1. Saber leer y extraer las ideas principales de un texto.
2. Saber escribir con claridad y con eficacia, y, claro, sin faltas de ortografía.
3. Saber hablar, “hablar a una persona y hablar a 100” —sic—, “Conducir y ganar un debate” —sic—.
4. Tener disciplina, es decir, realizar esfuerzos continuados en el tiempo y cumplir con los planes que uno se propone.
5. Tener una visión internacional y expresarse en inglés con soltura y chapurrear o “tener ciertas habilidades”, en, al menos, otro idioma (¿valdría el portugués?), y “conocer otros países como universitario” —sic—.
6. Ser creativo. Esto dice el Rector de Salamanca; pero esto no es una capacidad, sino un carácter. Valdría lo mismo ser simpático.
7. Conocer las herramientas propias de su disciplina. ¡Bien! Hasta la séptima no ha llegado la vencida.
8. Conocer las nuevas tecnologías. Chatear, configurar una cuenta de correo, usar una hoja de cálculo, construir una base de datos y editar un texto, una imagen y un video. Oigo las risas de mis hijos. De verdad que esto lo dice el Rector de la Universidad de Salamanca, en la que dieron clases Fray Luis de León, Meléndez Valdés, Miguel de Unamuno, y José Antonio Pascual... (¿Que quiénes son los que he citado?) Aquellos ejemplos de capacidades sobre el manejo de las nuevas tecnologías los pone el rector salmantino como objetivos deseables que ofrece el EEES al universitario europeo.
9. Debe tener una cultura general. ¡El estudiante universitario! Sin duda, vamos a menos.
10. Romper con los decálogos. (?) Y añade: “con las tradiciones estúpidas, con los criterios de rebaño, con el qué dirán y el me da lo mismo”. Si fuese ésta la última obviedad lo entendería, si fuese un artificio de autodestrucción del propio ‘decálogo’, de tan absurdo; pero no. ¡Ay!, hay otro punto:
11. El último ya. Tener una visión ética. Incontestable.
Y el profesor José Ramón Alonso remata su artículo con “Y eso es Espacio Europeo y eso es Universidad”.
Ya estoy escuchando las carcajadas de la compañera de mi hija. Y las lágrimas cuando empiece primero de carrera. Vaya. Me he quedado sin palabras.
Ilustración: portada de la segunda edición de 1871 del Ideal de la humanidad para la vida de Krause con introducción y comentarios de Julián Sanz del Río que la hacen —compárese— obra quasi original del español, y por la que fue despojado de su cátedra en la Universidad. Fue profesor de Giner de los Ríos y de Leopoldo Alas "Clarín". Su huella hoy es irrelevante, como puede comprobarse.
Te has comido la mejor: "En todas las épocas ha habido problemas y dilemas".
ResponderEliminarMenos mal que dice que hay que saber escribir.
Miguelito, no me hagas pasar vergüenza ajena a las siete y media de la mañana, hombre, que no son horas.
Miguel Angel, si no hubieras puesto el enlace a la página del País no creería que este decálogo fuera de verdad y lo hubiera escrito el rector de la Universidad de Salamanca. Lo que hace que cuelen muchas falsedades en internet es precisamente esto, que a veces la realidad es más increible que la pechuga de Yola Berrocal.
ResponderEliminarHace algunos años hice una intentona de cursar historia del arte ahí en tu Universidad y me sentí tratado como un baby en el jardín de infancia. Ahora parece que la cosa va más de colegi. Ya veremos dónde acabará la fiesta.
Suerte y ánimo.
Javier