lunes, febrero 07, 2011
Luna y ciencia nocturna
Ando escribiendo sobre pájaros. Un artículo sobre el motivo del pájaro cautivo en la poesía del siglo XVIII. Sobre mi mesa, el libro de Salvador Novo Las aves en la poesía castellana, que reeditó el Fondo de Cultura Económica en 2004 con motivo del setenta aniversario de la editorial; también están por aquí las Variaciones sobre el pájaro y la red de José Ángel Valente, y el Retablo de pájaros literarios y morales de José María Gª-Casillas (Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2004). No es que estén directamente relacionados con el objeto último de mi ensayo, pero es formativa bibliografía complementaria. Vamos, que acompaña. Y ahora se posa sobre la mesa, en una coincidencia muy grata, el nuevo libro de poemas de Santos Domínguez, Luna y ciencia nocturna (Barcelona, Icaria editorial, 2010), que fue Premio Alegría el pasado año, como ya recordé. Y es que el libro de Santos va de pájaros poéticos, más o menos reales, como los de "Flamencos en Los Caños", el poema que cierra la primera sección del libro; o más o menos simbólicos, como los que vuelan a lo largo de toda la obra, presentes en casi todos los poemas. Pájaros, poetas, ángeles, alas, poetas, pájaros. La cita del escritor turco Enis Batur que encabeza el libro desvela la procedencia del título: "La poesía es luna y ciencia nocturna". Son palabras del autor del recomendable por agradable librito Las bibliotecas de Dédalo (Madrid, Errata naturae, 2009) en el que puede encontrarse algo muy aplicable a la obra de Santos Domínguez: "Soy un lector —dice más o menos Pascal Quignard—, son mis lecturas las que determinan lo que escribo". Porque es otro libro de Santos lleno de literatura vivida (leída), y lleno, como otros, de otros modos artísticos, como la pintura o la música, en la sección segunda y central. Por eso, la poesía de Santos Domínguez puede resultar tan ilustrativa para enseñar literatura. Es opaca sentimentalmente; pero diáfana culturalmente. Puede seguirse su rastro en el inmenso árbol de la cultura, por lo que enriquece a quien se aventure en su pesquisa tras la primera lectura. Parece que el poeta oculta, que los poemas se enfoscan en las muchas referencias literarias y culturales; pero no. Hay una voluntad contenida de incitar al lector a indagar en la lectura. Por eso los títulos de los textos, por eso los lemas que encabezan sin excepción todos los poemas y las secciones —una constante en la poesía de Santos Domínguez—, y por eso el reguero de referencias implícitas en los poemas a las obras de otros poetas, a la estela del vuelo de otros pájaros. No puedo detenerme en la cantidad de títulos, de versos, de homenajes, que encuentro en estos poemas de Luna y ciencia nocturna, como si fuese transcendida sopa de letras. Cuando sea, resultará un ejercicio didáctico y edificante.
Muchas y enésimas gracias, Miguel Ángel, por tus palabras.
ResponderEliminarMe hace gracia eso de que mi poesía es opaca sentimentalmente.
Puede ser, pero este no es sitio para discutirlo.
Un abrazo.
Santos