domingo, agosto 18, 2019

Pan y prensa


I. Disgustos con Plácido. Es interesante el debate que hoy plantea Carlos Yárnoz, el defensor del lector de El País sobre el caso de Plácido Domingo. Al periódico le han llovido las críticas por difundir acusaciones anónimas, por no contrastar la noticia, a pesar de que la fuente haya sido la prestigiosa agencia Associated Press y del valor noticioso de un hecho que afecta a un gran artista que ha declarado que los parámetros con los que hoy tratamos el acoso «son muy distintos de cómo eran en el pasado». II. En la página vecina Olivia Muñoz-Rojas titula su columna «Conducir» y me he acordado de mi hermano Josemari, que sostiene que el automóvil es una prolongación del pene, y no le falta razón, que comparte la investigadora y escritora: «Desde el movimiento futurista y aquellos poemas de Marinetti en los que veneraba la máquina y la velocidad, resaltando su dimensión erótica, incluso afrodisíaca, la industria del automóvil se ha encargado de totemizar el coche y convertir la conducción en expresión de libertad y poderío (masculino)». III. Mi compañera Victoria Pineda me ha hecho últimamente dos buenas recomendaciones: la poesía de José Luis Parra —ya he leído Tiempo de renuncia (Pre-Textos, 2004) y De la frontera (Pre-Textos, 2009)— y los cuentos de Guadalupe Nettel —Pétalos y otras historias incómodas (Anagrama, 2008). De la escritora mexicana me he encontrado esta mañana muy gratamente con el relato «Los últimos días de Ulises», en El País Semanal, y me he acordado de que Victoria me dijo que algunos de sus textos le parecieron excelentes, pero perturbadores. Lo he suscrito hoy. IV. Lástima. En el Hoy, una necrología muy sentida de Pakopí sobre Luis Costillo en la que repasa los lugares y las cosas de Badajoz en las que el amigo sigue presente de un modo u otro. «A pesar de todo —finaliza su texto—, cuánto vamos a echarte de menos, Luis… ¡Me cago en la pena negra…!». Pan y prensa.

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