sábado, octubre 16, 2010
En la Biblioteca de la Universidad de Oviedo
Ayer, en Oviedo, en el Café JL de la calle Ramón y Cajal, leía en La Nueva España una entrevista con Ramón Rodríguez, el director de la Biblioteca de la Universidad de Oviedo, que ha sido nombrado "Llanerense del año" y que venía fotografiado en Posada de Llanera, el mismo con el que, unas horas después, iba a estar a punto de chocar a la salida de la biblioteca que dirige. De no haber sido por la lectura de la prensa local en un bar lleno de humo a las nueve de la mañana, no habría sabido que aquel era Ramón Rodríguez, autor, además, de una historia de La Biblioteca de la Universidad de Oviedo, 1765-1934, su tesis, creo, publicada en 1993. Salía yo, pues, de su impresionante biblioteca después de que su jefa de sección nos la mostrara, incluyendo el despacho de Ramón Rodríguez, que alberga en sus estantes valiosas colecciones, como los fondos de los condes de Toreno, la sección de raros o la colección de La Gineta, relacionados con el mundo del caballo...; un magnífico tesoro. Habló la bibliotecaria de algunas de las joyas —hay una veintena de incunables—, entre las que se encuentra el bello manuscrito de la Relación del viaje de Fray Diego de Ocaña por el Nuevo Mundo (1599-1605), que perteneció a Bartolomé J. Gallardo, y del que acaba de salir una edición moderna, introducida y anotada por Blanca López de Mariscal y Abraham Madroñal (Iberoamericana, Vervuert, 2010). Mostré interés por ese curioso texto y le hablé de esa reciente edición, y, para mi sorpresa, me invitó a acompañarla a su despacho y me mostró el original de fray Diego de Ocaña, el fraile del Monasterio de Guadalupe. Lo tuve en mis manos y pude comprobar la belleza de sus dibujos, la claridad de su letra, la minuciosidad del relato... Salí de allí y de inmediato acudí a contarlo a mis colegas editores universitarios, con quienes culminé una sesión de trabajo fructífera, como todas, y que tuvo tan gustoso colofón.
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