Por estas fechas los periódicos suelen hacer recuento y relación de sucesos, hechos memorables, fallecimientos o las siempre controvertidas listas de los mejores libros publicados en los diferentes géneros a lo largo de todo el año. Yo, por estas fechas, intento poner orden en los papeles y libros, repensar en todo lo que tengo pendiente, y colocar definitivamente todos esos volúmenes leídos durante más de un año y de los que no he tenido tiempo de anotar nada aquí, a pesar de mis pretensiones, incluso a pesar de mis notas escritas, que van alargando hacia abajo un documento que no sé qué será de él. En la imagen hay solo una muestra de algunos de los muchos motivos por los que he dejado de hacer algo, como salir al cine o a tomar una cerveza, ver una serie en casa o hacer limpieza en el trastero, para dedicarme a leer por el gusto de leer. Del año pasado arranca la lectura de libros como El camino del alba (Tusquets Editores, 2017), de Alfonso Alegre Heitzmann, o Como aire africano (Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2017), de Liborio Barrera. Son libros de los que no descarto escribir aquí, porque son ejemplos de esas lecturas que han propiciado apuntaciones que pueden tomar la forma debida; muy sugerentes ambos, uno por su discurso poético, artístico, reflexivo —merecedor de unas certeras palabras de una de esas notorias pérdidas de 2018: Francisco Calvo Serraller («Alba», en El País, martes 11 de abril de 2017, pág. 26)—, y el otro por ser un diario que da gusto leer de alguien que dedica su tiempo a hacer lo que yo admiro, y que, además, escribe sobre ello: viajar, escuchar música, leer, tomar nota de la realidad, incluso de su propia forma de ser («Este eres tú», pág. 123). En 2017 también se quedó la edición bilingüe publicada por Abada Editores de La moneda del tiempo, de Gastão Cruz, en traducción de Miguel Casado, que ha sabido trasladar esta forma de lenguaje que viene «da meia claridade», del poema traducido como «La sombra primera» («A sombra inicial»). Y a Abada —y a Miguel— debo también el envío, ya en este año, del volumen que incluye los Ortónimos 1902-1913, de Fernando Pessoa, es decir, aquellos textos no atribuidos por el lisboeta a ninguno de sus heterónimos, en edición bilingüe con notas de Juan Barja, y prólogo de Miguel Casado. Este no está en la imagen, igual que Periferias: letras del oeste. Ensayos sobre literatura extremeña del siglo XX, que reúne buena parte de lo mucho escrito por Manuel Simón Viola Morato sobre la literatura en Extremadura del siglo pasado. O la edición que compré, tirada de precio y como salida de imprenta, de Los pueblos. La Andalucía trágica y otros artículos (1904-1905), que preparó José María Valverde para la colección Clásicos Castalia en 1987. Hay más, claro.
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