sábado, octubre 29, 2011

Si te dicen que caí

"Cuenta que […]" Así, con tanta intención, empieza Si te dicen que caí, la monumental novela de Juan Marsé, un nombre que yo siempre escribo con dificultad por la reverencial postura que adopto cuando lo hago. Y "Cuenta Juan Marsé […]" es el comienzo de la introducción, con esa intención, de esta edición de la novela que firma Ana Rodríguez Fischer y que publicó hace tiempo Ediciones Cátedra en dos volúmenes enfundados en un estuche. La editorial, con buen criterio, dio carácter extraordinario a una obra extraordinaria en la historia de la novela del último tercio del siglo XX escrita por un autor vivo. Vivo y activo. He disfrutado (sic) como un crío con un balón (sic) o como Java contando aventis con la lectura (sic) del aparato crítico, la bibliografía, y la introducción de esta edición de Si te dicen que caí, la novela con la que Marsé ganó el Premio Internacional de Novela "México" en 1973 y que no se publicó en España hasta que no se murió Franco. Para más detalles, el epígrafe "La increíble historia de una novela" de la introducción al libro, por el que pueden conocerse las vicisitudes de lo escrito por Marsé y cómo le robaron el sol de sus esquinas. A esta edición de esta magnífica novela llego tarde. Fue novedad hace casi un año, y lo supe; sin embargo, es ahora cuando la he leído, gracias a uno de sus autores, Marcelino Jiménez León. Yo sigo en mis trece. Que no hay que ser el primero en dar; y que hay que dar bien. Bien. Pues bien; me ha interesado mucho (sic) el volumen II, que contiene el aparato crítico, con las variantes entre la primera edición española de 1976 —la mexicana de 1973 no hubo por dónde cogerla— y la de 1989, a las que ahora se suma la revisión del autor que autoriza esta "Nueva versión corregida y definitiva (2010)". ¿Definitiva? Lo dudo. La obra de Juan Marsé —en palabras de Dionisio Ridruejo, el hombre menos afectado del mundo— es uno de los problemas filológicos contemporáneos más apasionantes. La edición de Ana Rodríguez Fischer y Marcelino Jiménez León muestra, por ejemplo, cómo Marsé reescribe lo dicho en A (1976) y en B (1989) y cómo vuelve a lo escrito en A después de haber corregido en B. Como para no disfrutar como un crío.

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