¿Cómo podría agradecer a Carlos Galilea y a su Cuando los elefantes sueñan con la música (Radio 3) lo que me regala todas las sobremesas? Yo suelo estar a mis cosas: como, leo el periódico, termino de comer, recojo, y él sigue con sus Chico Buarque, Marisa Monte, Pat Metheny, Caetano Veloso, João Gilberto, António Carlos Jobim… O Paolo Fresu y su Musica da lettura, que es un regalo para los oídos. Un regalo y un privilegio. Un disfrute poder compartirlo. Poder compartir un concierto en Bolonia, en una biblioteca que conocí hace años —la Biblioteca Comunale dell’Archiginnasio—, un concierto que puede seguirse aquí íntegro, si alguien quiere enriquecerse durante hora y pico; y del que a mí la otra tarde Galilea me puso alguna pieza, como el sublime himno «Abide with me», que también puede escucharse aquí, si uno tan solo tiene cuatro minutos y poco para darse gusto —en el concierto de Bolonia está en el minuto 63, pues así se cierra—, con una entradilla como esta: «Esistono melodie che travalicano tempi e geografie. Parole che toccano dentro facendoci sentire uguali e uniti oltre le fedi. Abide with me è una di queste». El fliscorno es de Paolo Fresu, el bandoneón de Daniele di Bonaventura —dignos de ver son sus trances interpretativos—, el piano de Dino Rubino, el contrabajo de Marco Bardoscia y el cuarteto de cuerdas es de Alborada (Sonia Peana, Anton Berovski, Nico Cirigugno y Piero Salvatori, violines, viola y violonchelo), y la participación especial en aquel concierto boloñés del actor y autor teatral Alessandro Bergonzoni. Su escucha, además del «directo» de la otra tarde, me ha parecido ayer y hoy la mejor manera de seguir celebrando superar lo sucedido hace un año; y desear lo mejor en todo este ruido de la política insana, de las malas formas. O poder decir, como Manuel Vicent hoy, «piensa solo en nubes rosas, piensa en las flores».
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