Lo recogí esta mañana. Ya lo he escuchado tres veces. Es como si la voz de esta mujer llegase del cielo. Yo nunca había sentido la música como una caricia. Sí como un arrullo, una exaltación, un revulsivo o la confirmación de una certeza. Hoy ha llenado mi casa con las manos de su canto recorriendo con generosidad partes de mi cuerpo como mis brazos o mi cuello, como quien se lanza amorosa para tocarle a uno. Sábado 7. Ojalá un día vea una voz así trascendida en otra forma y pueda abrazarla y decir por qué escribí esto un sábado de noviembre. Sábado 7. Segunda entrega del día.
sigue escuchándola si eso te hace feliz y entero
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