Por segunda vez, y ahora en torno a fechas tan señaladas como los días de Todos los Santos y de Difuntos, la editorial vallisoletana Deméter presenta en Extremadura una de sus novedades, esta edición del texto de Gustavo Adolfo Bécquer Tan solos los muertos. Ilustrado por Roger Olmos (Valladolid, Editorial Deméter, 2023). La conocida rima LXXIII —la 71 en el Libro de los gorriones— como ejemplo clásico de recreación de lo fúnebre, seña de identidad de este singular sello editor. Será el viernes 10 de noviembre, dentro de las VIII Jornadas Góticas de Cáceres que organizan conjuntamente las asociaciones Norbanova y Letras Cascabeleras, y cuyo programa puede verse aquí. La rima conocida por su estribillo «¡Dios mío, qué solos / se quedan los muertos!» ha sido una de las que ha ocupado más espacio a la crítica sobre la obra poética de Bécquer. Por un lado, por su historia textual, en la que destaca un manuscrito que ha sido editado modernamente, y como más reciente, una edición facsimilar que publicó su propietario Enrique Toral al cuidado de una especialista como Marta Palenque (Editorial de la Universidad de Sevilla, 2020). Por su contenido, ha propiciado algunas de las lecturas que alimentan la leyenda becqueriana y se afanan en encontrar correspondencias en sus versos con la vida del poeta, o, simplemente, ha generado lecturas muy razonables que han tenido en cuenta unos precedentes literarios tan cercanos al autor como el Diablo Mundo de Espronceda, precisamente. Lo funeral de la rima LXXIII tiene en Bécquer el contrapunto cómico-macabro de los dibujos que el poeta hizo en el álbum de Julia Espín bajo el título de Les morts pour rire, que nos ofrecen esos «muertos de risa» que juegan al tenis, hacen esgrima atravesándose la osamenta o fuman en pipa, y que editara y estudiara brillantemente Jesús Rubio Jiménez en su revista El Gnomo en 1997 y luego en su reconocido libro Pintura y literatura en Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 2006); y que pueden verse en la prodigiosa Biblioteca Digital Hispánica de la Biblioteca Nacional de España. Qué interesantísima conciencia sobre la muerte la de Bécquer que ahora me recuerda esta esmerada edición de Tan solos los muertos, como otra materialidad por mano ajena —la del ilustrador barcelonés Roger Omos— de la coexistencia artística y vital de escritura y dibujo en el gran poeta de las Rimas.
El grabado de los esqueletos es muy simpático, hace querer ser uno de ellos lo más rápido posible para divertirnos todos juntos.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Gracias por acompañarnos en este camino.
ResponderEliminarDe nada, un placer. Abrazos.
ResponderEliminar