martes, marzo 20, 2018

Pezón


Tengo reciente el grato recuerdo de la lectura de nueve líneas —en total, cuarenta y tres palabras, una cifra (800) y un símbolo (€)— que fueron los nueve aforismos de Jonás Sánchez Pedrero que se publicaron en la novena y última entrega de la colección poética ideada por Antonio Gómez 3 x 3 (Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2010-2017), que el pasado octubre presentamos en Mérida, cuando conocí en persona a Jonás, de cuya obra escribí aquí. Cuando leía Pezón, un libro que contiene cuatrocientos veinte aforismos, diez por página —mis referencias serán en romano al texto y en arábigo a la página—, pensé en encontrarme los nueve conocidos; pero no. No hay ninguno (solo «Somos el límite de un posesivo» —VII, 39— podría ser considerado reescritura de «En el límite nace el posesivo» que se publicó en 3 x 3). Me ha encantado sumergirme en la lectura de este libro leve y breve, denso y centro, como su título y signo («Como un dardo convertido en diana, como una punta que viaja, el pezón, ojo sin dueño, no es 'ojo porque tú lo veas, es ojo porque te ve'. Así, la turgencia que culmina un pecho se antoja paradigma de la aforística. Certero, evocador, más allá del tacto y la fonética, provoca, sugiere, vigila», se lee en la cuarta de cubierta), un pezón. La fotografía de cubierta de Leinad Rodiger es todo un aforismo, certero, suficiente y sugerente. Son estas algunas de las cualidades de los textos de Jonás Sánchez Pedrero; aunque en tan largo recorrido de más de cuatrocientos pespuntes haya más de una ocurrencia. Por ejemplo, «Tenía desprendimiento de rutina» (X, 37), que me preocupa. Llevo años dando vueltas a esta obsesión mía de hallar historias originales que suelo anotar, como la de un viejo pescador llamado Santiago que pugna por un pez que captura y que, al cabo, se comen los tiburones; o la de la tontería —con perdón de Jonás— de un «desprendimiento de rutina» que quería aprovechar para algo y que conté un día a unos amigos antes de haber leído nada de este Pezón. No sé si el texto más largo es uno de once palabras (IX, 45) y los más cortos los de dos: «Olvidar duele» (IX, 25) y «Compro dinero» (VIII, 32). Sé que me ha gustado, por ejemplo, «La vida ocurre cuando no mira nadie» (VII, 35), que no acabo de hacerme con el de «La novedad nace en 1867» —lamento mi escasa listeza— y que algunos son endecasílabos. Y sé que los textos de Jonás Sánchez Pedrero son como las poldras de las que uno puede servirse para ir de lo que ayer supo a lo que hoy sabe. Un poquito más. Y así, paso a paso. «El disparo y la caricia nacen del mismo dedo» (I, 6).

Jonás Sánchez Pedrero, Pezón. Ediciones del Ambroz, 2018.

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