De un patio a otro. Que los beneficios de la venta de este libro vayan a parar a una oenegé como «Sonrisas en acción» dice algo de su autora. Que esta autora naciese y jugase en la Plaza de San Juan de Cáceres también. Pilar Bacas es una de esas personalidades de la sociedad civil cacereña que es imprescindible, y cuyas aportaciones a lo largo de muchos años al bienestar común han sido numerosas y de gran valor. Profesora, escritora, divulgadora, activista, historiadora, perteneciente a una familia de Cáceres notable e influyente en su configuración social en años cruciales del siglo pasado, Pilar ha dejado en esta novela, Patio en sombra (Madrid, Editorial Catriel, 2020), buenas porciones de su perfil, variado y rico. Está, por supuesto, la escritora; pero también la investigadora en documentación histórica, en este caso familiar —como cuando escribió con su tía sobre su abuelo León Leal (1881-1959) o cuando nos mostró quién fue el ingeniero naval Darío Bacas (1845-1913). Un pasado familiar que desempolva para montar en este libro una ficción basada en los hechos reales protagonizados por personas de su familia paterna, un sobrino de su padre que había estado en la cárcel por un turbio asunto relacionado con el estraperlo de harina en la posguerra. Patio en sombra es una especie de crónica o de transcripción íntima, de los adentros mentales de una burguesía acomodada en el franquismo. Los personajes toman la palabra para decir lo que no se atreverían a decir en público. Pilar Bacas, pues, les da voz y compone un carrusel que es la base técnica de su obra. Aquí está lo que a mí me interesa, sin menospreciar el relato de unos hechos de un tiempo tantas veces narrado y también desde vivencias cercanas. Pilar ha construido su historia en cuatro partes (I. A media voz. II. Presagios. III. En la línea quebrada. IV. Tiempo para la memoria.), en las que ha recogido cinco registros principales: Ventura Castro, que es un anciano de ochenta y cinco años ingresado en un hospital —ocupa el eje temporal de 1985— y que estuvo afectado por la historia remota de un inspector de Abastos, Alfonso Madrigal, casado con Madela López de Ribera, y con dos hijos, Moncho y Luchi, que se llevan unos cuatro años, y que son quienes intentan explicar sus vidas, desde su niñez y juventud, 1935 o 1939, 1940 o 1942, hasta los años noventa del siglo pasado. Así, el índice de esta novela sirve como una trama de fechas y nombres que se echa sobre la historia. Creo que Pilar Bacas resuelve bien, en general, lo que pretende; pero el gran escollo es un juego de voces que a veces no se distinguen estilísticamente ni por la edad ni por la personalidad, y en las que se nota mucho la presencia de un narrador omnisciente que se superpone a las diferentes primeras personas que van componiendo este interesante relato. Admirable, en cualquier caso, el empeño; y muy sugerente el patrón del personaje de la esposa y madre, de Madela, uno de los mejores entre todos; y muy sutiles algunas presencias —Delia, la criada, sí—, como la de Lorenzo. El patio en esta novela, triste y húmedo, y siempre en sombra (pág. 235), es el lugar del que parten los recuerdos de alguno de los personajes, y es el espacio en el que Pilar Bacas ha querido fijar esta manera suya tan personal de escribir sobre la memoria de lo suyo.
lunes, enero 04, 2021
Patio en sombra
De un patio a otro. Que los beneficios de la venta de este libro vayan a parar a una oenegé como «Sonrisas en acción» dice algo de su autora. Que esta autora naciese y jugase en la Plaza de San Juan de Cáceres también. Pilar Bacas es una de esas personalidades de la sociedad civil cacereña que es imprescindible, y cuyas aportaciones a lo largo de muchos años al bienestar común han sido numerosas y de gran valor. Profesora, escritora, divulgadora, activista, historiadora, perteneciente a una familia de Cáceres notable e influyente en su configuración social en años cruciales del siglo pasado, Pilar ha dejado en esta novela, Patio en sombra (Madrid, Editorial Catriel, 2020), buenas porciones de su perfil, variado y rico. Está, por supuesto, la escritora; pero también la investigadora en documentación histórica, en este caso familiar —como cuando escribió con su tía sobre su abuelo León Leal (1881-1959) o cuando nos mostró quién fue el ingeniero naval Darío Bacas (1845-1913). Un pasado familiar que desempolva para montar en este libro una ficción basada en los hechos reales protagonizados por personas de su familia paterna, un sobrino de su padre que había estado en la cárcel por un turbio asunto relacionado con el estraperlo de harina en la posguerra. Patio en sombra es una especie de crónica o de transcripción íntima, de los adentros mentales de una burguesía acomodada en el franquismo. Los personajes toman la palabra para decir lo que no se atreverían a decir en público. Pilar Bacas, pues, les da voz y compone un carrusel que es la base técnica de su obra. Aquí está lo que a mí me interesa, sin menospreciar el relato de unos hechos de un tiempo tantas veces narrado y también desde vivencias cercanas. Pilar ha construido su historia en cuatro partes (I. A media voz. II. Presagios. III. En la línea quebrada. IV. Tiempo para la memoria.), en las que ha recogido cinco registros principales: Ventura Castro, que es un anciano de ochenta y cinco años ingresado en un hospital —ocupa el eje temporal de 1985— y que estuvo afectado por la historia remota de un inspector de Abastos, Alfonso Madrigal, casado con Madela López de Ribera, y con dos hijos, Moncho y Luchi, que se llevan unos cuatro años, y que son quienes intentan explicar sus vidas, desde su niñez y juventud, 1935 o 1939, 1940 o 1942, hasta los años noventa del siglo pasado. Así, el índice de esta novela sirve como una trama de fechas y nombres que se echa sobre la historia. Creo que Pilar Bacas resuelve bien, en general, lo que pretende; pero el gran escollo es un juego de voces que a veces no se distinguen estilísticamente ni por la edad ni por la personalidad, y en las que se nota mucho la presencia de un narrador omnisciente que se superpone a las diferentes primeras personas que van componiendo este interesante relato. Admirable, en cualquier caso, el empeño; y muy sugerente el patrón del personaje de la esposa y madre, de Madela, uno de los mejores entre todos; y muy sutiles algunas presencias —Delia, la criada, sí—, como la de Lorenzo. El patio en esta novela, triste y húmedo, y siempre en sombra (pág. 235), es el lugar del que parten los recuerdos de alguno de los personajes, y es el espacio en el que Pilar Bacas ha querido fijar esta manera suya tan personal de escribir sobre la memoria de lo suyo.
Si me permites añadiré que, desde mi punto de vista, un aspecto brillante de la novela es que la autora consigue que el momento histórico en que se desarrolla, -la postguerra con sus carencias e incertidumbres-, impregne por completo el relato; y ello se traduce en la falta de alegría ambiental, en la soledad y en un cierto desamparo que se percibe en los personajes principales.
ResponderEliminarTal vez por eso Pilar Bacas la ha titulado Patio en sombra. Un patio lo imaginamos con sol, plantas y flores. Sin embargo, ese patio en el que suceden los hechos no tiene nada de eso. Es un Patio en sombra.
Nieves Sevilla Nohales
nnohales@hotmail.com
Gracias por tu comentario, Nieves. Me parece una observación muy pertinente sobre el tratamiento de ese momento histórico por parte de Pilar Bacas y sobre la explicación del título de su novela.
ResponderEliminar¡Muchas gracias a los dos!
ResponderEliminarUna reseña fantástica Miguel Ángel. Uno de los personajes del libro ha sido fundamental en mi vida, por lo que además de disfrutarlo me ha emocionado muchísimo. Un abrazo
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