No es la primera vez, claro, que aludo a esta fecha que tantos tenemos en la memoria por aquella atrocidad del 11 de marzo de hace diecisiete años. El correr del tiempo, las circunstancias, como suele pasar, llevan a relacionar un hecho con otro distinto y coincidente en la misma fecha. Ocurrió —y ocurre— con el aniversario del nacimiento del poeta Juan Meléndez Valdés un 11 de marzo de 1754, hace doscientos sesenta y siete años. Lo mencioné ayer en clase. Por culpa de la atrocidad, siempre me acuerdo. O con el exacto centenario del nacimiento de Astor Piazzolla (1921-1992), que en estos días se evoca en periódicos y en emisoras de radio. Ayer mismo por la tarde estuve escuchando la música del compositor argentino. Ayer también pensé en el once de marzo del pasado año, y también fue especial por ser el día que presentamos aquí en Cáceres —resultó ser el último acto literario público antes del confinamiento— la edición de los ensayos sobre Ferlosio de Gonzalo Hidalgo Bayal que propició la editorial La Moderna. Y en este reciente once de marzo también he leído en clase versos de Octavio Paz. Y en el periódico una entrevista de un catedrático de Filosofía de la Universidad de Barcelona de mi quinta, Josep Maria Esquirol, que fue Premio Nacional de Ensayo con La resistencia íntima. Ensayo de una filosofía de la proximidad (2015), y que ha publicado ahora Humano, más humano. Una antropología de la herida infinita (Acantilado, 2021), en el que defiende procurar ser feliz con poco. Viene a decir que después de tantos años el estoicismo sigue estando en la boca de unos cuantos que de vez en cuando tienen voz para decirlo. Así lo hace, en un periódico de gran difusión y gracias a Carles Geli, un profesor y escritor como Esquirol que considera que la sociedad actual no promueve los afectos, y que nos dedicamos —esto lo digo yo— a esparcir exabruptos y muestras de odio o desafecto hacia los demás. Me apunto a que la educación es evitar la tibieza o indiferencia ante los asuntos grandes de la vida; y puedo asegurar que en una clase de literatura son muchos. Todos los días. Calle del Olmo, ciudad monumental de Cáceres. Ayer por la noche. El afecto y el paseo diario por un espacio amable, como quiere Esquirol.
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