domingo, marzo 20, 2022

El peso de la ausencia (y II)

También cuesta imaginar lo sufrido por otro notable extremeño como Bartolomé José Gallardo (Campanario, 1776-Alcoy, 1852), al que Rodríguez-Moñino dedicó un libro extraordinario: La de San Antonio de 1823. Historia de una infamia bibliográfica, que ocupó aquí por alusiones una entrada, y que debería ocupar un puesto principal el próximo año si recordamos aquello que ocurrió hará cien. En un artículo en El Restaurador, en enero de 1824, tuvo que despertar su tragedia: «Hablemos claros: yo, aún llevando la cosa hasta el último cabo, no tengo qe temer, porque no tengo qe perder. Todo cuanto mio valía algo lo perdí en Sevilla:  en Sevilla perdí todos mis trabajos literarios, perdí el fruto de 20 años de afan i vijilias, testimonio irrecusable de mi perseverante aplicazion a las letras: perdí la parte mas preziosa de la vida, la sobre-vida, la vida póstuma, la vida de la memoria honrosa a qe aspiran los amantes del saber cuando enprenden obras qe piden tantos años de tarea como ellos pueden contar de existenzia. En unas horas perdí los años de muchas vidas, qe sienpre se las promete felizes i largas, i tales se las antizipa en idea el amor ziego de padre para los hijos del entendimiento.—Buen desengaño de la nonada de los bienes humanos!!!». Conservo también la singular grafía tan identificativa de Gallardo —grande e ilustre personaje— en la trascripción de sus cuitas al pedir en 1845 al bibliotecario de la Colombina un valiosísimo manuscrito que era suyo, cuando volvió a evocar aquel episodio: «Hoi día de S. Antonio haze años q. el Populacho de Sevilla gritando ¡viva el Rei! robó á S. M. hasta su propio equipaje. En los barcos q. iban los de la Real familia, iban también los efectos de las Cortes, y á vuelta de éstos, con los de la Biblioteca, Bibliotecario yo á la sazón, mis más preziosos libros y papeles, señaladamente los trabajos literarios de toda mi vida. Todo lo perdí. De lo perdido parte fué barbaramente despedazado y roto; y tal cual cosa ha ido después deparándoseme por fortuna, ó pareziendo á fuerza de las mas esquisitas diligenzias. De todo obran hoi aqui algunos artículos curiosos en mi poder, los cuales me han sido devueltos por las personas á cuyas manos habían venido á dar.» Cuesta imaginar algo así.

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