Sigo leyendo y anotando sobre los textos de creación y de opinión en los cuadernos de bitácora en internet. Principalmente, para hablar de nuevos modos en la crítica literaria, como ya dejé dicho a propósito del Diario de lecturas de Vicente Luis Mora.
Una compañera me prestó hace tiempo un libro sobre estos asuntos. Es una obra colectiva coordinada por Covadonga López Alonso y Arlette Séré, Nuevos géneros discursivos: los textos electrónicos. Madrid, Biblioteca Nueva, 2003, y en sus trabajos hay cierta base conceptual útil y algunos análisis bien fundamentados.
Los contenidos de los comentarios a las entradas de un blog son, principalmente, motivo de discusión y explican la mayoría de los criterios o instrucciones de uso que un autor publica para conocimiento de sus lectores. Normas de conducta basadas en la educación, en el respeto. Pero este segundo nivel textual que conforman los comentarios presenta otros lados menos deontológicos. Por ejemplo: una entrada o post puede generar cuatro comentarios (o cincuenta y siete); pero ese espacio textual queda recogido en un nivel de comunicación subterráneo, que no aflora a la superficie del cuaderno entero, que no contagia al resto de entradas de ese cuaderno. Y no sólo esto, sino que no es habitual que en otras 'superficies' textuales, en otros cuadernos de bitácora, diarios o blogs, haya restos de la actividad textual que ha generado un comentario perdido en el espacio.
Propongo una experiencia que no es nueva: escribir comentarios sobre entradas ajenas o sobre comentarios soterrados en la superficie textual del cuaderno, de tal modo que se le da publicidad a un texto 'oculto', si merece la pena.
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