lunes, diciembre 17, 2018

Desastres

Un desastre. La violenta discusión a voces entre dos hermanas a causa de un padre dependiente y que traspasa el fino tabique de la habitación de hotel en la que un hombre escribe. El malentendido que provoca el torpe que no sabe dónde tiene la mano derecha. El pequeño desastre de no encontrar el libro que alguien busca porque ha prometido prestárselo a la mujer que ama. La pérdida, aunque sea momentánea, de un objeto muy querido y lo mal que se pasa. Desastres insignificantes y pequeños. Aquellos a los que se responde siempre «—Venga, no pasa nada»; tan inocuos que luego hacen que nos sintamos mal por haberles dado importancia al compararlos con los desastres graves y terribles, los que realmente marcan una vida. Un desastre. Confundir «Pastor que con tus silbos amorosos» con un verso de Garcilaso. Quedarse sin palabras porque alguien ha decretado a su modo que no merece la pena hablar más de lo ocurrido. Un recorte de prensa muy interesante en el que no se anotó al margen la fecha del periódico. No haber sabido leer bien la carta de un amigo ni el requerimiento de un juzgado. El que encuentra una mano derecha que no es la suya.

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