domingo, agosto 19, 2012

Funcionarios


El jueves estuve en Tesorería General de la Seguridad Social de Cáceres, en las oficinas del Paseo de Cánovas (Avenida de España, 14), del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Sentado frente a la mesa de la funcionaria que me atendió pude ver pegado en un panel el cartel que ilustra esta entrada y en otro lugar un folio impreso con la frase "No más recortes". Fue el decorado de aquellos puestos en los que trabajaba en torno a una veintena de personas en atención al público. El trato fue exquisito y la gestión eficaz. Tanto por parte de la funcionaria aludida como por el segundo funcionario que me atendió en otra gestión. Incluso la persona que estaba en información me solucionó una espera más larga de lo normal por un problema técnico que me permitió, empero, comprobar cómo el tiempo que pasaba desde que un usuario extraía su número y la llamada para ser atendido no superó en ningún caso los cinco minutos, y en varios fue de menos de cincuenta segundos. Estamos en agosto, sí, y hay menos público; pero también vivimos un tiempo en el que los funcionarios tenemos que soportar el desprecio de muchos —y del propio Estado que nos sisa derechos que ha costado mucho tiempo y muchos esfuerzos conseguir. Allí se palpaba orgullo por el desempeño de unas funciones y una responsabilidad laboral reivindicativa; y me pareció extraordinariamente saludable. Pienso ahora en la fuerza de tantos. De policías, de profesores, de bomberos, de funcionarios de prisiones, o de agencias tributarias, o de la seguridad nuclear y protección radiológica, de jueces, de médicos, de diplomáticos, de conserjes, de bibliotecarios, de agentes de tráfico, de funcionarios municipales... Ninguno nombrado a dedo. Paralizaríamos el país sin violencia alguna.

2 comentarios:

  1. Tampoco hay que santificarlos, que ya sabemos por qué están muchos funcionarios, y más en Cáceres. Dedazos por amiguismo y sobre todo por lazos familiares. Y que se han creído una casta superior por mucho tiempo, no hay duda. Otra cosa es que la derecha recurra al populismo, a la envidia y a los malos instintos para dividir a los trabajadores.

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  2. A pesar de las excepciones del dedazo, y de la negatividad de algunos creo que este poner de relieve lo positivo ayuda a decirles a los poderes fácticos que lo público no es tan malo. Me parece oportuno este apunte de lo bueno en la función pública para contrarrestar la demonización de ella por el lado contrario. Gracias Miguel Angel por esta observaciones que, aunque parezca lo contrario, no son excepcionales.
    Un saludo. Tino

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