Hoy, como en tantos países de tradición cristiana, aquí también es fiesta nacional (Ognissanti), y, como en tantos, ayer había muchos niños y niñas vestidos por halloween por unas calles cuyos escaparates mostraban señales de la presencia de esta moda norteamericana que tiene tantas conexiones con nuestras creencias atávicas y nuestros ritos vinculados a lo estacional, a la naturaleza y a la subsistencia. El otro día, mientras volvíamos en tren a Perugia, vimos un par de campos deportivos, y en uno de ellos había unos chavales jugando al fútbol con su indumentaria habitual, y algunos con una capa corta negra. Vivimos rodeados de signos externos de lo que somos en cada momento, como la costumbre aquí de celebrar la laurea (de grado o de máster) con la familia y con las amistades y pasearse por la ciudad con una corona de laurel sobre la cabeza. Parece ser que hay más partidarios de esta celebración que detractores, como en España, en donde no hay corona, pero sí la beca o el ridículo birrete. Igual que hay división de opiniones, según leo hoy en la prensa (La Repubblica, pág. 29) sobre el menú sin precio o ciego (blind menu, escribe el periódico) que en algunos restaurantes ofrecen a las mujeres que acuden invitadas. Un gesto de caballerosidad, dice Rossella Cerea, de una familia que regenta un prestigiado local con tres estrellas Michelin cerca de Bérgamo, en Brusaporto; una muestra de respeto hacia el comensal. La comensal, añado. Todo lo contrario, una falta de respeto y un anacronismo, para el maître Alessandro Pipero, con otra estrella Michelin en Roma, que añade que está obligado por ley a mostrar los precios, y que se pregunta que, si la mujer puede leer los precios fuera del restaurante, ¿por qué no dentro? Parece que la «polémica» se ha difundido gracias a un comentario —en contra, claro— de Agustina Gandolfo, una modelo «fashion blogger» que es la novia del futbolista del Inter de Milan Lautaro Martínez. Por lo que he deducido de la crónica, esto solo pasa en los restaurantes de mayor categoría, así que no parece lo más natural que las mujeres paguen cuentas tan altas. ¡Ay! Después de unos días soleados y apacibles, hoy amaneció gris y húmedo, como sigue esta tarde ya casi noche a las cinco y cuarto aquí en Perugia que predispone a una deseable melancolía. Víspera de Difuntos.
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