry Gilliam, me llama la atención que en esa presentación se centre todo en la peli de Casas y Pintó. Claro, y es que lo que se dice en ese editorial es importante, y supongo que pasará inadvertido a todo el mundo, a pesar de la distribución de Versión original y de su buena selección de lectores. Recomiendo su lectura a los que quieran conocer o reconocer una enumeración de casos, desde El Papus hasta Willy Toledo, de denuncias por ofensas a las creencias religiosas; pero, sobre todo, a los que quieran tener en cuenta que el apartado 1 del artículo 525 del Código Penal —«aprobado en 1995 con el PSOE en el Gobierno», recuerda el editorial de V.O.— favorece denuncias de actos de libre expresión sin ánimo de escarnio. Da para mucho una página de una revista estupenda y tan longeva. Y más da un rato de buena conversación. Qué gusto. Así hacemos ciudad, región y vida. Por decir algo.
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